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Cultura y sociedad

¿Quién es Alan Pace, el nuevo propietario del Espanyol?

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Quién es Alan Pace

Perfil de Alan Pace y su llegada al Espanyol: cifras de la operación, planes de gestión, modelo multiclub y un horizonte deportivo ambicioso.

Alan Pace es un ejecutivo estadounidense nacido en 1968 que ha construido su reputación entre Wall Street y los banquillos. Desde octubre de 2025 encabeza la nueva mayoría accionarial del RCD Espanyol de Barcelona a través de Velocity Sports Partners (VSP), el brazo deportivo del grupo de inversión ALK Capital, del que es socio gerente. No llega de la nada: desde 2020 preside el Burnley FC y ha convertido al club de Lancashire en su carta de presentación en Europa. En Cornellà-El Prat, Pace se ha presentado con una idea fija —gestionar con independencia, respetar la identidad y profesionalizar procesos— y con una billetera relevante, aunque contenida, fiel a su estilo.

La operación supone el final de casi una década bajo capital chino y se enmarca en una tendencia global: estructuras multiclub que comparten palancas de gestión, datos y mercado, pero mantienen fronteras nítidas en la competición. El paquete accionarial transmitido alcanza el 99,6 % del capital del Espanyol y sitúa a VSP como referente del proyecto. La valoración oscila según las fuentes entre 130 y 135 millones de euros, con un pago inicial confirmado de 65 millones y la particularidad de que Rastar, el vendedor, mantiene un 16,45 % en el vehículo inversor del propio Pace. Algunas estimaciones elevan el valor total del acuerdo hasta los 200 millones si se incluyen variables y opciones de recompra. El cierre, formalizado el 8–9 de octubre de 2025, llegó tras el proceso de verificación habitual y el beneplácito de los órganos competentes. El mensaje del nuevo propietario, de entrada, fue claro: “no es propiedad, es tutela”. Eso marca el tono.

Un directivo con cartera financiera y colmillo deportivo

El currículo de Alan Pace mezcla finanzas y césped. Forjado en la banca de inversión —managing director en Lehman Brothers y alto cargo en Citigroup—, saltó al deporte profesional en Estados Unidos y dio un giro clave al asumir la dirección ejecutiva de Real Salt Lake, en la MLS, donde se implicó en la reconstrucción del club que acabó levantando la MLS Cup 2009. A partir de ahí, su foco se orientó a negocios vinculados al fútbol: consultoría, inversión y plataformas tecnológicas ligadas al scouting y a la toma de decisiones.

El siguiente salto fue Europa. ALK Capital desembarcó en el Burnley en 2020 con Pace como presidente. Allí ha alternado decisiones impopulares con avances tangibles. Hubo debate por el apalancamiento de la compra —un diseño financiero que cargó deuda en el balance del club—, pero también ascensos inmediatos, profesionalización del área de datos y una cultura de procesos menos dependiente del golpe de suerte. Nombres propios como Vincent Kompany pasaron por su proyecto, se midió la curva de inversión y, cuando tocó rehacer la plantilla, se usaron palancas modernas: datos de rendimiento, plataformas de identificación de talento y acuerdos creativos de mercado. En paralelo, ALK y su órbita se han movido alrededor de compañías como AiScout o Player LENS, herramientas digitales para captar talento y gestionar operaciones. Ese es el ADN que aterriza ahora en Barcelona.

Pace no llega ajeno a la ciudad. Vivió en Barcelona a principios de los noventa durante un posgrado en finanzas internacionales, lo que explica que se maneje bien en castellano y que haya prometido mejorar su catalán. Detalles aparentemente menores que, en un club con una identidad local fuerte, importan. Conoce el terreno; no es un turista financiero.

La compra del Espanyol: estructura, cifras y calendario

Desde el 14 de julio de 2025, cuando se anunció el acuerdo, hasta el 8–9 de octubre, cuando se completó la transacción, el proceso se ha movido en torno a una arquitectura clara. VSP adquiere el 99,6 % del club a Rastar Group, compañía que desaparece como dueña pero permanece como inversor minorista en el vehículo de Pace con un 16,45 %. El desembolso se estructura en efectivo y acciones de la nueva sociedad, con 65 millones abonados de partida. A partir de ahí, la valoración total depende de cómo se contabilicen variables, derechos de salida y otras condiciones; de ahí que algunos cálculos publiquen 125–135 millones, y otros, hasta 200.

En lo formal, el club comunicó la operación, VSP la replicó y el entorno institucional cerró el expediente. Para el Espanyol, el cambio tiene también un valor simbólico: se produce en el entorno del 125.º aniversario —con actos, exposiciones y una producción editorial específica— y coincide con un salto en masa social que venía gestándose desde el verano. Las cifras oficiales y oficiosas, cruzadas en distintas comunicaciones, sitúan al Espanyol por encima de los 35.000 socios y con un registro de abonados que supera los 31.000, comparables a algunas de las mejores campañas de la etapa del RCDE Stadium. Una ola emocional que ahora debe convertirse en estructura.

Quién vende, quién compra y cuánto, explicado sin humo

Rastar se va como dueño tras casi diez años de control, vende su 99,6 % y entra en la matriz inversora del comprador. VSP —el paraguas deportivo de ALK— toma el mando con Pace como cara visible. El precio se expresa en rangos por una razón sencilla: hay partes fijas y partes condicionadas, pagos en efectivo y en papel (participación societaria), y ventanas de salida para el vendedor con tasas prefijadas que, si se ejecutan, mueven la valoración final. Lo relevante hoy es que el control ya cambió de manos, que la financiación inicial está cubierta y que la gobernanza del club pivota hacia Barcelona, con VSP como nuevo decisor.

Un aniversario como punto de partida

El calendario ha querido que el anuncio y el cierre se solapen con la conmemoración del 125.º aniversario del Espanyol. En la práctica, eso significa exposición pública, actos de comunidad, contenidos con memoria e identidad y una agenda que recupera orgullo. También, estadio muy vivo: Cornellà-El Prat multiplica usos y se refuerzan áreas como hospitality, formatos familiares o eventos culturales. Es un clima que aligera la llegada de un propietario nuevo: terreno abonado para presentar un plan, escuchar y ajustar.

Qué trae Pace a Cornellà: gestión, cantera y tecnología

El discurso del nuevo propietario no se esconde: respeto por la historia, independencia en la toma de decisiones y uso intensivo de datos. No es marketing. Es su manera de operar en Burnley y la que pretende replicar adaptada a la realidad perica.

Primero, la cantera. El Espanyol posee una de las fábricas de talento más reconocibles del fútbol español. La Ciudad Deportiva Dani Jarque es un activo tangible y sentimental. La hoja de ruta que se dibuja habla de metodologías compartidas, captación más amplia y transición escalonada de juveniles a la élite. La diferencia no es filosófica; es operativa: más medición (minutos, cargas, desarrollo), mejor relación entrenador-academia y planificación que facilite que dos o tres chicos aparezcan cada curso en la dinámica del primer equipo. Con plataformas como AiScout o Player LENS en su radar, Pace sabe que la tecnología no sustituye al ojo del técnico, pero amplía el campo de visión y acelera la toma de decisiones.

Segundo, mercado y plantilla. El Espanyol necesita consolidar un núcleo competitivo sostenido, fichajes quirúrgicos y un estilo reconocible que no se reinvente cada seis meses. Eso pasa por una dirección deportiva con margen real para ejecutar, criterios públicos de incorporación (edad, salarios, valor de reventa, encaje táctico) y un equilibrio entre veteranos que sostienen y jóvenes que empujan. El precedente de Burnley enseña que Pace no compra por comprar y que prefiere procesos: una lista corta bien trabajada antes que una decena de apuestas sin plan.

Tercero, estadio y negocio. El RCDE Stadium es moderno, bien gestionado y con potencial de ingresos recurrentes: ticketing dinámico, zonas premium diferenciadas, venta inteligente de abonos y experiencias que conviertan la visita en hábito. Barcelona, además, es una plaza global: turismo, congresos, economía creativa. El objetivo no es convertir al Espanyol en parque temático, sino posicionarlo como opción atractiva de fútbol de alto nivel para residentes y visitantes. Aquí la comunicación cuenta: marca, contenidos propios, idiomas y una narrativa que no pida perdón por ser distinta.

Cuarto, gobernanza y transparencia. La herida de los últimos años no fue solo deportiva; fue emocional y de comunicación. El plan de VSP pasa por dar la cara, explicar decisiones y establecer mecanismos de diálogo con peñas y abonados. “Tutela” fue la palabra que usó Pace, y ese matiz —cuidar más que apropiarse— se comprobará en las estructuras internas, en la presencia pública del presidente y en la coherencia cuando las cosas no salgan.

Multiclub sin confusiones y el marco UEFA

El Espanyol entra en el ecosistema de un grupo que ya controla un club de la Premier League. Ventajas: sinergias en scouting, datos, contenido y patrocinios; economías de escala en servicios compartidos; un mercado propio de cesiones y desarrollo. Riesgos: las normativas UEFA cuando dos clubes del mismo grupo coinciden en competición europea. Ese caso, con precedentes en otras estructuras multiclub, exige un manual de salvaguardas: separación nítida de gobernanza, finanzas y decisiones deportivas, transparencia ante los reguladores y, llegado el caso, ajustes accionariales o de representación para cumplir la letra y el espíritu de la norma.

El propio Pace ha insistido en que cada club es independiente y que Espanyol seguirá siendo Espanyol. El día a día lo confirmará: organigramas propios, técnicos elegidos por la dirección deportiva local y criterios de cantera que respeten la tradición blanquiazul. Lo razonable es que se exploren colaboraciones donde la sinergia sea beneficiosa —metodologías compartidas, intercambio de conocimiento, pretemporadas—, evitando cualquier confusión de identidades. En ese escaparate, contar con inversores mediáticos que ya acompañan al proyecto inglés —caso de J. J. Watt— ayuda a la exposición internacional sin tocar la soberanía del vestuario perico.

Cómo se medirá el nuevo proyecto: señales a 12–24 meses

Los discursos duran lo que tardan los partidos en ponerlos a prueba. Con Pace al frente, hay indicadores concretos para evaluar el rumbo del Espanyol en el corto y medio plazo.

Estabilidad deportiva. Si la dirección técnica trabaja con mandatos claros y plazos razonables, el club debería reducir la rotación de entrenadores y consolidar un modelo de juego estable. Dos o tres jugadores de la Dani Jarque asentados en el primer equipo, minutos de calidad en LaLiga y un once que se pueda recitar sin dudas son señales inequívocas.

Evolución de ingresos. La curva de negociomatchday, hospitality, explotación no deportiva del estadio, licencias y patrocinios— tiene margen. Un crecimiento sostenido sin tensionar precios indicará buena gestión. En Burnley, el estadio vivo y los contenidos propios fueron palancas para amortiguar el ciclo deportivo; en Barcelona, la demanda local y global puede multiplicar su efecto si se acierta con la experiencia.

Gestión del límite salarial. El marco de LaLiga es estricto con el límite de coste de plantilla deportiva. La prudencia financieradeuda controlada, calendarios de pago asumibles, fichajes dentro del techo— no es un adorno, es condición para competir sin sobresaltos. El recuerdo de compras apalancadas que generan titulares desagradables obliga a explicar bien la arquitectura financiera y a rendir cuentas.

Masa social y ocupación del estadio. El salto a más de 35.000 socios y a más de 31.000 abonados marca tendencia. Sostener esa inercia cuando pase el primer impulso será clave. Tasas de renovación altas, ocupación en Cornellà por encima del 90 % en muchas zonas y programas familiares robustos son termómetros mejores que cualquier eslogan.

Atracción de talento. Más allá del mercado doméstico, el Espanyol puede reabrir rutas en América, África y Europa del Este con datos y red. No se trata de firmar a veinte, sino de escoger bien a cuatro o cinco perfiles que eleven el nivel medio del equipo y, a ser posible, con valor de reventa. Aquí la experiencia de VSP con plataformas digitales y su acceso a clubes y agentes puede acelerar ciclos.

Comunicación y presencia institucional. La etapa anterior dejó frialdad y distancia. El nuevo propietario ha empezado con mensajes públicos, declaraciones en castellano y guiños a la cultura local. Mantener esa proximidad cuando no haya viento a favor será un diferencial. El informe periódico de decisiones —sin revelar secretos competitivos—, el escuchar de verdad a las peñas y aparecer en momentos delicados serán tan importantes como el siguiente fichaje.

Lo que Pace ya ha dicho con hechos

En pocos días, Pace ha pisado Cornellà, ha celebrado encuentros con los responsables del área deportiva y ha protagonizado contenidos institucionales en los canales del club que marcan tono. No son promesas etéreas. Apuntan a una hoja de ruta concreta: plan quinquenal realista, tecnología al servicio del juego, inversión en infraestructura —donde se demuestre retorno— y respeto estricto a la independencia de la entidad. La frase “el fútbol es de su gente” no es una ocurrencia aislada: forma parte de su vocabulario desde hace años y será útil para rendir cuentas cuando toque explicar decisiones impopulares.

El multiclub ya no es una promesa vaga. El mercado interno de cesiones puede acercar perfiles que, por salario o nivel, serían inaccesibles para el Espanyol si no existiera el paraguas de VSP. Pero aquí hay una frontera: el vestuario no puede ser un pasillo. Las cesiones tienen sentido si resuelven necesidades concretas, si no bloquean a canteranos y si llegan con opción o con horizonte temporal lógico. La dirección deportiva deberá poner el listón.

Hay otro matiz sobre el que el nuevo propietario ha insistido: sin confundir identidades. Espanyol no será Burnley, ni Burnley será Espanyol. Prohibido clonar modelos. Contexto español, LaLiga, cantera catalana y rivalidad local exigen soluciones hechas a medida. Ese es, de hecho, el examen más exigente: demostrar que la escala no aplasta el carácter.

Un club que se ordena, un proyecto que se mide

Con Pace y VSP al mando, el Espanyol afronta meses de ajuste. La prioridad es ordenar la casa: organigrama claro, roles definidos y objetivos medibles. La dirección deportiva debe fijar KPIs —participación de la cantera en minutos totales, ratio de acierto en fichajes, valor de mercado de la plantilla, puntos por jornada— y publicarlos en la medida de lo posible. La gestión médica y de rendimiento pide su propia revolución silenciosa: prevención de lesiones, monitorización de cargas, planes individualizados para alargar carreras y optimizar el once.

En paralelo, el Club puede profundizar en asociaciones locales: escuelas de barrio, universidades, patrocinios con tejido metropolitano y un plan femenino con estructura y visibilidad. El objetivo es que el Espanyol no solo compita; pertenezca. Si Cornellà-El Prat se convierte en una cita y la Ciudad Deportiva en un ascensor de talento, el proyecto habrá ganado mucho antes de mirar la tabla.

En lo económico, la prudencia marca el paso. No se esperan cheques sin límite ni una inflación de salarios que desajuste las cuentas. Se trata de invertir donde el retorno sea claro: cantera, estructura técnica, datos, captación y experiencias de estadio. El Espanyol no necesita prometer lujos imposibles; necesita coherencia.

Un desenlace que abre etapa: ambición con raíces pericas

El aterrizaje de Alan Pace como nuevo propietario del Espanyol no es un movimiento aislado, es el punto de cruce entre finanzas y fútbol que define la era. Quedan preguntas, claro: cómo se traducirá la promesa de independencia en decisiones diarias, qué margen tendrá la dirección deportiva, cuándo se notarán los efectos en el césped. Pero hay certezas suficientes para dibujar un escenario: inversión razonada, profesionalización, una cantera empoderada y un estadio que late fuerte.

El listón público lo ha puesto el propio Pace: ver al Espanyol compitiendo por estar entre los seis grandes en un horizonte prudente. Ambicioso, sí. Posible, solo si se ordena el dentro antes que el fuera, si se acierta en tres mercados consecutivos, si la Dani Jarque aporta minutos y si el club se mira menos al espejo y más al balón. En eso consiste, al final, su promesa de tutela: cuidar lo que ya existe y mejorarlo con herramientas del siglo XXI. Si esa hoja de ruta se cumple, la pregunta inicial dejará de ser quién es Alan Pace para pasar a ser qué ha cambiado en el Espanyol desde que llegó. Y ahí —en el marcador, en la grada, en la ciudad— estará la respuesta.


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Este artículo se ha redactado con información cotejada en medios españoles de referencia y comunicaciones oficiales. Fuentes consultadas: RTVE, ABC, Europa Press, COPE.

Periodista con más de 20 años de experiencia, comprometido con la creación de contenidos de calidad y alto valor informativo. Su trabajo se basa en el rigor, la veracidad y el uso de fuentes siempre fiables y contrastadas.

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