Cultura y sociedad
Porque lloran las personas con demencia

¿Por qué lloran las personas con demencia? Descubre las causas ocultas, cómo calmarlas y las mejores estrategias para mejorar su bienestar diario.
El llanto en personas con demencia es una situación común que puede generar preocupación en familiares y cuidadores. En muchos casos, puede parecer que la persona llora sin motivo aparente, pero en realidad, hay razones detrás de esta manifestación emocional. La dificultad para expresarse, la confusión y los cambios en el cerebro pueden hacer que el llanto sea su única forma de comunicar malestar o emociones difíciles de procesar.
Para comprender por qué ocurre y cómo manejarlo de manera adecuada, es fundamental conocer las causas más frecuentes del llanto en personas con demencia y las mejores estrategias para calmarlas.
Causas del llanto en personas con demencia
Dificultad para comunicarse: frustración y confusión
Las personas con demencia experimentan una pérdida progresiva del lenguaje y la memoria, lo que puede hacer que les resulte difícil expresar lo que sienten o necesitan. Cuando no pueden encontrar las palabras adecuadas para describir su malestar, pueden recurrir al llanto como única forma de comunicación.
Además, la confusión puede generar una gran angustia. Olvidar dónde están, quiénes son las personas que les rodean o qué deben hacer en una determinada situación puede hacer que se sientan perdidos y asustados, llevándolos a llorar por la sensación de desorientación.
Dolor físico o malestar no identificado
Muchas veces, el llanto no está relacionado con un motivo emocional, sino con un problema físico o médico que la persona no puede comunicar. Algunas de las molestias más frecuentes incluyen:
- Dolores articulares o musculares propios del envejecimiento.
- Dolor de muelas, infecciones urinarias o estreñimiento, que pueden causar malestar persistente.
- Efectos secundarios de medicamentos, como mareos, fatiga o náuseas.
Es importante estar atentos a cambios en el comportamiento o en la expresión facial que puedan indicar que algo no está bien físicamente.
Depresión y ansiedad: emociones difíciles de procesar
La demencia no solo afecta la memoria, sino también el estado de ánimo. Muchas personas con demencia pueden experimentar episodios de depresión o ansiedad, que se manifiestan a través del llanto, la apatía o la irritabilidad.
La depresión en personas con demencia puede deberse a múltiples factores: la pérdida de autonomía, la conciencia de que su estado está cambiando o la sensación de estar atrapados en una realidad que no comprenden del todo.
La ansiedad también juega un papel clave. La dificultad para recordar rostros, nombres o rutinas diarias puede generar un gran estrés, haciendo que la persona se sienta insegura y angustiada.
Miedo y paranoia: percepciones alteradas de la realidad
A medida que avanza la demencia, muchas personas experimentan cambios en la percepción de la realidad. Esto puede provocar episodios de paranoia o alucinaciones en los que creen que están en peligro, que alguien quiere hacerles daño o que están en un lugar desconocido.
El miedo derivado de estas percepciones erróneas puede ser muy intenso y manifestarse a través del llanto, la resistencia a ser ayudados o el rechazo hacia familiares y cuidadores.
Fatiga mental y agotamiento emocional
Para una persona con demencia, procesar la información y adaptarse a nuevas situaciones puede ser agotador. Incluso las tareas diarias más simples pueden volverse desafiantes, y la frustración acumulada puede llevarlos a llorar como una forma de liberar esa tensión emocional.
Algunos desencadenantes comunes incluyen:
- Exceso de estímulos en el entorno (ruido, conversaciones, televisión a alto volumen).
- Cambios en la rutina que les resultan difíciles de asimilar.
- Situaciones sociales demandantes que requieren recordar nombres o participar en conversaciones complejas.
Síndrome vespertino: el aumento de la confusión al atardecer
Muchos cuidadores notan que el llanto y la agitación aumentan al final del día, un fenómeno conocido como síndrome vespertino. En esta fase del día, la fatiga, la disminución de la luz y el cambio en la rutina pueden intensificar la confusión y la ansiedad, llevando a la persona a manifestarlo con llanto o comportamiento inquieto.
Estrategias para calmar a una persona con demencia cuando llora
Identificar la causa del llanto
Antes de actuar, es fundamental comprender qué está causando el llanto. Las personas con demencia pueden llorar por diversas razones, como dolor físico, incomodidad, miedo o confusión. Observar su comportamiento y el entorno es clave para detectar posibles desencadenantes. Puede que sienta dolor debido a una molestia en el cuerpo, que tenga frío, calor o hambre, o que un cambio reciente en su entorno la haya desorientado. También es posible que el llanto ocurra en un momento del día en el que suele sentirse más agitada, como en el caso del «síndrome del ocaso», donde la ansiedad y la confusión aumentan al final del día.
Si se logra identificar la causa del llanto, será más sencillo encontrar una solución adecuada. Si, por ejemplo, siente dolor, se debe revisar si tiene alguna molestia física y atenderla. Si está incómoda por frío o hambre, ofrecerle abrigo o comida puede ayudar. Cuando el origen del llanto es un cambio en su entorno, devolverle una sensación de estabilidad puede tranquilizarla.
Mantener una actitud tranquila y reconfortante
Las personas con demencia perciben y responden al estado emocional de quienes las rodean. Si el cuidador muestra angustia, impaciencia o frustración, la persona puede alterarse aún más. Para transmitir calma, es fundamental hablar en un tono pausado y sereno, utilizando frases cortas y sencillas. Acompañar las palabras con gestos suaves, como tomar su mano o acariciar su brazo, puede brindarle seguridad y hacerla sentir acompañada.
El contacto físico debe ser respetuoso y solo si la persona lo acepta. Un abrazo puede ser reconfortante, pero si se muestra reacia, es mejor ofrecerle apoyo de otra manera. Evitar confrontaciones o intentos de razonar con ella es esencial, ya que intentar corregir su percepción de la realidad puede aumentar su angustia en lugar de reducirla. La tranquilidad del cuidador será su mejor guía para calmarse.
Crear un ambiente tranquilo y predecible
El entorno influye directamente en el estado emocional de una persona con demencia. Un ambiente ruidoso, caótico o con demasiados estímulos puede generar confusión y ansiedad, lo que a su vez puede intensificar el llanto. Mantener una rutina estructurada es una de las mejores maneras de proporcionarle seguridad. Realizar las mismas actividades a la misma hora cada día puede ayudarle a anticipar lo que ocurrirá y evitar el estrés de lo inesperado.
Reducir el ruido innecesario es otra estrategia efectiva. Apagar la televisión si no la está viendo, evitar conversaciones en voz alta cerca de ella y procurar un entorno tranquilo contribuyen a su bienestar. También es importante asegurarse de que los espacios estén bien iluminados. Las sombras o áreas oscuras pueden confundirla y generarle miedo, mientras que una iluminación adecuada le permite sentirse más segura y orientada.
Usar la distracción como herramienta
Cuando la persona no puede expresar claramente lo que le sucede y el llanto persiste, una estrategia útil es desviar su atención hacia una actividad placentera. La música es un recurso poderoso; poner su canción favorita o una melodía relajante puede cambiar su estado de ánimo y ayudarla a calmarse.
Otro enfoque efectivo es ofrecerle un objeto familiar que le brinde seguridad. Puede ser un peluche, una manta, una fotografía o cualquier elemento significativo que le genere tranquilidad. A veces, simplemente cambiar de ambiente puede marcar la diferencia. Llevarla a otra habitación más acogedora o salir a caminar puede ayudarle a desconectarse de la angustia que siente en ese momento.
Validar sus emociones y mostrar empatía
Minimizar el llanto con frases como «No llores» o «No pasa nada» puede hacer que la persona se sienta ignorada o incomprendida. En lugar de eso, es mucho más efectivo validar sus sentimientos y demostrar comprensión. Expresiones como «Veo que estás triste, estoy aquí para ayudarte» o «Parece que algo te preocupa, dime cómo puedo hacer que te sientas mejor» pueden hacer que se sienta escuchada y reconfortada.
Cuando alguien con demencia llora, lo más importante es hacerle sentir que no está sola y que sus emociones son comprendidas. A veces, el simple hecho de recibir una respuesta empática y afectuosa es suficiente para aliviar su angustia.
Cuándo buscar ayuda profesional
Si el llanto es persistente, ocurre con frecuencia o se acompaña de signos de dolor intenso o paranoia, es importante consultar a un médico. Podría haber una condición médica subyacente que necesita atención, como dolor crónico, infecciones o depresión.
Además, un profesional de la salud puede ajustar la medicación, recomendar terapias específicas o sugerir estrategias personalizadas para mejorar el bienestar de la persona con demencia.
Comprender y acompañar con paciencia y amor
El llanto en personas con demencia es una manifestación de emociones o necesidades no resueltas, y entenderlo es clave para brindarles apoyo. Identificar la causa, mantener un ambiente seguro y responder con empatía y calma puede marcar la diferencia en su bienestar diario.
Cada persona con demencia es única, por lo que es importante observar sus patrones, aprender qué la tranquiliza y adaptar el cuidado a sus necesidades específicas. Lo más importante es ofrecer compañía, paciencia y amor, recordando que, aunque las palabras se olviden, el sentimiento de ser querido y comprendido permanece.
🔎 Contenido Verificado ✔️
Este artículo ha sido elaborado basándose en información de fuentes oficiales y confiables, garantizando su precisión y actualidad. Fuentes consultadas: Alzheimer’s Association, Instituto Nacional sobre el Envejecimiento (NIA), Alzheimer’s Society, MedlinePlus, Dementia Australia.

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