Síguenos

Más preguntas

¿Qué hacer cuando los nervios se agarran al estómago?

Publicado

el

chica con nervios se agarran al estómago

¿Qué hacer cuando los nervios afectan el estómago? Aprende cómo aliviar náuseas, acidez y dolor abdominal con estrategias efectivas para reducir el estrés.

Hay quienes sienten un nudo en la garganta cuando están nerviosos, otros experimentan tensión en los músculos, pero una gran mayoría lo sufre en el estómago. Esa sensación de «nervios agarrados al estómago» es más común de lo que parece y, aunque no siempre se hable de ello, tiene una explicación científica.

El vínculo entre el sistema digestivo y las emociones es tan fuerte que se le conoce como el «segundo cerebro». No es casualidad que cuando estamos ansiosos, preocupados o estresados, sintamos mariposas en el estómago, náuseas, retortijones o incluso cambios en el tránsito intestinal. En situaciones de gran tensión, el estrés puede alterar la función digestiva, provocando molestias que van desde un ligero malestar hasta dolores incapacitantes.

Pero, ¿por qué ocurre esto? ¿Cómo se explica que el estrés y la ansiedad afecten tanto al aparato digestivo? Y, lo más importante, ¿qué se puede hacer para aliviar esta sensación desagradable? A continuación, exploraremos en detalle la conexión entre los nervios y el estómago, y te ofreceremos estrategias eficaces para recuperar el equilibrio emocional y digestivo.

La relación entre el estrés y el sistema digestivo

El sistema digestivo y el cerebro están estrechamente conectados a través del eje intestino-cerebro, un sistema de comunicación bidireccional regulado por el sistema nervioso entérico. Este sistema, compuesto por más de 100 millones de neuronas, funciona como un segundo cerebro que responde a las emociones casi de manera automática.

Cuando una persona experimenta estrés, ansiedad o nerviosismo, el cerebro activa la respuesta de lucha o huida, liberando hormonas como el cortisol y la adrenalina. Estas sustancias químicas preparan al cuerpo para reaccionar ante un peligro, pero también afectan el funcionamiento del sistema digestivo. En consecuencia, el estómago y los intestinos pueden volverse hipersensibles, ralentizar la digestión o, por el contrario, acelerarla demasiado.

Esto explica por qué algunas personas sufren de estreñimiento, mientras que otras padecen diarrea cuando están bajo presión. Además, el aumento de la acidez estomacal y la alteración del movimiento intestinal pueden generar otros síntomas como náuseas, reflujo, hinchazón y dolor abdominal.

hombre con nervios se agarran al estómago

Síntomas más comunes cuando los nervios afectan al estómago

Los síntomas del estrés digestivo pueden variar de una persona a otra, dependiendo de su nivel de sensibilidad y del tiempo que se haya prolongado la ansiedad o el nerviosismo. Entre los más frecuentes se encuentran:

Náuseas y sensación de «mariposas en el estómago»

Esa sensación de vacío en el estómago, como si algo se revolviera en su interior o si una corriente de hormigueo recorriera la zona abdominal, es una respuesta fisiológica muy común al estrés y la ansiedad. Este fenómeno se produce porque el cerebro, al detectar una situación de tensión o peligro, activa la respuesta de lucha o huida, una reacción natural del organismo que prioriza la supervivencia.

Cuando esto ocurre, el cuerpo desvía la energía a los músculos y el corazón, preparándolo para reaccionar ante la amenaza percibida. Como consecuencia, las funciones digestivas pasan a un segundo plano, reduciendo el flujo sanguíneo en la zona abdominal y provocando una sensación de vacío o movimiento en el estómago.

Esta sensación puede ir acompañada de náuseas, que no siempre terminan en vómito pero generan un fuerte malestar. En personas propensas a la ansiedad, este síntoma puede volverse recurrente, afectando la calidad de vida y dificultando actividades cotidianas como comer o dormir. Factores como la preocupación constante, la anticipación negativa de eventos o el miedo a lo desconocido pueden intensificar estas molestias, convirtiendo una simple sensación de nerviosismo en un cuadro persistente de incomodidad estomacal.

En algunos casos, este síntoma está asociado a la liberación de adrenalina y otras hormonas del estrés, las cuales pueden irritar la mucosa gástrica y aumentar la sensibilidad del estómago a los estímulos nerviosos.

Dolor abdominal y calambres

Cuando el estrés se prolonga en el tiempo, los músculos del estómago y los intestinos pueden tensionarse y contraerse de manera irregular, generando calambres y dolor abdominal. Esta reacción es provocada por la sobreactivación del sistema nervioso autónomo, que regula las funciones digestivas y puede alterarse cuando el cerebro percibe una amenaza constante.

El estrés crónico no solo afecta la motilidad intestinal, sino que también puede provocar inflamación en la mucosa gástrica y aumentar la producción de sustancias químicas que amplifican la sensibilidad al dolor. Esto significa que una persona con ansiedad puede sentir molestias más intensas de lo normal en el estómago, incluso cuando no haya una causa física evidente.

En algunos casos, esta sensación se vuelve tan intensa que puede confundirse con otras afecciones como el síndrome del intestino irritable (SII), una condición en la que el intestino reacciona de manera exagerada a los estímulos emocionales. Las personas con SII suelen experimentar episodios de dolor abdominal severo que empeoran en momentos de ansiedad o tensión emocional, confirmando la fuerte conexión entre el cerebro y el sistema digestivo.

Además, la tensión abdominal prolongada puede afectar el flujo sanguíneo en la zona digestiva, lo que contribuye a una digestión más lenta y un aumento en la sensación de pesadez o hinchazón.

Acidez y reflujo gástrico

El estrés no solo afecta la musculatura del estómago, sino que también puede aumentar la producción de ácido gástrico, provocando síntomas como acidez y reflujo. Cuando una persona se encuentra bajo tensión, su cuerpo libera hormonas del estrés como el cortisol, las cuales pueden estimular las glándulas del estómago para producir más ácido del necesario.

Este exceso de ácido puede irritar el esófago y provocar sensación de ardor en el pecho, regurgitación de alimentos y molestias al tragar, síntomas característicos del reflujo gastroesofágico. Muchas personas con ansiedad crónica notan que los episodios de acidez se intensifican en momentos de mayor estrés, lo que confirma la relación directa entre la mente y el sistema digestivo.

Además, el estrés puede debilitar el esfínter esofágico inferior, la válvula que impide que los ácidos del estómago regresen al esófago. Cuando esta válvula no funciona correctamente, los jugos gástricos pueden subir con más facilidad, causando reflujo y malestar. Este problema es aún más frecuente en personas que tienen hábitos como comer rápido, consumir cafeína en exceso o acostarse inmediatamente después de comer, lo que agrava los síntomas digestivos relacionados con el estrés.

Alteraciones en el tránsito intestinal

El estrés también puede provocar cambios en la movilidad intestinal, lo que se traduce en episodios de diarrea, estreñimiento o incluso una combinación de ambos. Estas alteraciones se deben a que el sistema nervioso entérico, que regula el movimiento de los intestinos, se ve afectado por las señales de estrés enviadas desde el cerebro.

En algunas personas, la respuesta al estrés se manifiesta en forma de diarrea, ya que la activación del sistema nervioso simpático acelera la motilidad intestinal y provoca evacuaciones más rápidas. En otros casos, ocurre lo contrario: el sistema digestivo se ralentiza, generando estreñimiento y sensación de pesadez abdominal.

Cuando el estrés es persistente, los intestinos pueden volverse hipersensibles y reaccionar de manera exagerada a ciertos estímulos, lo que da lugar a episodios recurrentes de alteraciones intestinales. Este fenómeno es común en personas con síndrome del intestino irritable, quienes reportan un empeoramiento de sus síntomas en situaciones de ansiedad o tensión emocional.

Además, el estrés puede alterar la composición de la microbiota intestinal, el conjunto de bacterias beneficiosas que habitan en el intestino y que juegan un papel clave en la digestión y la absorción de nutrientes. Cuando el equilibrio de la microbiota se ve afectado, el intestino puede volverse más propenso a la inflamación y a los trastornos digestivos relacionados con el estrés.

Cómo aliviar los nervios en el estómago

Saber que los nervios pueden manifestarse a nivel digestivo es el primer paso para gestionar mejor la situación y evitar que el estrés afecte la salud de manera prolongada. Afortunadamente, existen varias estrategias que pueden ayudar a recuperar el equilibrio emocional y digestivo.

trabajadora con nervios se agarran al estómago

Respiración y relajación para calmar el sistema nervioso

Cuando el estrés activa la respuesta de alerta en el cuerpo, es importante ayudar al sistema nervioso a volver a la calma. Una forma eficaz de hacerlo es mediante técnicas de respiración profunda y relajación.

Ejercicios como la respiración diafragmática (inhalar profundamente por la nariz, mantener el aire unos segundos y exhalarlo lentamente por la boca) ayudan a reducir la tensión abdominal y a relajar los músculos del estómago. También la meditación y el mindfulness pueden ser herramientas clave para mejorar la conexión entre la mente y el cuerpo.

Alimentación adecuada para reducir la inflamación

El tipo de alimentos que se consumen puede marcar la diferencia en cómo el estómago reacciona ante los nervios. Es recomendable evitar comidas pesadas, grasas y picantes, ya que pueden aumentar la acidez y la inflamación intestinal.

En su lugar, optar por una alimentación equilibrada con frutas, verduras, cereales integrales y probióticos puede mejorar la salud digestiva y reducir los síntomas asociados al estrés. Además, es importante mantener una hidratación adecuada y evitar el consumo excesivo de cafeína y alcohol, ya que pueden agravar la sensibilidad del estómago.

Ejercicio físico como regulador natural del estrés

Realizar actividad física de manera regular es una de las mejores estrategias para reducir el impacto del estrés en el sistema digestivo. El ejercicio estimula la producción de endorfinas, hormonas que mejoran el estado de ánimo y reducen la sensación de ansiedad. Además, promueve el tránsito intestinal y ayuda a regular la digestión.

No es necesario realizar entrenamientos intensos; actividades como caminar, nadar o practicar yoga pueden ser suficientes para mantener el cuerpo en equilibrio y reducir la tensión acumulada en el estómago.

Terapia y apoyo emocional para gestionar la ansiedad

Cuando los nervios en el estómago son recurrentes y afectan la calidad de vida, puede ser útil buscar apoyo psicológico. La terapia cognitivo-conductual ha demostrado ser muy efectiva en el tratamiento de la ansiedad y el estrés crónico, ayudando a cambiar patrones de pensamiento negativos y desarrollar estrategias para afrontar situaciones estresantes.

Además, hablar con alguien de confianza sobre las preocupaciones y emociones puede aliviar la carga mental y reducir la somatización del estrés en el cuerpo.

Escuchar al estómago para entender las emociones

El cuerpo tiene formas muy particulares de manifestar el estrés, y el sistema digestivo es uno de los primeros en reaccionar ante las emociones intensas. Escuchar lo que el estómago nos dice puede ser clave para entender cómo estamos gestionando el estrés en nuestra vida diaria.

Incorporar hábitos saludables, como la respiración consciente, una alimentación equilibrada, ejercicio y apoyo emocional, puede marcar una gran diferencia en cómo el cuerpo responde a la ansiedad. Cuidar la salud digestiva también es cuidar la salud mental, porque cuando los nervios se agarran al estómago, lo que realmente está pidiendo atención es nuestra estabilidad emocional.


🔎​ Contenido Verificado ✔️

Este artículo ha sido elaborado basándose en información de fuentes oficiales y confiables, garantizando su precisión y actualidad. Fuentes consultadas: National Center for Biotechnology Information (NCBI), Mayo Clinic, Organización Mundial de la Salud (OMS), Psychology Today, American Gastroenterological Association.

Periodista con más de 20 años de experiencia, comprometido con la creación de contenidos de calidad y alto valor informativo. Su trabajo se basa en el rigor, la veracidad y el uso de fuentes siempre fiables y contrastadas.

Populares