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Cuánto se paga a una interna de lunes a viernes: cifras y leyes

Descubre cuánto deberías pagar a una interna de lunes a viernes en España, con salarios, jornada, contrato: todo para hacerlo de manera legal
En España, contratar a una interna de lunes a viernes no es solo una cuestión de números o de mirar la tabla del salario mínimo. Es, literalmente, abrir la puerta de tu casa y compartir vida y rutina con alguien que, muchas veces, llega de lejos y lo deja todo para cuidar de tus mayores, tus hijos o el propio hogar.
Quien lo ha vivido sabe que esto va mucho más allá de firmar un contrato o hacer una transferencia cada mes. Por eso, saber cuánto se paga a una interna de lunes a viernes —y todo lo que implica— es algo que conviene mirar con lupa, sin prisas y preguntando mucho.
¿Cuánto se paga realmente a una interna de lunes a viernes?
El sueldo que marca la ley y lo que pasa en la vida real
De entrada, la norma es clara: el salario mínimo de una interna con jornada completa ronda los 1.184 € brutos al mes en 14 pagas (o algo más de 1.323 € si se prorratean las extras). Hasta aquí, fácil. Pero, en la práctica, pocas historias son tan simples como parece. Hay familias que pagan un poco más por experiencia, por idiomas, porque la persona se encarga de la noche o porque la urgencia aprieta. No es raro ver ofertas de 1.400 o 1.500 € netos en capitales como Madrid o Barcelona, sobre todo si el perfil es de confianza o toca cuidar personas dependientes.
El salario, además, incluye siempre manutención y alojamiento: la interna come, duerme y vive en la casa durante la semana. Aquí es donde surgen matices y dudas: ¿qué habitación se le ofrece?, ¿tiene baño propio?, ¿puede recibir visitas?, ¿hay wifi? Todas estas pequeñas cosas influyen en la decisión y en la satisfacción de ambas partes. Si todo está bien acordado y, sobre todo, bien escrito, luego hay menos sorpresas.
El pago en especie y sus límites
Una de las preguntas de oro: ¿se puede pagar parte del sueldo “en especie”? Sí, pero ojo: la ley fija el tope en un 30 % del salario y solo si queda por escrito en el contrato.
No vale eso de “te pago menos porque comes aquí”. El neto, después de restar alojamiento y comida, nunca puede quedar por debajo del mínimo legal. Además, la calidad de lo que se ofrece importa. Una habitación compartida, poco ventilada o una alimentación deficiente pueden ser causa de conflicto y, a la larga, incluso de reclamaciones. Cuidar este aspecto evita muchos disgustos.
Horarios, descansos y jornadas: cómo es el día a día
Una rutina que exige equilibrio
Legalmente, una interna de lunes a viernes trabaja 40 horas semanales efectivas. Pero cualquiera que conozca el sector sabe que casi siempre hay más: las llamadas horas de presencia. Son esas horas en las que la interna está disponible, aunque no esté limpiando, cocinando o cuidando directamente.
La ley dice que no pueden ser más de 20 extra, y deben pagarse también. Aquí empiezan las confusiones, porque no todo el mundo distingue bien entre “estar disponible” y “estar trabajando”. Por eso, es clave acordar horarios claros, dejar bien definido qué tareas incluye cada franja y hablar mucho. Mejor una charla incómoda a tiempo que un problema mayor después.
Y no, por mucho que la interna viva en casa, no significa que esté de servicio 24 horas. Tiene derecho a su descanso diario de 12 horas y, como mínimo, a 36 horas seguidas de descanso semanal (normalmente, el fin de semana). Si alguna vez el descanso diario se reduce por una urgencia, debe compensarse en la misma semana.
Vacaciones, permisos y el tiempo libre real
La vacaciones son 30 días naturales al año. Y sí, hay familias que intentan fraccionarlas o moverlas a su antojo, pero la ley protege el derecho a disfrutarlas, pactando la fecha y el modo de disfrutarlas entre ambas partes. Los festivos se respetan, igual que los permisos para gestiones médicas, papeleos o emergencias.
Conviene dejar todo esto claro en el contrato, porque luego, cuando hay dudas, surgen los problemas. Si una interna nunca libra un festivo o apenas tiene vacaciones, no es raro que busque otras opciones.
Contrato y trámites: más que un simple papel
El contrato que lo deja todo claro
El contrato no es un trámite más. Es el único salvavidas real para ambas partes. Debe detallar sueldo, tareas, horario, descansos, vacaciones, habitación, comida, qué pasa si hay niños o mayores, cómo se gestionan las emergencias, si la interna puede recibir visitas, y todo lo que a la familia y a la empleada se les ocurra. No hay exceso de detalles aquí. Lo que no se pone, luego puede traer problemas.
Seguridad Social y cotizaciones: sin excusas
El alta en la Seguridad Social es obligatoria desde el primer día. Nada de retrasarlo o “probar primero”. La ley es estricta y las sanciones pueden ser importantes. Además, las cotizaciones garantizan derechos: baja, paro, jubilación… y tranquilidad legal para todos. Si la interna pide su vida laboral y ve que no está dada de alta, la confianza se rompe. Y a veces no hay marcha atrás.
En muchos casos, las familias delegan estos trámites en gestorías. Es buena idea, siempre que no se pierda el contacto directo y se revise cada cierto tiempo que todo está al día. Cambios en el SMI, bases de cotización o nuevas normas llegan casi cada año.
Cómo manejar cambios y finales
¿La familia necesita más horas? ¿La interna quiere marcharse? ¿Hay que despedir? Todo cambio debe quedar por escrito. El preaviso mínimo suele ser de 7 días, y hay que liquidar pagas, vacaciones pendientes y, si toca, la indemnización legal. No es plato de buen gusto, pero los problemas vienen cuando no se deja todo claro.
Problemas habituales: lo que muchas veces no se cuenta
Sueldos bajos, horarios imposibles y precariedad
Por mucho que la ley haya avanzado, siguen existiendo casos donde las internas cobran menos de lo estipulado, o trabajan sin descanso, o no tienen contrato.
Suele ocurrir en empleos de urgencia, o cuando no hay papeles, o simplemente cuando se aprovechan de la necesidad. Y sí, la Inspección de Trabajo cada vez es más estricta, pero a veces el miedo a perder el empleo o la falta de información hacen que estas situaciones sigan existiendo. Hay que romper ese círculo, denunciando y no aceptando condiciones indignas.
Soledad y conciliación, el otro lado del trabajo
Ser interna significa, muchas veces, estar lejos de la familia propia, sin apenas vida personal o con horarios difíciles de compatibilizar. Aunque la ley reconoce el derecho a tiempo libre, muchas mujeres acaban trabajando más horas, o sienten que no pueden desconectar nunca.
El aislamiento es real. Por eso, es importante —y humano— facilitar llamadas, salidas, flexibilidad para gestiones o incluso pequeños detalles como dejar que la interna celebre sus días importantes. Una buena relación va mucho más allá del salario.
Contratos informales: un riesgo para todos
La tentación de “hacerlo sin papeles” sigue presente. Pero la realidad es que trabajar en negro perjudica a ambas partes. Si hay un accidente, un conflicto, un problema de salud… la familia puede verse con una multa o una demanda, y la interna se queda sin cobertura ni derechos. Hay que perder el miedo a hacer las cosas bien.
Consejos de verdad para una contratación segura y justa
Hablar, dejarlo todo por escrito y no dar nada por supuesto
Conversar largo y tendido antes de empezar, explicar expectativas, anotar detalles, poner ejemplos concretos… todo ayuda a evitar sorpresas. El contrato debe reflejar la realidad diaria, y no un ideal que nunca se cumple. No hay que tener miedo de revisar y renegociar si algo no funciona.
Los pagos, siempre claros y justificados
Pagar por transferencia, dar recibos, anotar cada abono… son pequeños gestos que dan seguridad y tranquilidad. Si se pagan horas extra, que se vea. Si hay algún pago en especie, que se concrete en el contrato y que sea justo. Así, nadie tiene que confiar solo en la palabra.
Mantenerse al día y pedir ayuda si hace falta
Las normas cambian, los mínimos suben, y la vida laboral de una interna está llena de trámites. Consultar asesorías, sindicatos, asociaciones o incluso hablar con otras familias ayuda a no quedarse atrás. Si surgen dudas, mejor preguntar que arrepentirse después.
La convivencia, lo más difícil y lo más importante
Contratar a una interna de lunes a viernes es un reto en muchos sentidos. Implica ceder parte de la intimidad, aprender a convivir, respetar espacios y rutinas.
Escuchar, negociar y ser flexible es tan importante como pagar a tiempo o cumplir la ley. La confianza, el respeto y la empatía hacen que la relación sea mucho más que laboral.
Mirada final: dignidad, derechos y tranquilidad para todos
Al final, saber cuánto se paga a una interna de lunes a viernes es solo el principio. Lo que de verdad importa es cómo se vive ese acuerdo, si hay respeto, transparencia y ganas de hacerlo bien.
Cumplir con el contrato, pagar lo justo y cuidar los derechos humanos y laborales es la mejor inversión: la que garantiza paz en casa, tranquilidad legal y una convivencia sana para todos. Porque detrás de cada cifra, hay una persona, una familia y una historia compartida.
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Este artículo ha sido redactado basándose en información procedente de fuentes oficiales y fiables, garantizando su precisión y actualidad. Fuentes consultadas: Wikipedia España, House and Seniors, Noviser, El País.

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