Salud
Cuáles son los antisépticos que Sanidad ha retirado y por qué

Sanidad retira antisépticos con clorhexidina 2% por posible contaminación: marcas y lotes, identificación rápida y pasos claros para actuar.
Sanidad ha ordenado retirar del mercado varios antisépticos cutáneos con clorhexidina al 2%, fabricados por Laboratorios Montplet S. L. U. y vendidos bajo distintas marcas de distribuidor en supermercados y farmacias. La decisión se adopta tras detectarse sospecha de contaminación por Burkholderia cepacia, una bacteria ambiental que no debe aparecer en un producto destinado a la antisepsia de la piel. La medida implica cese de comercialización, retirada de unidades en los puntos de venta y recuperación de los frascos ya vendidos. Afecta a referencias comercializadas como Eroski, Alvita, Cuidaplus, Interapothek (IA), Notaderm, Acofar y la propia Montplet, en lotes concretos que se detallan a continuación.
Los antisépticos retirados figuran bajo tres registros de biocidas para higiene humana: 837-DES, 1186-DES y 841-DES. Todos comparten la misma composición declarada —clorhexidina digluconato 2% en solución acuosa— y la misma indicación: antiséptico para piel sana. La orden abarca varios lotes identificados por número en el etiquetado. Quien tenga un frasco en casa debe comprobar marca y lote y, si coincide con los listados, no utilizarlo y devolverlo en el establecimiento donde lo compró. Es una actuación preventiva, de manual, que busca cortar de raíz cualquier riesgo, por pequeño que sea.
La lista exacta de antisépticos que Sanidad ha retirado
Marcas afectadas, registros y lotes implicados
El primer bloque corresponde al registro 837-DES, asociado a Montplet Solución Acuosa con Clorhexidina 2%. Aquí se inmovilizan los lotes 52409, 52391, 52416, 53018, 52469, 53081, 53077, 53108, 53605, 53613, 53855, 54029 y 54056. Se trata de presentaciones destinadas a la antisepsia de piel sana, en frascos de diferentes capacidades y, en algunos casos, con distribución a través de canales mayoristas para uso profesional. En el envase figura con claridad la naturaleza de biocida de higiene humana y el número de registro, que conviene revisar con calma.
El segundo bloque es el registro 1186-DES, que agrupa formulaciones en spray ampliamente reconocibles en lineales de gran consumo. En este apartado aparecen Eroski Spray Clorhexidina Acuosa 2% con el lote 52381, y Botikit Spray Clorhexidina Acuosa 2% con los lotes 53627 y 53595. Son los frascos típicos de botiquín doméstico, con pulverizador, pensados para una aplicación rápida sobre piel intacta antes de pequeñas curas. La recomendación es inequívoca: si el número de lote coincide, no seguir usándolos y entregarlos donde se adquirieron.
El tercer bloque corresponde al registro 841-DES, con marcas de parafarmacia y farmacia muy presentes en el día a día. Los lotes afectados se reparten así: Alvita (52383); Cuidaplus (53103, 53119 y 53665); Interapothek/IA (53152 y 53175); Notaderm (53112, 53679 y 53711); Acofar (53133 y 53150). De nuevo, clorhexidina 2% en solución acuosa para piel sana y un uso previsible en curas domésticas, piercings, depilación o preparación cutánea previa a procedimientos sencillos. El patrón se repite: misma molécula, misma concentración, distintos envases y etiquetas según la marca que los comercializa.
La razón técnica de la retirada es la posible presencia de Burkholderia cepacia en determinadas partidas. Esta bacteria —o, más exactamente, complejo B. cepacia— es conocida en el ámbito sanitario por su resistencia y su capacidad de sobrevivir en soluciones acuosas. Es ubicua en el medio ambiente (agua, suelo, biofilms) y puede colonizar sistemas de producción si la cadena de esterilidad o de higiene se ve comprometida. No es tolerable su presencia en un antiséptico: aunque en personas sanas el riesgo sea bajo, el principio de prudencia obliga a retirar, revisar procesos y sustituir el producto.
Qué se ha detectado y por qué es relevante en un antiséptico
La clorhexidina es un antiséptico de amplio uso y de eficacia contrastada, presente tanto en hospitales como en el botiquín doméstico. En medios clínicos se emplea con frecuencia en base alcohólica para la preparación de la piel quirúrgica, y en casa suele encontrarse en solución acuosa al 2% para piel sana. La pestaña crítica es la calidad microbiológica de la formulación. Las soluciones acuosas son especialmente sensibles si no se controlan con rigor los sistemas de agua purificada, la limpieza de depósitos y la esterilidad del envasado. Burkholderia cepacia es el tipo de microorganismo que, si se cuela, puede permanecer y multiplicarse en condiciones donde otros se apagarían.
¿A quién puede afectar? En personas sanas, una exposición aislada y superficial suele ser banal o pasar inadvertida. Pero el grupo de riesgo existe: pacientes con enfermedades respiratorias crónicas (como fibrosis quística), personas inmunodeprimidas o hospitalizadas tienen más probabilidades de que un contacto con esta bacteria derive en infección. Un antiséptico no admite dudas: debe ser seguro por diseño. De ahí que ante una sospecha razonable —y más en un producto de uso directo sobre la piel— se opte por cesar la distribución y retirar incluso sin esperar a que se confirmen casos clínicos. Better safe than sorry, como dicen en los laboratorios, aunque aquí lo relevante no es el eslogan, sino el protocolo.
En el etiquetado de estas referencias aparece con claridad “antiséptico para piel sana”. Ese detalle acota su uso: no están pensados para irrigaciones, no sirven para heridas profundas ni para mucosas, no son colutorios ni soluciones para ojos, oídos o genitales. En muchos hogares se emplean de forma correcta como barrera higiénica antes de curas, punciones o perforaciones; la alerta no cuestiona la molécula, sino la calidad microbiológica de determinados lotes.
Cómo comprobar un envase y qué hacer si coincide el lote
La comprobación es sencilla y conviene hacerla con luz y sin prisas. En el envase (o en la etiqueta del frasco) debe figurar la marca, la concentración (clorhexidina 2%), la forma farmacéutica (solución acuosa o spray), el número de registro (837-DES, 1186-DES o 841-DES) y el número de lote. Este último puede ir en tinta negra, grabado con relieve o impreso junto a la caducidad. Si el lote coincide con alguno de los citados, lo adecuado es dejar de usar el producto de inmediato. No hace falta complicarse: no se recomienda gastarlo limpiando superficies, no se aconseja “aprovecharlo” de ninguna manera. Se devuelve en el punto de venta y se sustituye por una alternativa segura.
Los establecimientos —farmacias, parafarmacias y supermercados— han recibido instrucciones para retirar los lotes de sus lineales y gestionar la recuperación de las unidades. En el mostrador de farmacia es habitual que se ofrezca una sustitución por otro antiséptico no afectado, con asesoramiento según el uso previsto: punción de insulina, cura de una erosión cutánea, piercing reciente, depilación o preparación de la piel antes de una pequeña intervención. Si alguien ha usado en los últimos días un frasco que ahora figura como antiséptico retirado, conviene vigilar la zona y consultar ante signos de irritación persistente, supuración, dolor, fiebre o malestar general. Son pautas de sentido común.
Un detalle que ayuda: fotografiar la etiqueta en el momento de guardar el producto en el botiquín. Si surge una alerta, la verificación se reduce a mirar la galería del móvil. También es práctico conservar el ticket durante unas semanas. Estas rutinas, poco glamurosas, ahorran tiempo cuando ocurre un incidente de calidad como el de ahora.
Qué ocurre en la trastienda: controles, agua purificada y auditorías
Detrás de un frasco aparentemente simple hay circuitos industriales complejos. En un fabricante de antisépticos como el implicado, la línea de producción incluye sistemas de agua purificada con ósmosis inversa, deionización y lámparas UV; depósitos y tuberías que requieren sanitizaciones periódicas; salas limpias con control de partículas; válvulas, mangueras, bombas y dosificadores; y un envasado que debe evitar contaminaciones cruzadas. Burkholderia cepacia es especialmente hábil para formar biofilms en superficies húmedas. Si una etapa se relaja —un filtro que llega tarde, una limpieza que no elimina el biofilm, un cierre que no es completamente estanco—, el riesgo se dispara. No hace falta un fallo “de gran tamaño”; basta un detalle.
Cuando aparece un indicio, se activa la autopsia del proceso: retrospectiva de lotes, cultivos, revisión de crudos (agua, conservantes), validación de limpieza de depósitos y líneas, pruebas de estrés y trazabilidad de tapones y pulverizadores. En paralelo, los distribuidores bloquean existencias y los puntos de venta inmovilizan unidades. La comunicación pública con marcas, lotes y registros busca claridad y trazabilidad. Es la diferencia entre un aviso útil y un ruido que desorienta.
No es la primera vez que un biocida o un cosmético se enfrenta a una retirada por contaminación microbiana. Los reguladores europeos y nacionales publican durante el año alertas sobre cosméticos contaminados, productos mal clasificados o biocidas con desviaciones. La consecuencia suele ser la misma: inmovilización, retirada, revisión del proceso y, cuando procede, reformas en planta. El mercado —y la confianza— se recuperan cuando vuelve a la estantería un lote nuevo con controles reforzados y, a ser posible, etiquetas más claras donde el número de lote se lea sin lupa y el código QR lleve a una página oficial de verificación.
Usos correctos, límites y sustituciones sensatas en el botiquín
La clorhexidina es uno de los antisépticos más estudiados. Su amplio espectro y su persistencia la han convertido en estándar para preparación de piel en cirugía (en base alcohólica), para curas menores y para punciones en la comunidad (en soluciones acuosas específicamente etiquetadas). No todas las presentaciones sirven para todo. En hospitales, los protocolos suelen preferir clorhexidina alcohólica al 2% o povidona yodada según la situación. En casa, el antiséptico para piel sana es útil para un raspón, un pequeño corte, la higiene previa a una punción subcutánea o el cuidado de un piercing. Dentro de ese marco, funciona.
¿Qué alternativas hay si un frasco aparece en la lista de antisépticos retirados? Varias, con sentido práctico. Otra clorhexidina 2% de lote no afectado es la sustitución natural. Povidona yodada en solución acuosa ofrece cobertura amplia; mancha, sí, pero cumple y se tolera bien salvo en patología tiroidea o alergias conocidas. Alcohol etílico o isopropílico al 70% es rápido y eficaz sobre piel intacta, no en mucosas ni heridas abiertas. Existen toallitas antisépticas homologadas para curas puntuales. La elección depende del uso previsto y de la situación clínica; por eso es útil la orientación del farmacéutico.
Importante también lo que no debe hacerse. No aplicar agua oxigenada de forma rutinaria en heridas salvo indicación concreta; puede lesionar tejido y retrasar la cicatrización. No usar clorhexidina en oído medio ni ocular, salvo presentaciones específicas. No improvisar mezclas caseras con lejía o vinagre; no son antisépticos para piel y pueden causar lesiones. No reutilizar envases vacíos para rellenos con productos distintos. Las etiquetas están para leerse —y seguirse—.
Cronología y alcance operativo: qué esperar en tiendas y farmacias
La investigación se abrió en agosto, a raíz de una notificación vinculada a un entorno hospitalario. El alcance se amplió con muestreos que identificaron indicios en referencias de venta al público. La nota oficial que ordena la retirada de los antisépticos con clorhexidina 2% bajo registros 837-DES, 1186-DES y 841-DES se publicó en octubre. Con esa base, los fabricantes bloquearon stock, los distribuidores comunicaron a clientes y los puntos de venta retiraron lotes. Los canales de atención están informados para resolver devoluciones y sustituciones. Lo esperable en los próximos días es ver lineales donde faltan temporalmente esas referencias, carteles informativos en algunos establecimientos y refuerzo de los controles en fábricas y almacenes.
El impacto en el consumidor se traduce en tres acciones: revisar, no usar y devolver si coincide el lote. Las marcas afectadas —Eroski, Alvita, Cuidaplus, Interapothek, Notaderm, Acofar y Montplet— no desaparecen como tales del mercado; verán recalificado su suministro mientras se corrigen los procesos y se validan los nuevos lotes. Es el círculo habitual en seguridad de producto: detectar, retirar, corregir y reponer.
Conviene recordar que la medida no afecta a todas las clorhexidinas ni a todas las presentaciones de estas marcas. Se circunscribe a soluciones acuosas 2% para piel sana de lotes concretos. Gel hidroalcohólico, clorhexidina alcohólica para uso quirúrgico o otros antisépticos de la misma marca no están necesariamente implicados; dependen de su registro y de su lote. La clave está en el etiquetado.
Qué cambia a partir de ahora en los botiquines domésticos
El episodio deja varias lecciones prácticas. La primera es de organización: identificar de forma visible el número de lote en el envase —y en una foto— simplifica cualquier verificación. La segunda apunta a la compra responsable: acudir a canales formales, donde la trazabilidad existe y la devolución es posible. La tercera tiene que ver con la lectura de etiquetas: fijarse en si el producto es un biocida para piel sana, en el porcentaje de activo, en las indicaciones y contraindicaciones. Añadiremos una cuarta, quizá menos obvia: diversificar el botiquín con dos antisépticos distintos (por ejemplo, clorhexidina y povidona yodada) ofrece margen cuando uno de ellos entra en alerta.
En paralelo, es razonable esperar mejoras en el diseño de envases y etiquetas a corto plazo. Los fabricantes suelen aumentar el cuerpo tipográfico del lote, implementar códigos QR de verificación y afinar la redacción de usos y limitaciones. También veremos controles reforzados en las líneas de agua purificada, cambios en la frecuencia de sanitizaciones y auditorías internas más densas. Es la cara menos visible de un incidente de calidad: obliga a elevar el listón y, a la larga, beneficia a todos.
Por último, un apunte sobre comunicación pública. Cuando una agencia ofrece información precisa —marcas, lotes, registros, fechas—, el ruido baja y la confianza sube. La ciudadanía verifica, decide y actúa sin dramatismos. En incidentes amplios, con marcas de distribuidor diferentes para un mismo producto, esa transparencia evita confusiones y acorta el tiempo de respuesta. Y sí, ayuda también a evitar compras innecesarias por pánico: no hace falta un acopio compulsivo de antisépticos; basta con sustituir lo afectado por otra opción segura.
Antisépticos retirados hoy, seguridad mañana
Los antisépticos retirados por Sanidad —clorhexidina 2% en solución acuosa de Montplet y marcas Eroski, Alvita, Cuidaplus, Interapothek, Notaderm y Acofar, en lotes concretos— no deben usarse y deben devolverse. La razón es clara: sospecha de contaminación por Burkholderia cepacia, una bacteria ambiental que no cabe en un antiséptico. La retirada se apoya en registros identificados (837-DES, 1186-DES y 841-DES) y en números de lote perfectamente verificables en la etiqueta. A partir de aquí, el camino es conocido: revisión industrial, controles adicionales, lotes nuevos y reposición en los lineales.
En el día a día, el impacto se gestiona con rutinas sencillas: revisar el envase, verificar el lote, no usar si está implicado y sustituir por una alternativa segura. El resto es contexto: entender que clorhexidina y povidona yodada no compiten, se complementan; que alcohol 70% tiene su sitio en piel intacta; que las mucosas y las heridas profundas no se autotratan con un spray de botiquín. Cuando algo falla en la cadena de calidad, lo importante es que el control lo detecte, se comunique con claridad y el producto se retire. Es exactamente lo que ha ocurrido.
El episodio, en realidad, reafirma un punto: el sistema de vigilancia funciona cuando aprieta el freno a tiempo. Los antisépticos deben ser fiables porque su tarea es prevenir infecciones. Por eso se retiran cuando hay dudas y se sustituyen sin dramatismo. La seguridad no es un titular; es una cadena de detalles bien hechos. Hoy toca comprobar frascos y cambiar los que aparezcan en la lista. Mañana, con lotes saneados y procesos reforzados, volverán a su sitio. Y la rueda, que a veces chirría, seguirá girando donde tiene que girar: en la prevención cotidiana que evita problemas antes de que aparezcan.
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Este artículo ha sido redactado basándose en información procedente de fuentes oficiales y confiables, garantizando su precisión y actualidad. Fuentes consultadas: AEMPS, OCU, La Vanguardia, Servimedia.

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