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Ciencia

Cuándo ocurrirá el eclipse solar total, dónde y cómo verla

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Eclipse solar total del 2 de agosto de 2027: horarios, mapa y consejos para verlo en España, con totalidad en Cádiz, Málaga, Ceuta y Melilla.

Será el domingo 2 de agosto de 2027, a media mañana en horario peninsular. La franja de totalidad tocará el extremo sur de la península Ibérica: cruzará el Estrecho de Gibraltar y abarcará gran parte de la provincia de Cádiz, el litoral occidental de Málaga, y las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla. En esos lugares el eclipse solar total oscurecerá el cielo durante varios minutos —desde algo menos de dos hasta casi cinco, según el punto exacto—. En el resto de España se verá como Eclipse solar parcial, muy profundo, con el Sol cubierto en un alto porcentaje. El máximo global del fenómeno se producirá en Egipto, cerca de Luxor, donde la oscuridad se estirará más de seis minutos.

Cómo vivirlo sin rodeos: para experimentar la noche en pleno día hay que situarse dentro de esa banda estrecha de totalidad. En Cádiz el apagón completo rondará los tres minutos alrededor de las 10.45; en Málaga capital la totalidad será más breve, cerca de 1 minuto y 50 segundos; Ceuta rozará los 4 minutos y 48 segundos, la mayor duración en Europa, y Melilla superará cómodamente los cuatro minutos. En todos los casos, salvo durante esos minutos exactos de totalidad, es obligatorio usar filtros solares homologados (norma ISO 12312-2). Ni a ojo, ni con cámaras, ni con prismáticos o telescopios sin un filtrado serio delante del objetivo. El resto del país disfrutará de una penumbra notable, con un Sol menguado y dentado que regalará imágenes muy plásticas.

Mapa realista de la sombra: franja, ciudades y duraciones

La ruta de la Luna proyecta una sombra con forma de cinta que aparece por el Atlántico y entra en Europa por el Estrecho de Gibraltar. En la península, el trazo atraviesa de oeste a este el sur de Cádiz y roza el tercio meridional de Málaga. La línea central —el corredor donde la totalidad dura más— pasa cerca de Tarifa, Algeciras, San Fernando, Chiclana y se abre paso hacia el este, ya más fina, camino de la costa malagueña. Gibraltar queda dentro. Fuera de esa franja, incluso a pocos kilómetros, el eclipse se vive como parcial: impresionante, sí, pero sin apagón total.

Los tiempos cambian ligeramente según el municipio. En la franja gaditana el primer mordisco solar llega alrededor de las 9.30. La totalidad entra entre las 10.45 y las 10.50 y se prolonga casi hasta las 10.48–10.49 en Cádiz capital, con un margen de segundos arriba o abajo según el barrio. Málaga verá la Luna cerrarse sobre el disco solar a esa misma hora, pero el tramo de noche será más corto, rondando el minuto y cincuenta segundos en el centro de la ciudad y creciendo unos segundos hacia el suroeste provincial. Ceuta y Melilla, pegadas a la línea central africana, disfrutarán de duraciones largas: cerca de 4m48s y unos 4m34s, respectivamente. En Sevilla, Huelva, Granada o Córdoba la cobertura será muy alta aunque parcial; Madrid, Valencia y Barcelona vivirán una parcialidad profunda, de las que transforman la luz ambiente y afilan las sombras.

La banda de totalidad en España no es ancha. Hay que visualizarla como una autopista oscura con arcenes estrechos: moverse unos kilómetros hacia la línea central suma segundos valiosos de noche y mejora la simetría de la corona solar. A un lado y otro, la penumbra se abre paso por todo el territorio, incluidas Islas Baleares y Canarias, con porcentajes de ocultación que, según la zona, superarán con holgura el 70 por ciento. El tramo europeo es breve; la sombra salta enseguida a Marruecos y continúa por Argelia, Túnez, Libia y Egipto —donde tocará su máximo— para luego cruzar el mar Rojo y adentrarse en la península Arábiga antes de morir en el Índico. En el valle del Nilo, con el Sol ya alto, la experiencia será de manual.

La visión práctica para España es transparente: quien se plante en Cádiz, Tarifa, Algeciras, el litoral oeste de Málaga, Ceuta o Melilla verá un Eclipse total con todas las letras. Quien se quede unos kilómetros al norte disfrutará de un espectáculo igualmente llamativo, pero sin el apagón central. El 2 de agosto de 2027, por tanto, coloca al sur peninsular en el mapa global de los grandes eclipses del siglo.

Reloj en mano: horarios, altura del Sol y qué esperar

El Eclipse de 2 de agosto de 2027 no es un fenómeno de amanecer ni de puesta. Ocurre con el Sol ya bien alto, lo que mejora la visibilidad, evita interferencias de capas bajas de la atmósfera y ofrece margen de maniobra para cambios de ubicación de última hora. La fase parcial comienza en torno a las 9.30 hora peninsular en el extremo suroccidental, avanza hacia el este a ritmo lento y, pasada una hora, el mordisco lunar ya resulta evidente a simple vista con gafas de eclipse. Cuando la totalidad entra —en ese intervalo 10.45–10.50, según donde se esté—, la luz cae de golpe. No es la oscuridad absoluta de una medianoche, pero sí una noche extraña, azulada, suficiente para que asomen las primeras estrellas y Venus brille como faro. En la línea central andaluza, el Sol alcanza una altura cómoda sobre el horizonte; la corona —la atmósfera exterior del Sol— suele mostrarse simétrica y elegante en estas condiciones.

El final es aún más rápido. El anillo de diamantes —un destello único que anuncia la salida del Sol por el borde lunar— señala el instante en el que hay que volver a ponerse el filtro sin titubeos. A partir de ahí, la parcialidad continúa deshaciendo el bocado durante casi una hora y media, hasta que el disco recupera su forma habitual poco después del mediodía. El termómetro, entretanto, puede haber descendido uno o dos grados y el viento cambiar sutilmente. Los animales responden a esa penumbra como si hubiera llegado el atardecer; los pájaros se callan, las sombras se alargan en forma de medialuna debajo de los árboles por el efecto estenopeico de las hojas. Es física celeste en directo, con un guion muy preciso y apenas variaciones.

La altura del Sol durante la totalidad favorece un detalle clave: el horizonte marino del Golfo de Cádiz y de la Costa del Sol suele estar limpio a media mañana en verano si sopla poniente, con una bruma fina que rara vez arruina la visibilidad. Si entra levante con fuerza, puede complicar algo la transparencia en superficie y arrastrar neblina; a cambio, despeja el cielo en capas altas. Conviene mirar los partes 48 horas antes y tener claro un plan alternativo a menos de una hora de carretera. Un cambio de 30 kilómetros puede marcar la diferencia entre estar dentro o fuera de la totalidad.

Seguridad real, no teórica: filtros, equipos y sentido común

El Eclipse solar total es tan hipnótico como peligroso si se ignoran normas básicas. La retinopatía solar —el daño en la retina por exposición directa al Sol— es irreversible. La regla es simple: nunca mirar al Sol sin protección apropiada salvo durante los minutos de totalidad en un lugar donde el Sol esté 100 % cubierto. Para todo lo demás, se necesitan gafas o visores que cumplan la norma ISO 12312-2, en buen estado, sin rayas ni perforaciones. No valen las gafas de sol convencionales, ni los cristales ahumados, ni inventos caseros con disquetes o radiografías. Tampoco sirve ponerse las gafas mientras se mira por un telescopio o unos prismáticos: los instrumentos concentran la luz y pueden quemar el filtro o la retina en un instante. El filtrado debe colocarse delante del objetivo del instrumento, nunca detrás.

Instrumentos y fotografía responsable, paso a paso

Quien quiera fotografiar el Eclipse solar deberá tratar el Sol como una fuente extrema. Durante la parcialidad, los filtros solares específicos —lámina Baader u otros de densidad adecuada, filtros de vidrio de fabricantes reconocidos— son obligatorios en cámaras y teleobjetivos. Sólo se retiran durante la totalidad, y se vuelven a montar al primer destello del anillo de diamantes. Los smartphones permiten capturas dignas si se baja la exposición, se bloquea el enfoque al infinito y se estabiliza el teléfono, aunque sea con un mini trípode o apoyado en una barandilla. El vídeo a intervalos funciona bien para encadenar la progresión del mordisco lunar y, con suerte, las cuentas de Baily, esas perlas de luz filtradas por valles de la Luna justo antes y después de la totalidad.

Conviene preparar la escena con antelación. Baterías cargadas, tarjetas vacías, disparo remoto o temporizador, y un guion sencillo: fases parciales espaciadas cada cinco o diez minutos, unos segundos de totalidad sin filtro para revelar la corona y las protuberancias rojizas sobre el limbo solar, y vuelta a la seguridad al primer destello. Quien prefiera evitar riesgos puede optar por la proyección: un pequeño orificio en una cartulina proyecta el disco solar sobre otra superficie y convierte la observación en una actividad colectiva, segura y muy plástica. La experiencia, en cualquier caso, no mejora por acumular equipo; mejora por estar dentro de la franja correcta y respetar el reloj del cielo.

Meteorología probable y logística en el Estrecho y en Egipto

La estadística manda y agosto suele ser amable con los eclipses en estas latitudes. El Golfo de Cádiz presenta veranos estables, con cielos despejados o con nubosidad muy fragmentada si sopla poniente. El levante puede inyectar bruma o polvo en suspensión, más intensa pegada a la costa, aunque a menudo despeja el azul en altura. El litoral malagueño, más protegido, alterna días de atmósfera cristalina con episodios de calima leve. Nada que un plan B sensato —moverse una treintena de kilómetros hacia el interior o hacia otro tramo de la banda— no pueda gestionar. Llegar temprano reducirá problemas: es pleno verano, habrá tráfico hacia playas y miradores, y un margen de horas permite reaccionar. Hidratación, protección solar para la piel, gorras, sombras portátiles y paciencia: la logística cuenta tanto como la óptica.

En Ceuta y Melilla el fenómeno se vivirá con un plus de duración y con condiciones de cielo que en verano son a menudo francamente favorables. Las orografías complicadas imponen otra regla práctica: estudiar accesos, azoteas y explanadas con horizonte despejado y, si se pretende montar trípodes o equipos voluminosos, pedir permiso con antelación. La línea central pasa muy cerca; una mala elección de ángulo o una barrera urbana pueden quitar segundos preciosos de oscuridad.

Quien apueste por el tramo africano encontrará en Egipto un cielo de libro. Luxor y su entorno registran en agosto una nubosidad ínfima de forma habitual. A cambio, el calor es severo y condiciona cualquier plan. Las ubicaciones con sombra fija, terrazas con acceso controlado y puntos elevados sin interferencias de domos térmicos urbanos marcan la diferencia entre sufrir el clima o convertir la espera en un paseo. La logística allí es distinta: hidratación continua, organización con guías locales, tiempos de traslado generosos y respeto escrupuloso por zonas arqueológicas si se eligen escenarios monumentales.

Por qué este Eclipse total será tan largo: geometría y serie Saros

Un Eclipse total largo no es casualidad. Hace falta una combinación precisa: la Luna cerca del perigeo —más grande en el cielo— y la Tierra no muy lejos del afelio, de modo que el diámetro aparente del Sol se reduzca ligeramente. Esa suma ensancha el cono de sombra y regala minutos extra de noche. El 2 de agosto de 2027 marca uno de esos alineamientos favorables. La duración máxima, 6 minutos y 23 segundos, se alcanzará en las inmediaciones de Luxor, casi en el corazón del valle del Nilo. Esa cifra es excepcional sobre tierra accesible en el siglo XXI; la memoria reciente guarda el 22 de julio de 2009 sobre el Pacífico, donde se superaron los seis minutos y medio, pero buena parte del tramo máximo cayó sobre océano abierto.

El evento pertenece a la serie Saros 136, una familia de eclipses que se repiten aproximadamente cada 18 años, 11 días y 8 horas, desplazados geográficamente. Esa genealogía explica similitudes de duración, perfil y geometría con otros eclipses de la serie, y permite afinar con antelación mapas y cronogramas. En el caso español, la combinación de latitud, hora y altura solar sugiere una corona bastante simétrica y detallada, con streamers —esos filamentos que se extienden varios radios solares— visibles con prismáticos sencillos durante la totalidad. La presencia de Venus será evidente, junto a una o dos estrellas de primera magnitud si la transparencia acompaña. La percepción ambiental —un silencio que cae como una manta, un aire que cambia de carácter— pone el broche sensorial a un fenómeno esencialmente geométrico.

La observación científica se beneficia cuando la totalidad se alarga: más tiempo para espectros, para medir la temperatura de la cromosfera, para registrar protuberancias y bucles magnéticos. A escala ciudadana es igual de relevante: los minutos extra permiten disfrutar del cielo, orientar las miradas, ajustar una exposición y, aun así, guardar segundos para simplemente mirar. Por eso este eclipse ha ganado titulares de “muy largo” y ha despertado una fiebre de planificación que se notará en hoteles, carreteras y miradores.

Tres citas seguidas en casa: 2026, 2027 y 2028

España encadena una secuencia que no se repetirá en décadas. El 12 de agosto de 2026 un Eclipse solar total cruzará el norte peninsular al atardecer, con el Sol bajo sobre el horizonte atlántico y mediterráneo. El corredor de totalidad recorrerá el Cantábrico y Baleares con escenarios fotográficos de postal, aunque la meteorología de agosto en el norte —más cambiante que en el Estrecho— hará trabajar a los que busquen cielos limpios. Un año después llega el Eclipse de 2 de agosto de 2027, centrado en el sur. Y el 26 de enero de 2028 se cerrará el ciclo con un Eclipse anular que dibujará un anillo de fuego sobre una franja de la península y Baleares en pleno invierno, con un Sol más bajo y una luz afilada. Después habrá que esperar: el siguiente total visible en territorio nacional no asomará hasta bien entrada la mitad del siglo, hacia 2053.

Este encadenado convierte a España en un laboratorio a cielo abierto. Las instituciones han preparado mapas interactivos por municipio, tablas con horarios y simuladores que permiten pulsar sobre una calle y obtener segundos y altura del Sol. Es, en pocas palabras, el material que hace falta para un viaje calculado al milímetro o para un plan de observación de barrio con garantías. El sur peninsular en 2027 será, por tanto, un escenario de encuentro entre aficionados, curiosos y quienes persiguen la totalidad de eclipse en eclipse. Habrá puntos de observación organizados, retransmisiones, talleres y una cultura de seguridad que conviene reforzar desde ya.

La secuencia 2026–2028, además, sirve como ensayo general. Quien no pueda desplazarse a la franja de totalidad en 2026 puede aprender los ritmos con la parcialidad y ajustar equipos, filtros y rutinas; en 2027, con el Sol más alto y una meteorología veraniega más estable en el sur, el salto a la totalidad será más accesible; en 2028, el anular cerrará con una estética distinta —anillo luminoso perfecto— que exige filtros en todo momento y ofrece una paleta de imágenes absolutamente diferente. Tres capítulos que forman una escuela práctica de eclipses.

Claves prácticas para el 2 de agosto de 2027

La información es nítida y permite decisiones concretas. Para experimentar un Eclipse total auténtico, la ubicación manda. La banda de totalidad en España corre por el Estrecho y el sur de Cádiz y Málaga, más Ceuta y Melilla. Las referencias urbanas sobran: Cádiz capital, San Fernando, Chiclana, Tarifa, Algeciras, el litoral occidental malagueño, las dos ciudades autónomas. Elegir un punto dentro de ese trazo, con horizonte limpio y accesos conocidos, es todo. La línea central regala segundos extra; un desplazamiento de última hora de apenas 10 o 20 kilómetros puede convertir un eclipse casi total en total. No hay sustituto para estar dentro.

El tiempo es el segundo pilar. La parcialidad arranca sobre las 9.30; la totalidad entra alrededor de las 10.45–10.50 y dura de dos a casi cinco minutos según la localidad; el final cae hacia las 12.05–12.10 en buena parte de Andalucía. Tener esos relojes offline —en una hoja impresa, en una captura en el teléfono— ahorra nervios cuando las redes se saturan. Cruzar la información con mapas, estudiar un plan B a menos de una hora de carretera y llegar con margen suficiente son hábitos que marcan la diferencia.

La seguridad cierra el triángulo. Filtros con ISO 12312-2 en buen estado, comprados a distribuidores fiables, revisados a contraluz antes del día grande. Las gafas para mirar a ojo; los filtros, delante del objetivo de cámaras, prismáticos y telescopios. En parcialidad siempre puestos; sólo en la totalidad se retiran y sólo si el lugar se encuentra realmente dentro de la banda. El primer destello tras la noche, de vuelta al filtro. Quien prefiera evitar instrumentación puede apostar por la proyección: estética, segura y sorprendente cuando los suelos se llenan de medias lunas bajo los árboles.

Todo lo demás —el encuadre, la foto perfecta, el vídeo que recorre las cuentas de Baily— es secundario respecto a ese triángulo. El Eclipse de 2 de agosto de 2027, por duración y accesibilidad, se presta a vivirlo con calma: hay minutos de oscuridad reales en el sur peninsular y duraciones históricas a pocas horas de vuelo en Egipto. La oportunidad es excepcional. Bien planificada, con el respeto debido al Sol y a las normas, quedará en la memoria como uno de esos momentos en que el día se pliega, el tiempo se ralentiza y la corona convierte el cielo en una estampa imposible. Una cita única con la sombra. Y, sobre todo, con la precisión de un universo que a veces deja ver sus engranajes.


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Este artículo se ha redactado con datos de fuentes oficiales en España. Fuentes consultadas: Instituto Geográfico Nacional, Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, Sociedad Española de Astronomía, Instituto de Astrofísica de Andalucía (CSIC), AEMET.

Periodista con más de 20 años de experiencia, comprometido con la creación de contenidos de calidad y alto valor informativo. Su trabajo se basa en el rigor, la veracidad y el uso de fuentes siempre fiables y contrastadas.

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