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Todo sobre el Vivo X300 Pro ¿nuevo rey de la cámara móvil?

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Vivo X300 Pro con tele de ZEISS intercambiable, 200 MP, 4K/120 y sensor Sony LYT-828; 6.510 mAh y análisis clave antes de su llegada a la UE.

El Vivo X300 Pro se ha presentado en China con una idea muy clara: convertir el teléfono en una herramienta fotográfica seria sin necesidad de subir al modelo Ultra. Lo consigue con un teleobjetivo periscópico de 200 megapíxeles y, como gran novedad, la compatibilidad con un conversor ZEISS intercambiable que estira la focal hasta un equivalente aproximado de 200 mm. En paralelo, mantiene un sensor principal de nueva hornada —Sony LYT-828— con estabilización tipo gimbal, vídeo 4K a 120 fps con perfil LOG de 10 bits y Dolby Vision, un procesador MediaTek Dimensity 9500, batería de 6.510 mAh con carga rápida de 90 W y una pantalla LTPO de 6,78 pulgadas a 120 Hz. Es un movimiento calculado: ofrecer un “móvil-cámara” con sello ZEISS por debajo del precio de un Ultra, pero sin renunciar a prestaciones clave para fotografía y vídeo.

En cuanto a calendario y precios, el Vivo X300 Pro ya se vende en China en distintas configuraciones de memoria, con un precio de salida que sitúa el modelo base en la parte alta de la gama, y con planes confirmados para su desembarco internacional. Se habla de un anuncio global en Europa a finales de octubre y de una llegada a España más adelante, todavía sin cifra local fijada. Ese matiz es importante: el posicionamiento final del Vivo X300 Pro en el mercado nacional dependerá, y mucho, del precio oficial en euros. Por prestaciones, desde luego, entra de lleno en la lucha por el trono fotográfico del curso.

Un arranque con ambición fotográfica

La familia X de Vivo lleva tiempo empujando fuerte en cámara. Este X300 Pro refuerza el vínculo con ZEISS y crea un ecosistema alrededor del teleobjetivo largo que no se limita a algoritmos. Hablamos de hardware. El módulo trasero combina tres cámaras con ópticas y recubrimientos ZEISS T*: principal de 50 MP sobre sensor Sony LYT-828 de 1/1,28 pulgadas, ultra gran angular de 50 MP y un tele periscópico de 200 MP con un equivalente de 85 mm (aprox. 3,7x óptico) como punto de partida. El salto cualitativo está en la opción de acoplar un teleconvertidor ZEISS 2,35x mediante un grip/montura oficial que aporta ergonomía y multiplica la focal. Ese accesorio, que hasta ahora se asociaba al escalón Ultra, baja de peldaño y abre nuevas posibilidades a quien dispara conciertos, deporte, fauna urbana o detalles arquitectónicos desde lejos.

Más allá de la ficha, el enfoque del Vivo X300 Pro tiene una lectura sencilla: ofrecer versatilidad óptica real. El tele largo no depende solo del recorte digital sobre un sensor grande; se apoya en óptica dedicada, estabilización de alto nivel —con un dato de referencia equiparable a CIPA 5,5 en el tele— y un procesado que intenta mantener la coherencia de color entre cámaras. En una época en la que los móviles compiten con números, aquí se nota un intento por dar herramientas de imagen útiles. Y sí, el conversor ZEISS no es para todo el mundo; es un tubo que añade volumen. Pero quien aprecia el 135 mm o el 200 mm en fotografía clásica verá el sentido inmediato.

El teleobjetivo ZEISS y su conversor

La pieza que más titulares va a acaparar es el tele periscópico de 200 MP y su convivencia con el teleconvertidor 2,35x. El tele, por sí mismo, ya tiene entidad: sensor grande para ser un tele (en torno a 1/1,4″), 85 mm equivalentes de base, buena apertura y una estabilización que permite tirar a velocidades de obturación generosas sin trepidar. Esa resolución tan alta sirve para dos cosas: recoger detalle fino en retratos y moda, y reencuadrar sin miedo cuando la situación no permite acercarse. Es donde el vivir del recorte cobra sentido: si el archivo de partida está limpio y con microcontraste, puedes sacar varias fotografías de una sola toma.

El teleconvertidor ZEISS 2,35x entra como un multiplicador óptico real. Al acoplarlo sobre la montura del kit oficial, el conjunto se transforma en un 200 mm aproximado que, en la práctica, resuelve situaciones que antes eran terreno exclusivo de cámaras con óptica intercambiable. Conciertos, teatro, partidos de fútbol desde grada alta, escenas urbanas con compresión de planos… El look del tele largo —ese fondo que parece pegarse al motivo— aparece sin trucos de software. La calidad está condicionada por la luz, como siempre; pero la combinación de estabilización y procesado multiframe mantiene la textura estable con luces de escenario o farolas nocturnas. Eso sí, no es un accesorio discreto: suma tamaño, pide sujetarlo con intención y no tiene sentido llevarlo siempre puesto. Es una pieza puntual para quien la necesita, como una óptica extra en fotografía convencional.

La ergonomía cambia con el kit. El grip añade superficie, mejora el agarre en horizontal, habilita controles físicos y hace que el Vivo X300 Pro se sienta más cámara que teléfono cuando toca. La batería interna del propio móvil ayuda a compensar sesiones largas, y el control del calor es razonable, incluso en ráfagas de vídeo. La coherencia de color entre el tele con y sin conversor está por encima de lo esperado: no hay saltos bruscos de balance de blancos ni de saturación, que es uno de los clásicos problemas cuando la luz cae. La óptica T* de ZEISS y los recubrimientos —pensados para combatir reflejos internos— ayudan a domar las luces duras de focos o escaparates.

Una mención al retrato con tele largo. El 85 mm nativo funciona bien para primerísimos planos y planos medios comprimidos. Con el 200 mm del conversor, la separación de planos se vuelve muy marcada; el bokeh —más natural por pura geometría, no por IA— y el microcontraste en piel dan un resultado elegante, con el sujeto recortado del fondo sin bordes falsos. En set de estudio o exterior contenido, da juegos que no suelen encontrarse en un móvil. En macro a distancia (flores, detalles de edificios, cartelería), el excedente de resolución a 200 MP permite encuadrar con finura y sacar textura de materiales como piedra o metal sin necesidad de pegar la cámara al objeto.

Cámara principal, vídeo e IA de imagen

El sensor principal Sony LYT-828 actualiza el corazón de la cámara del Vivo X300 Pro. No es solo cuestión de tamaño del fotodiodo o de la matriz; el salto está en el HDR híbrido de nueva generación, que combina doble ganancia (dual conversion gain) y exposición múltiple para mantener rango dinámico en vivo, también en previsualización y vídeo. En escenas complicadas —atardeceres, interiores con ventanas al fondo, contraluces urbanos con cristales— se nota en dos gestos: cielos que conservan textura sin “lavar” el color y sombras con detalle sin ese ruido cromático que afea superficies lisas. La estabilización tipo gimbal que mueve el módulo físico añade margen extra a velocidades de obturación más lentas; de noche, las tomas a mano alzada salen con más nitidez y menos ISO.

En vídeo, este X300 Pro quiere jugar en primera. 4K a 120 fps en las traseras, incluido el tele, LOG de 10 bits listo para gradación liviana y Dolby Vision para quien prefiere un flujo directo sin tocar mucho el color. El seguimiento de sujetos es estable y no “respira” en exceso cuando el encuadre cambia de plano, un detalle que a veces estropea tomas nocturnas. El chip de imagen V3+ y la NPU dedican ciclos a fusión de fotogramas, reducción de ruido temporal y compensación de movimiento; la traducción práctica es menos acuarela en texturas finas (cabello, telas) y un rolling shutter contenido en paneos rápidos. La coherencia cromática al saltar entre 1x, 3,7x y el tele con conversor es mejor de lo que se ve en la media: no hay un salto de pieles hacia el magenta ni verdes extraños en vegetación, marcas habituales en cambios de sensor.

El ultra gran angular queda un paso por detrás, que es lo esperable en un sistema que ha puesto el foco en la cámara principal y el tele. De día, rinde sin problemas y mantiene nitidez en las esquinas mejor que generaciones anteriores; de noche, la apertura y el tamaño de sensor limitan, y no alcanza el nivel de la principal o el tele. Corrección de perspectiva y enfoque rápido cumplen, así que a efectos de viaje y arquitectura resuelve, pero no es el motivo para comprar este teléfono.

Hay modos de disparo pensados para salir, encuadrar y guardar. El Street dispara con obturaciones más rápidas por defecto, una compresión de tonos más “documental” y gestos directos de acceso con el botón físico. El modo retrato aprovecha el tele de 85 mm como focal base y suma perfiles inspirados en cristal ZEISS clásico (Sonnar, Planar) con desenfoques controlados sin bordes quemados. En foto fija, el RAW de alta resolución del tele abre puertas a reencuadrar con comodidad en edición móvil sin perder textura ni geometría. Para quien no quiere enredarse con perfiles, hay un ajuste de “imagen nativa” que reduce el procesado automático y entrega archivos más planos listos para tocar después.

Pantalla, batería y diseño

La pantalla LTPO de 6,78 pulgadas cumple con lo que se espera en un tope de gama de final de 2025: 120 Hz adaptativos, muy buen brillo pico en exteriores, soporte HDR con perfiles de alto rango, atenuación PWM de alta frecuencia para reducir la fatiga ocular y fidelidad de color ajustada desde fábrica. El lector ultrasónico bajo el panel es rápido y tolera dedos ligeramente húmedos mejor que los ópticos. El cristal 3D trasero con tratamiento antihuellas remata un diseño sobrio, con módulo circular para la triple cámara y un aro metálico que aporta sensación de bloque único. No hay extravagancias, todo encaja con una estética que apuesta por el look de cámara.

El chasis tiene medidas en la línea de un gama alta actual: alrededor de 162 x 75 x 8 mm y 226 gramos de peso, con bordes afinados y transición suave hacia la curva del panel. La resistencia viene certificada con IP68/IP69, detalle poco habitual a la vez, que suma tranquilidad frente a polvo, agua y chorros a presión. En sonido, altavoces estéreo con buena separación, motor háptico preciso y USB-C 3.2 para transferencia y periféricos. Se percibe esa voluntad de herramienta, no solo de objeto bonito.

La batería de 6.510 mAh es otro argumento. Es grande, sí, y se nota en la autonomía, que aguanta jornadas completas con uso intensivo de cámara y vídeo. La carga rápida de 90 W por cable es consistente y la inalámbrica de 40 W evita la dependencia del enchufe si se trabaja con bases. En sesiones con el grip fotográfico, el balance de peso ayuda y el consumo bajo en espera del Dimensity 9500 permite pausas largas entre disparos sin ver caer la barra de manera dramática. En juegos y edición de vídeo 4K dentro del propio terminal, el rendimiento se sostiene y no estrangula con la primera subida de temperatura; el sistema de refrigeración mantiene los picos bajo control.

El MediaTek Dimensity 9500 es el cerebro. Fabricado en 3 nm, trae mejoras en CPU y GPU, pero lo relevante aquí es la sostenibilidad del rendimiento en procesos de imagen. En pruebas sostenidas, las caídas tras varios minutos de carga de NPU y GPU son más suaves que en el modelo base de la serie, y la respuesta general es la que se espera de un flagship. Se abre camino con Android 16 bajo OriginOS 6 en el lanzamiento chino, y el despliegue internacional apunta a una experiencia de software más pulida y homogénea que en generaciones pasadas.

Precio y lanzamiento

El Vivo X300 Pro ha debutado en China con varias versiones de memoria y almacenamiento, partiendo de 12/256 GB y subiendo a 16/512 GB y 16 GB/1 TB. La edición “Photographer” empaqueta el grip, la montura y el teleconvertidor en un solo kit, por encima del precio del modelo estándar. La estrategia es clara: vender el teléfono como base sólida y dejar que el usuario elija si da el salto al ecosistema ZEISS completo. En lo comercial, tiene lógica; quien compra el conversor sabe por qué lo quiere. El vivo x300 “a secas” queda como alternativa más barata, con la misma pantalla y el enfoque de cámara principal fuerte, pero sin el músculo del tele periscópico de 200 MP.

De cara a Europa, el calendario encaja con un anuncio global a finales de octubre. Para España, la marca ha confirmado su llegada, aunque sigue sin existir precio oficial en euros. Conviene dejarlo claro: los impuestos y los acuerdos de distribución pueden mover la aguja respecto a la etiqueta china. Si el precio entra agresivo, el Vivo X300 Pro se situará como una de las compras fotográficas más serias del año; si sube demasiado, quedará peleando con los topes de gama tradicionales que, aunque no ofrezcan un conversor óptico, sí compiten con ecosistemas consolidados y valor de reventa alto. La decisión no se entenderá solo por los megapíxeles: el PVP va a dictar la conversación.

Rivales y posicionamiento

El lugar natural del Vivo X300 Pro es el terreno de la fotografía móvil avanzada sin apellido Ultra. Se medirá a los iPhone de turno, a los Galaxy con sus periscopios y a los Xiaomi, Honor o Huawei que vienen apostando por sensores grandes y teleobjetivos con aperturas generosas. Pero este Vivo X300 Pro propone una ruta distinta: óptica intercambiable (en forma de conversor), tele largo con 200 MP y un trabajo insistente en coherencia de color entre cámaras. Eso le da identidad. En conciertos, el 85 mm nativo ya saca pecho; con el teleconvertidor, el 200 mm entra en juego y transforma encuadres que muchos teléfonos simplemente no pueden resolver con limpieza.

En vídeo, el listado de especificaciones lo coloca arriba: 4K/120, LOG 10 bits, Dolby Vision, buen enfoque y estabilización útil de verdad. Para creadores que graban en movilidad, es una combinación muy atractiva. En fotografía pura, el LYT-828 aporta un HDR menos agresivo y más natural; los cielos no se queman tan fácilmente y las sombras conservan textura. El ultra gran angular cumple, pero no arrastra la decisión de compra. Y, de nuevo, el precio será la variable silenciosa. Si se queda por debajo de los modelos con aspiraciones similares, el conjunto pasa de interesante a muy competitivo.

La experiencia de uso es la suma de pequeñas cosas. El lector ultrasónico que no falla con manos húmedas, la vibración precisa al enfocar, el modo Street que entra directo y permite capturar una bicicleta con lluvia sin tocar nada más, la montura que fija el conversor sin holguras, la estabilización que aguanta una secuencia larga en grada sin acabar en una sopa de movimiento. En el día a día, el Vivo X300 Pro no intenta ser el móvil más fino del mercado; intenta ser la cámara que se lleva siempre encima y que, cuando hace falta, responde como una compacta avanzada.

Tampoco conviene idealizar. Es un terminal grande y pesado, y su mejor versión sale a relucir con un accesorio que añade aún más volumen. Quien prioriza el ultra gran angular quizá eche de menos un salto en sensor en esa tercera cámara. Y, aunque el procesado ha mejorado mucho, los límites físicos de un teléfono siguen estando ahí: en noche cerrada, el tele largo depende de luz y de pulso, por más estabilización que tenga. La virtud del X300 Pro es que asume esas limitaciones y, en vez de disimularlas con trucos, pone óptica y hardware por delante de los slogans.

Balance del Vivo X300 Pro en 2025

Con el ruido habitual de cada lanzamiento, lo que queda en claro del Vivo X300 Pro es su propuesta fotográfica. Frente a rivales que monetizan el zoom digital, aquí hay tele óptico serio con 200 MP y la posibilidad —única hoy en un móvil de su rango— de sumar un conversor ZEISS que cambia de verdad lo que se puede fotografiar. La cámara principal con Sony LYT-828 y gimbal estabiliza el día a día con un HDR más orgánico; el vídeo ofrece niveles de profesionalización raros de ver cuando se combinan 4K/120, 10 bits y Dolby Vision; y la batería de 6.510 mAh con 90 W sitúa la autonomía y la velocidad de carga donde debe estar un tope de gama. El resto del paquete —pantalla LTPO de 6,78″, Dimensity 9500, IP68/IP69, USB-C 3.2, altavoces estéreo, OriginOS 6— no tiene fisuras evidentes.

Queda pendiente la ecuación del precio en España. Si la etiqueta acompaña, hay candidato claro a mejor móvil-cámara de esta generación sin necesidad de apellidos. Si no acompaña, el valor diferencial del tele con conversor seguirá siendo potente, pero la decisión entrará en territorio de preferencias: ecosistema, servicio posventa, reventa, compatibilidad con accesorios ya comprados. Lo singular es que Vivo —o vivo, como firma comercial— ha conseguido que el debate no sea solo de megapíxeles o algoritmos, sino de óptica y focales. Y eso, en un año en el que casi todo suena a lo mismo, es una noticia en sí misma.

En otros términos, el Vivo X300 Pro apunta a un público que valora el tele como herramienta cotidiana, que quiere disparar retrato con compresión natural, que frecuenta conciertos o estadios y que agradece un archivo que aguante edición sin romperse. Para usos así, pocas propuestas en el mercado son tan coherentes y completas. Si lo que se busca es compacto y liviano por encima de todo, si el ultra gran angular es la cámara principal en la práctica, hay alternativas mejores. Pero en su terreno natural —el de la foto con intención— este X300 Pro se ha ganado un sitio antes incluso de pisar Europa. Y eso no ocurre todos los días.


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Este artículo ha sido redactado basándose en información procedente de fuentes oficiales y confiables, garantizando su precisión y actualidad. Fuentes consultadas: Photolari, Xataka Móvil, MovilZona.

Periodista con más de 20 años de experiencia, comprometido con la creación de contenidos de calidad y alto valor informativo. Su trabajo se basa en el rigor, la veracidad y el uso de fuentes siempre fiables y contrastadas.

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