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Cultura y sociedad

Quién es la Fallera Mayor de Valencia 2026: todos los detalles

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Quién es la Fallera Mayor de Valencia 2026

Foto de Rafa Esteve, licenciada bajo CC BY-SA 4.0 vía Wikimedia Commons

Carmen Prades Gil y Marta Mercader Roig representan a València en 2026 con pasión fallera, elegancia y una historia llena de emoción.

La Fallera Mayor de València 2026 es Carmen Prades Gil, de la comisión Convento Jerusalén–Matemático Marzal. Su nombramiento quedó confirmado en el Hemiciclo Municipal del Ayuntamiento durante la tradicional telefonada, presidida por la alcaldesa María José Catalá, un acto sencillo y solemne a la vez que marca el inicio del nuevo ejercicio fallero. Junto a ella, la ciudad presentó a la Fallera Mayor Infantil 2026, Marta Mercader Roig, perteneciente a la Falla Alberique–Héroe Romeu. Dos nombres propios, dos trayectorias distintas y un mismo encargo: representar a València dentro y fuera, con agenda plena hasta la Cremà del 19 de marzo.

El anuncio llega tras semanas de proceso interno, preselecciones por sectores y una gala multitudinaria que dejó a 26 candidatas —13 adultas y 13 infantiles— a las puertas del veredicto final. Desde ese momento, con la telefonada y una Proclamación fijada para el día siguiente en el propio Hemiciclo, las nuevas representantes asumen un papel público exigente, que combina protocolo, comunicación, conocimiento de la fiesta y presencia continuada en actos de barrio, de ciudad y de proyección exterior. No se trata de una distinción honorífica sin carga: es una responsabilidad con agenda, contenido y ritmo.

Carmen Prades Gil: trayectoria y perfil

Carmen Prades Gil tiene 25 años y está censada en Convento Jerusalén–Matemático Marzal, una de las comisiones con mayor peso simbólico y competitivo del mapa fallero. Se la reconoce por su carácter cercano, su naturalidad ante las cámaras y esa mezcla de aplomo y calma que suele agradecerse cuando los micrófonos se multiplican. Es fallera desde los 12 años, ha pasado por delegaciones internas —sobre todo en el área infantil y de protocolo— y luce el Bunyol d’Or, la recompensa que acredita un recorrido largo y sostenido dentro de la organización. No es un detalle menor: la constancia en el censo y la implicación en el casal forman parte del idioma interno de la fiesta.

Profesionalmente, desarrolla su labor en el ámbito del transporte y la logística, un sector que conoce de primera mano por tradición familiar y por formación específica. Ha cursado estudios en Transporte y Logística, un máster en Gestión Portuaria y Transporte Intermodal y completa ahora el itinerario de Administración y Finanzas, un perfil técnico que se traduce en orden, tiempos, equipo. Esa disciplina se nota cuando habla de su día a día y cuando explica cómo encaja ensayos, visitas y compromisos con su jornada laboral. También suma aficiones de tierra y de mar: la lectura como refugio, el pilates como equilibrio y la playa como fondo de pantalla de muchos fines de semana. Últimamente —lo cuenta con sonrisa— juega al truc, ese lenguaje secreto que reúne a varias generaciones alrededor de una mesa. La escena, tan valenciana, encaja bien con quien deberá improvisar conversación en casales y presentaciones.

La elección de Carmen, además, llega en un momento dulce para Convento Jerusalén, que viene de firmar un ejercicio brillante: primer premio de Sección Especial y ninot indultat mayor en el último curso. Su comisión conoce el vértigo de las grandes plantàs y la presión de las miradas. Ese telón de fondo añade densidad al nombramiento: una Fallera Mayor que ha vivido de cerca la trastienda de los talleres, la coreografía de grúas y poleas, la exactitud con la que cada pieza busca su lugar. No extraña que su acto preferido sea la Plantà. Acompañar al artista, “estar”, observar cómo el monumento gana altura mientras amanece. Quien ha pasado tiempo en Convento entiende que, a veces, la fiesta sucede antes de que el público llegue.

Marta Mercader Roig: infancia y carácter

La Fallera Mayor Infantil de València 2026 es Marta Mercader Roig. Tiene 10 años, estudia quinto de Primaria en el Colegio Jesús–María y pertenece a Alberique–Héroe Romeu, una comisión integrada en la Federación de Fallas Centro con intensa vida de casal. Ha crecido entre bandas, premios y flores, con un expediente impecable que incluye el Distintiu d’Argent, otorgado por tiempo de censo y dedicación. Le entusiasman los playbacks y los concursos de dibujo; canta en un coro —ha intervenido en alguna pieza como solista— y compagina ballet clásico y danza española con excursiones al monte y lecturas que la atrapan. Cuando le preguntan por su momento predilecto, no duda: la Ofrenda. Esa caminata hacia la Basílica, ramo en mano, es para ella el corazón de todo.

Hay también memoria familiar. Su madre fue fallera mayor de su comisión y Reina de las Fallas del Ateneo Mercantil a finales de los 90. Ese hilo que cose generaciones explica la soltura con la que la niña afrontó el instante de la telefonada: emoción contenida, sí, pero también un aplomo sorprendente para su edad. La FMIV necesita ese punto de presencia escénica. La agenda infantil está llena de colegios, actividades culturales, pequeños discursos y escenarios de barrio con micrófonos caprichosos. Tener oído y sentido del ritmo ayuda mucho. Y Marta lo tiene.

La elección y la ‘telefonada’: del Roig Arena al Hemiciclo

El proceso de selección arrancó en verano con las preselecciones por sectores y tuvo su gran escaparate el 27 de septiembre en el Roig Arena, que por primera vez acogió la gala de elección de las Cortes de Honor 2026. El nuevo pabellón dobló el aforo respecto a la Fonteta y reunió a más de 12.000 personas en un montaje titulado “Llum”, con banda sinfónica, guiños a Sorolla y una puesta en escena luminosa, pensada para proyectar la fiesta más allá de los límites habituales. De ahí salieron las 26 candidatas definitivas —13 mayores y 13 infantiles— que aguardaron el veredicto final con esa mezcla de vértigo y alegría que solo conoce quien pisa el escenario.

La ‘telefonada’ se celebró el lunes 13 de octubre, en el Hemiciclo Municipal del Ayuntamiento, tras un Pleno Extraordinario de Junta Central Fallera. La alcaldesa leyó el acta del jurado y, a continuación, llamó por teléfono, primero a la infantil y después a la mayor. Un rito que mantiene su sencillez original y que, cada año, devuelve la fiesta a escala humana: dos números, dos voces, dos noticias que cambian una vida. La Proclamación quedó fijada para el martes 14, también en el Hemiciclo, con presencia de las máximas representantes salientes —Berta Peiró y Lucía García— y sus respectivas Cortes de Honor. A partir de aquí, comienza la sucesión de ensayos, recepciones y visitas que irá llenando la agenda.

Conviene recordar que toda esta maquinaria está coordinada por Junta Central Fallera (JCF) en colaboración con el Ayuntamiento. El calendario se pacta con precisión: ensayos de protocolo, convivencias, visitas a talleres, presentaciones de bocetos, inauguraciones de exposiciones y la escalada hacia enero con las Exaltaciones —la puesta de largo pública de la FMV y la FMIV—, antes de la Crida en las Torres de Serranos a finales de febrero. Desde el 1 de marzo, el balcón del Ayuntamiento retoma la rutina de las mascletaes y València entra en ese mes comprimido que desemboca en la Ofrena y la Cremà. Entre medias, más casales, más barrios, más entrevistas. Y poca pausa.

Funciones, agenda e indumentaria oficial

El cargo de Fallera Mayor de València —y su espejo en la Fallera Mayor Infantil— concentra representación institucional, divulgación cultural y acto social. La FMV preside y acompaña actos de JCF, recibe a delegaciones, atiende a medios locales, nacionales e internacionales, y pone voz al patrimonio inmaterial de una fiesta reconocida por la UNESCO. La FMIV replica ese guion en versión infantil, con la escuela como territorio natural y una agenda orientada a la pedagogía de la tradición. En la práctica, ambas asumen viajes, escenarios diversos y una coreografía de saludos, parlamentos, fotos y encuentros que exige resistencia y temple.

La indumentaria es parte sustancial de ese relato. No se trata solo de lucir trajes: es un ecosistema de oficios que define el pulso de los talleres de seda, espolines de factura artesanal, manteletas bordadas, aderezos de orfebrería, peinetas con simbología floral o heráldica, y un peinado que es arquitectura minuciosa —moños, rodetes y ondas— sostenida por manos expertas. El vestuario oficial se decide con indumentaristas acreditados por JCF, que marcan estándares, cronograma y combinaciones cromáticas según temporada y función: ceremonia, calle, cercanía. La indumentaria habla incluso cuando no se habla; identifica, sitúa y transmite.

El sistema de recompensas falleras completa el cuadro. Bunyols y distintius son el idioma propio de la pertenencia: Bunyol d’Or en el caso de la FMV 2026 y Distintiu d’Argent en la FMIV, reconocimientos que condensan años de censo y participación. El Reglamento Fallero estructura esa escalera y añade, para las máximas representantes, concesiones honoríficas durante el ejercicio. A simple vista parecen pins brillantes. En realidad, cuentan una biografía de comisiones, desfiles, presentaciones y juntas. Y ayudan a leer mejor la solapa y la banda.

En lo organizativo, el Ayuntamiento de València y JCF han afinado fechas sensibles del próximo ejercicio. La instalación de carpas y la regulación de horarios —especialmente en marzo— siguen ajustándose con criterios de convivencia y logística urbana, con decisiones públicas que se han ido comunicando de manera escalonada. Es el marco en el que operarán Carmen y Marta. Y es relevante porque condiciona calles, actos, cortes de tráfico, servicios y convivencia vecinal durante el mes fuerte de las Fallas 2026. La representación también consiste en escuchar esas voces y estar a la altura cuando toca explicar por qué se hace lo que se hace.

Un ejercicio con acento propio

La designación de Carmen Prades Gil y Marta Mercader Roig ofrece claves claras de por dónde puede transitar el año. Arraigo y proximidad: ambas pertenecen al mismo sector La Roqueta–Arrancapins, lo cual refuerza un territorio simbólico del centro de la ciudad y le da continuidad a una manera de vivir la fiesta que combina tradición y modernidad. Momento competitivo: Convento Jerusalén viene con inercia ganadora y un historial de proyectos ambiciosos que condiciona el debate estético en Sección Especial; la mirada sobre el monumento municipal y el pulso de los grandes talleres tendrá, inevitablemente, espejo en la calle de Matemático Marzal. Tono y vocación: una mayor con perfil profesional técnico, habituada a coordinar recursos y tiempos, y una infantil musical y expresiva, preparada para hacerse grande en escenarios de barrio. La suma, sobre el papel, funciona.

El Roig Arena ha introducido otro factor: la imagen de la fiesta hacia fuera. La gala de elección fue, por capacidad y realización, un salto en la forma de contar las Fallas sin traicionar su esencia. No es un detalle menor: la representación pública de Carmen y Marta viajará acompañada de una producción audiovisual a la altura de una ciudad que compite por atraer eventos culturales y deportivos de primera línea. El recuerdo de aquella noche —iluminación cuidada, música en directo, un “Llum” que fue más que un título— quedará como punto de partida del curso y referencia para actos venideros.

En el plano institucional, el arranque marca continuidad y orden. La telefonada en el Hemiciclo, la Proclamación al día siguiente, el calendario pautado con Exaltaciones, Crida, mascletaes, Ofrena y Cremà. La secuencia es conocida, pero cada año cambia de acento según quien la protagoniza. Aquí, la preferencia de Carmen por la Plantà anticipa una sensibilidad muy pegada al proceso creativo —el artista, su equipo, la ingeniería cotidiana del taller—, mientras que la devoción de Marta por la Ofrena promete emoción contenida y bien colocada cuando el manto floral tome la Plaza de la Virgen. Fiesta es equilibrio entre grúa y ramo, pólvora y silencio. Y cuando la representación entiende ese balance, la ciudad lo agradece.

También se intuye una agenda social viva, con visitas a asociaciones, entidades culturales, hospitales y centros educativos. La FMV 2026 llega con discurso sereno, mirada técnica y una notable capacidad para explicar lo que pasa detrás del telón. La FMIV, con voz afinada y ganas de bailar, aportará luz y frescura a un calendario infantil que, a veces, corre demasiado deprisa. Habrá aprendizaje, claro. Y alguna anécdota de directo —telefonillos que suenan antes de tiempo, micrófonos que no entran— que quedará en la hemeroteca de 2026 como pequeños guiños humanos. Suele ocurrir.

València, mientras, seguirá ajustando su propia coreografía urbana: cortes de tráfico, refuerzos de transporte público, autorizaciones de ocupación del espacio, convivencia nocturna. Son decisiones que no dependen de la representación, pero la rozan. Y a veces, la necesitan. Que Carmen venga del mundo de la logística ayuda a comprender el tamaño real de lo que se mueve en apenas unos días de marzo. Que Marta mantenga la sonrisa incluso cuando el horario aprieta será útil en esos tramos en los que la fiesta y la ciudad van al mismo ritmo y cualquier gesto vale por tres.

Al final, el año fallero se parece a una gran línea de montaje emocional: desde la presentación de bocetos hasta la Cremà, todo responde a un plan que combina oficios, cultura, devoción, turismo y economía local. Con Carmen Prades Gil y Marta Mercader Roig, València apuesta por una representación que, de partida, conjuga rigor y cercanía. Hay veta clásica y un pulso moderno. Hay experiencia de casal, mirada de taller y emoción de balcón. Con eso se entra en 2026. Con eso —y con dos nombres ya inscritos en la crónica— la fiesta se prepara para volver a escribir, a su manera, la historia de una ciudad que cada marzo se reinventa sin dejar de ser la misma.


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Este artículo ha sido redactado basándose en información procedente de fuentes oficiales y medios valencianos de referencia, garantizando su precisión y actualidad. Fuentes consultadas: Levante-EMV, Las Provincias, ABC Comunidad Valenciana, Valencia Plaza, À Punt.

Periodista con más de 20 años de experiencia, comprometido con la creación de contenidos de calidad y alto valor informativo. Su trabajo se basa en el rigor, la veracidad y el uso de fuentes siempre fiables y contrastadas.

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