Tecnología
¿Dónde y cómo será la segunda superfactoría de IA de España?

Santiago de Compostela acogerá 1HealthAI, segunda superfactoría de IA en España: 82 millones, foco salud y acceso a cómputo avanzado, seguro.
La nueva superfactoría española de inteligencia artificial se ubicará en Santiago de Compostela, dentro del Centro de Supercomputación de Galicia (CESGA). El proyecto, bautizado 1HealthAI, nace como una infraestructura pública de alto impacto con foco en ciencias de la vida y salud: un superordenador optimizado para IA, una plataforma de desarrollo con herramientas y soporte experto, y un acceso reglado para empresas, hospitales y grupos de investigación. Es el segundo gran polo nacional de “fábricas de IA” tras Barcelona y consolida a España en la primera línea de la red paneuropea de supercomputación aplicada.
La hoja de ruta es clara: 82 millones de euros de inversión, gobernanza compartida entre Europa, Estado y Xunta, y puesta en marcha operativa en el horizonte de 2026. No será un simple “centro de datos” con GPUs, sino un ecosistema: cómputo masivo para entrenar y ajustar modelos, servicios de MLOps, ingeniería del dato, formación especializada, acceso remoto seguro y acompañamiento técnico desde la idea hasta la validación. El objetivo es tangible: facilitar que desde un hospital comarcal hasta una biotecnológica emergente puedan desarrollar soluciones de IA de forma rápida, segura y coste-eficiente, con estándares europeos y sin la barrera del precio de la GPU comercial.
España tendrá su segunda superfactoría de IA
Ubicación, alcance y por qué allí
Santiago de Compostela encaja por antecedentes y por comunidad. El CESGA, con décadas de experiencia en HPC y servicios científicos, opera hoy un ecosistema consolidado de usuarios de Galicia y del noroeste peninsular. Allí vive FinisTerrae III, una infraestructura que ha demostrado solvencia en meteorología, genómica, dinámica de fluidos, epidemiología computacional o análisis de imagen, y que ha ido incorporando GPU de última generación y redes de interconexión de baja latencia para cargas intensivas. Ese terreno ya abonado reduce la incertidumbre del arranque y facilita que 1HealthAI nazca con un tejido de usuarios real, no sobre la nada.
El aterrizaje en el CESGA implica infraestructura física preparada, personal cualificado en sistemas distribuidos, seguridad de datos y soporte de usuario, y —clave— relaciones con hospitales, universidades y centros tecnológicos. No es un detalle menor en una factoría de IA con foco sanitario: la cercanía a biobancos, consorcios clínicos y redes de investigación traslacional agiliza los acuerdos de uso de datos, los ensayos con cohortes reales o sintéticas y la tramitación ético-legal. En términos de red, Galicia se convierte en nodo especializado dentro del mapa EuroHPC, con Barcelona como polo generalista y Santiago como polo sectorial en salud y vida.
La elección no responde solo a la capacidad técnica. Hay un componente de política industrial: diversificar la supercomputación aplicada en territorio español, ampliar la base de usuarios, y crear una especialización inteligente que conecte con fortalezas regionales (biotecnología, agroalimentación avanzada, recursos marinos, envejecimiento saludable). La factoría no “trae” demanda de fuera; acelera la que ya existe y la organiza con reglas, ventanilla única y métricas de impacto.
Cómo será por dentro
Músculo de cómputo y servicios útiles
La superfactoría se articulará alrededor de un nuevo supercomputador específico para IA y de una plataforma de desarrollo “afinada” para ciclos cortos de experimentación. Hablamos de clusters GPU densos, interconexión de alta velocidad (Infiniband), almacenamiento de alto rendimiento para datos calientes y fríos, y una pila de software madura: orquestación de contenedores, gestores de colas, entornos reproducibles, y herramientas listas para producción con PyTorch, TensorFlow, bibliotecas de entrenamiento distribuido, frameworks para RAG y IA generativa, y pipelines de MLOps con trazabilidad de experimentos. A su alrededor, un catálogo de servicios que va más allá del hardware: refuerzo en diseño de experimentos, optimización de hiperparámetros, evaluación de sesgos, auditoría de seguridad, documentación y formación.
El diseño está pensado para minimizar fricciones. Acceso remoto seguro con distintos perfiles de usuario (investigación, empresa, administración), proyectos con cupos de cómputo asignados por convocatorias públicas, soporte técnico de proximidad y una ventanilla para propiedad intelectual y transferencia. La palabra clave es acompañamiento: no basta con horas de GPU; hace falta mano experta que convierta una idea prometedora en un modelo validado, y de ahí a un prototipo operable en sistemas hospitalarios, plataformas industriales o servicios públicos.
Una fábrica para ciencias de la vida
La identidad de 1HealthAI es sanitaria por diseño. El menú de casos de uso esperados incluye imagen médica (diagnóstico asistido en radiología y anatomía patológica, detección de anomalías con modelos generativos), secuenciación y genómica clínica (priorización de variantes, predicción de estructura y función, cohortes sintéticas para investigación), farmacología computacional (cribado virtual, diseño de moléculas guiado por IA, análisis de seguridad), epidemiología (simulaciones, detección precoz de brotes, modelos de propagación), y gestión hospitalaria (optimización de flujos, predicción de demanda, camas, urgencias). El enfoque One Health amplía el radio: agroalimentación de precisión, control de plagas y enfermedades animales, sostenibilidad de recursos marinos y trazabilidad alimentaria.
Este sesgo sectorial no significa exclusión de otros ámbitos. Cualquier actor con proyectos de IA intensiva —reconocimiento industrial, gemelos digitales, procesamiento del lenguaje para archivos y documentación, ciberseguridad con detección de anomalías— encontrará cabida, siempre que cumpla las reglas de acceso, privacidad y interés público de una infraestructura europea. La especialización, más que cerrar puertas, orienta la inversión en talento y bibliotecas optimizadas para los problemas que más traccionan en el territorio.
Acceso, soporte y reglas del juego
El esquema de acceso seguirá estándares europeos: convocatorias periódicas que asignan recursos de cómputo, criterios de evaluación transparentes (mérito científico, impacto industrial, preparación del equipo, madurez técnica), cláusulas de ética y protección de datos claras, y mecanismos de seguimiento de resultados. En la práctica, pymes y hospitales podrán solicitar horas de cómputo sin coste y servicios de soporte cuando el proyecto esté bien planteado y aporte valor verificable. Habrá, también, acuerdos de colaboración con empresas tecnológicas para acelerar la transferencia, con la condición de respetar las reglas de interoperabilidad y reproducibilidad que pide la red EuroHPC.
Para integrarse sin fricciones con sistemas sanitarios, la factoría incorporará canales de carga segura de datos, herramientas de pseudonimización y de-identificación, y entornos de trabajo aislados para proyectos sensibles, con control de accesos, registros de actividad y evaluaciones de riesgo. El objetivo es permitir que un servicio de salud pueda experimentar con modelos robustos sin comprometer la confidencialidad clínica ni perder el control sobre sus datos.
Calendario, inversión y gobernanza compartida
El presupuesto se sitúa en 82 millones de euros, con un reparto ya definido entre fondos europeos, Gobierno de España y Xunta de Galicia. La planificación fija el despliegue durante 2026, en paralelo con la expansión de las AI Factories europeas. La gobernanza partirá de la fundación CESGA, de carácter público-privado, con participación del CSIC y de la administración autonómica, y encaje natural en la Red Española de Supercomputación. Encima de todo, el paraguas de EuroHPC aporta coordinación, auditoría y reglas comunes de operación, seguridad y acceso transfronterizo.
La arquitectura de gobierno tiene una lógica: estabilidad del sector público —indispensable en infraestructuras críticas—, capacidad de contratación ágil para perfiles de alta especialización y una evaluación periódica de indicadores de impacto. Lo esperable: paneles con métricas de uso (horas de GPU, proyectos, sectores), resultados (artículos, patentes, pilotos industriales), formación (personas capacitadas, cursos, estancias), y transferencia (prototipos en producción, acuerdos con hospitales, pymes beneficiadas). Una factoría se justifica, en última instancia, si mueve la aguja económica y social, no solo si suma teraflops.
El despliegue incluirá “antenas”: centros satélite y colaboradores que llevarán formación, soporte y ventanillas de acceso a otras ciudades, conectadas a la factoría por red segura. Sirven para que la empresa que está lejos de Santiago no quede fuera del circuito y para escalar la adopción: seminarios, bootcamps, jornadas sectoriales, tutorías técnicas, impulsos a casos de uso y demostradores. Es la forma de multiplicar el efecto de una inversión que, por definición, se concentra en un punto geográfico.
Relación con Barcelona y con la nube comercial
España contará con dos superfactorías complementarias. Barcelona, anclada en el BSC y en el entorno de MareNostrum 5, opera como polo generalista: amplia base de usuarios, disciplinas diversas, un “hub” con vocación de democratizar la supercomputación de IA. Santiago llega como polo especializado en salud y ciencias de la vida, con equipamiento y equipos orientados a las peculiaridades del dato clínico y biomédico. La conexión entre ambas es estratégica: proyectos que empiezan en una pueden tirar de recursos de la otra; equipos que requieren capacidad masiva o tecnologías específicas podrán moverse sin rehacer procedimientos, gracias a estándares comunes.
¿Cómo encaja todo esto con la nube comercial y los grandes campus privados de datos que están emergiendo en España? Son capas distintas y complementarias. Las factorías EuroHPC son infraestructura pública con reglas de acceso y misión de interés general; la nube comercial ofrece elasticidad y servicios gestionados pensados para producción a gran escala. Un caso probable: un modelo se entrena y valida en 1HealthAI bajo protocolos estrictos y, una vez robusto, se despliega en nube privada o pública según las necesidades del cliente, con garantías de cumplimiento. Esta combinación —pública para la I+D y validación, privada para escalado operativo— es, hoy, el camino más eficiente y responsable.
Otro eje de colaboración será el dato. La factoría puede custodiar conjuntos de entrenamiento de alto valor con acceso restringido y trazabilidad, mientras que la nube comercial alojará capas de integración y servicios de explotación. Con conectores y API bien diseñados, un hospital piloto en Galicia o una empresa biotecnológica en Madrid podrán moverse entre entornos sin dolores de cabeza, manteniendo cada activo donde toca.
El impacto esperado de esta segunda superfactoría de IA
Pymes, hospitales, investigación aplicada
Lo que diferencia a una “fábrica de IA” de un “centro de supercomputación” clásico es la última milla. El valor está en que un hospital comarcal pueda ajustar un modelo de triage en urgencias con sus datos reales; que una pyme del metal automatice la inspección visual en línea con una red multimodal; que un centro de investigación simule una cohorte para validar biomarcadores sin comprometer la privacidad. Sin ese aterrizaje, la potencia computacional se queda en fuegos artificiales.
En sanitario, se anticipan pilotos que combinan imagen y texto —informes radiológicos enriquecidos por modelos de lenguaje especializados, segmentación automática de lesiones, detección temprana de nódulos—, y herramientas de apoyo clínico en áreas con falta de especialistas. La factoría permitirá experimentar con modelos generativos que sintetizan datos clínicos simulados para entrenar sin exponer expedientes reales, o con RAG sobre bases documentales hospitalarias con capas de seguridad y control de acceso. En genómica, veremos pipelines para priorizar variantes, predecir patogenicidad o explorar dianas terapéuticas; en farmacología, cribado virtual y modelado molecular con aceleración notable.
Industria y sector primario también tienen asiento. Agricultura de precisión con modelos que anticipan plagas y rendimientos; agroindustria con visores que detectan defectos en productos a alta velocidad; pesca y acuicultura con IA para estimar biomasa, optimizar rutas y reducir descartes; gestión forestal con teledetección y segmentación semántica sobre imágenes satelitales. En energía y clima, predicción de curvas de demanda, detección de fraude y modelos para integrar renovables con mayor estabilidad.
Un impacto menos visible, pero clave, estará en la verificación y auditoría. La factoría ofrecerá herramientas y protocolos para evaluar calidad de datos, robustez de modelos, sesgos, explicabilidad (XAI), y seguridad front-end y back-end. En un entorno sanitario, esto no es un “nice to have”: es lo que permite pasar de la prueba de concepto a la aplicación clínica con seguridad jurídica y confianza profesional. Para la pyme, reduce el riesgo de proyecto y acelera el retorno.
Talento, formación y carreras técnicas
Nada de esto funciona sin personas. Una superfactoría tira de ingenieros de sistemas HPC, científicos de datos, MLOps, especialistas en seguridad y cumplimiento, y técnicos de laboratorio de datos capaces de hablar con clínicos, con operarios de planta y con reguladores. El ecosistema que se crea alrededor de 1HealthAI —cursos, seminarios, estancias, proyectos fin de máster/doctorado— funciona como imán y como cantera. El resultado, si se hace bien, es doble: retención de talento local que hoy emigra a polos metropolitanos y atracción de perfiles internacionales interesados en un entorno con casos reales y datos duros.
Los itinerarios formativos tendrán una peculiaridad: menos teoría hueca y más “hacer”. Entornos sandbox, retos con datasets reales, tutorización por ingenieros de plataforma, y la posibilidad de tocar clusters GPU y pipelines de MLOps como se trabajan en producción. Es la manera de crear un círculo virtuoso: a más talento, mejores proyectos; a más proyectos, más impacto y más financiación; a más impacto, más atractivo para profesionales y empresas.
Tecnología y sostenibilidad: potencia, agua, calor y huella
La densidad de cómputo de una factoría de IA introduce retos materiales. Refrigeración líquida, gestión térmica por pasillos, aprovechamiento de calor residual para usos cercanos (edificios públicos, piscinas, redes de distrito), monitorización fina de consumos y contratación eléctrica con garantías de origen son ya parte del diseño. El sistema incorporará políticas de scheduling que permitan apagar o hibernar recursos en horas valle, agrupación de cargas para optimizar rendimiento energético, y almacenamiento con tiering para que los datos calientes residan en cabinas rápidas y los fríos se desplacen a soportes menos intensivos.
También hay normativa: reporting anual de energía, uso de agua, PUE y otros indicadores, planes de eficiencia e innovación (por ejemplo, refrigeración por inmersión en determinados nodos), y evaluación del impacto socioeconómico. De nuevo, esto no es cosmética: reduce costes operativos, mejora la aceptación social y alinea la factoría con la transición energética.
En paralelo, se trabaja la resiliencia: redundancia eléctrica, doble acometida, SAI y grupos dimensionados, copias y replicación de datos, pruebas de desastre. En un entorno con proyectos sanitarios o industriales críticos, la continuidad de servicio no se negocia.
La red europea y el papel de España
La superfactoría de Santiago se integrará en la malla EuroHPC, una red en expansión que conecta supercomputadores, AI Factories y centros satélite en numerosos países. Esa integración ofrece movilidad de proyectos, interoperabilidad de herramientas y reserva de cómputo en otras sedes cuando la demanda local se satura. También trae disciplina: auditorías periódicas, estándares compartidos, ciberseguridad coordinada y evaluaciones comparadas de impacto.
La condición de país con dos factorías otorga a España una posición singular. Obliga a coordinar calendarios, especializaciones y convocatorias para evitar solapamientos y, a la vez, permite proponer proyectos troncales de alcance nacional: por ejemplo, un programa de modelos fundacionales biomédicos entrenados con datos españoles y europeos bajo reglas robustas de privacidad, o una red de gemelos digitales para sectores industriales estratégicos. Con dos polos —Barcelona y Santiago— la masa crítica de talento y casos reales crece y facilita alianzas con otros países para encarar retos mayores.
La relación con ministerios, agencias de innovación y servicios de salud autonómicos será, aquí, decisiva. Harán falta convenios marco para circulación segura de datos y modelos, contratos-programa que aseguren financiación plurianual y, sobre todo, una cartera de proyectos tractores que den visibilidad y atraigan cofinanciación privada. Nada atrae tanto como un éxito demostrable.
Casos de uso que pueden arrancar en meses
Un punto fuerte de 1HealthAI es que muchos casos de uso no necesitan inventar la rueda. Varias líneas pueden echar a andar en meses:
En radiología, modelos de detección de nódulos pulmonares y lesiones mamarias ajustados con bases locales y validados clínicamente, con equipos mixtos de radiólogos e ingenieros. En anatomía patológica, pipelines completos para segmentación y clasificación de tejidos en WSI (Whole Slide Images), con MLOps que garantizan trazabilidad y actualización segura.
En genómica clínica, priorización de variantes y evidencia computacional para comités moleculares, con herramientas explicables y informes integrables en la historia clínica. En farmacología, evaluación de toxicidad y off-target con modelos experimentales, acelerando fases de descubrimiento.
En agroalimentación, detección precoz de plagas con datos de sensores e imagen satelital, modelos de rendimiento con clima y suelo, y visores para control de calidad en planta. En marítimo, estimación de biomasa pesquera, optimización de rutas y consumos, y vigilancia medioambiental con análisis multifuente.
En industria, inspección visual con cámaras estándar y modelos ligeros, mantenimiento predictivo con series temporales, y gemelos digitales para líneas de montaje con simulación acelerada por GPU. Y, transversalmente, ciberseguridad con modelos de detección de anomalías entrenados en logs reales, con laboratorios de pruebas aislados.
Cada uno de estos frentes requiere menos de lo que parece, si se dispone del cómputo, de los datos y del equipo mixto adecuado. Y esa es, precisamente, la promesa de una superfactoría: garantizar que esas tres piezas están en el mismo sitio, con procedimientos que evitan que los proyectos mueran en un piloto eterno.
Lo que ya es seguro y lo que se prepara
El mapa, a día de hoy, queda bien definido. Ubicación: Santiago de Compostela, en el CESGA. Nombre y enfoque: 1HealthAI, factoría de IA especializada en salud y ciencias de la vida, abierta también a proyectos industriales y del sector primario que compartan necesidades de cómputo intensivo y validación responsable. Inversión: 82 millones, con financiación compartida entre Europa, Estado y Xunta. Plazos: despliegue durante 2026, con integración plena en la red EuroHPC y coordinación con el polo de Barcelona.
Lo que ya se mueve: planificación de equipamiento —nodos GPU, redes, almacenamiento—, definición de la pila de software y protocolos de acceso, y el diseño de convocatorias para asignar recursos de cómputo con reglas claras. Lo que viene después: antenas territoriales, programas de formación y transferencia, y una cartera de proyectos que sirva de demostración y que mida el impacto en términos que importan —diagnósticos más rápidos, procesos industriales más fiables, ciencia reproducible y valor económico para el tejido productivo—.
La segunda superfactoría española de IA no compite con la primera: la completa. Y, juntas, configuran una propuesta sólida para que la IA avanzada deje de ser una promesa cara y se convierta en una herramienta cotidiana en hospitales, laboratorios, plantas y administraciones. El listón es alto, sí. Pero el plan —ubicación adecuada, inversión suficiente, reglas claras y vocación de servicio— está trazado. Toca llenar la casa de proyectos que cambien cosas. Y, por una vez, parece que el terreno está preparado.
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Este artículo ha sido redactado basándose en información procedente de fuentes oficiales y confiables, garantizando su precisión y actualidad. Fuentes consultadas: Europa Press, Ministerio de Ciencia, El País, Galicia Press.

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