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Cultura y sociedad

¿Qué ha dicho Koldo García delante del Tribunal Supremo?

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Koldo al Tribunal Supremo

Foto de FDV, vía Wikimedia Commons, bajo CC BY-SA 3.0

Koldo García ante el Supremo: silencio calculado y revisión de cautelares, con 95.437 euros en metálico y códigos de la UCO marcando sumario.

Koldo García se ha acogido a su derecho a no declarar ante el magistrado del Tribunal Supremo Leopoldo Puente. Tras esa negativa, la Fiscalía no ha pedido prisión provisional para el exasesor de José Luis Ábalos y el procedimiento avanza hacia la revisión de sus medidas cautelares en la vistilla prevista. El foco, a partir de ahora, estará en si el juez mantiene el mismo cuadro de control —retirada de pasaporte, prohibición de salir de España y comparecencias periódicas— o si aprecia algún riesgo procesal que justifique cambios.

La jornada llega encadenada a la decisión de mantener en libertad a Ábalos, que también se negó a declarar un día antes. En su caso, el magistrado apreció un cierto riesgo de fuga pero no lo consideró lo bastante intenso como para ordenar la prisión. La fotografía es parecida en el plano cautelar, aunque no idéntica: las declaraciones de Koldo García —o, mejor dicho, su silencio— se valoran por sí mismas, con un sumario que lo señala como “gestor y custodio” de fondos en efectivo vinculados al exministro y con la cifra de 95.437 euros en gastos atribuidos a éste que, según los investigadores, pagaban habitualmente García y su exmujer.

Silencio ante el Supremo y un primer efecto: sin petición de prisión

La escena de hoy ha tenido dos actos claros. Primero, la negativa a declarar de Koldo García, que llega tras un informe policial que detalla una operativa en dinero en metálico, referencias en clave a los billetes de alta denominación —“chistorras” para los de 500, “soles” para 200, “lechugas” para 100— y una pauta sostenida de gastos que no encaja con la trazabilidad bancaria convencional. Segundo, el posicionamiento de la Fiscalía, que tras escuchar a las partes ha optado por no solicitar prisión provisional. Ese mensaje, por sí solo, despeja la hipótesis más dura en el corto plazo y coloca la decisión en el plano de las cautelares moduladas.

El silencio no se interpreta como una confesión ni como un obstáculo automático a la investigación: es un derecho constitucional, ampara a cualquier investigado y forma parte habitual de estrategias defensivas cuando el sumario está cargado de indicios que la defensa considera prematuro rebatir con detalle. Aquí, además, pesaba un contexto muy reciente: el exministro Ábalos guardó silencio en la misma sede y el juez mantuvo su libertad con las mismas restricciones. El espejo existe, aunque no funciona por contagio; el Supremo valora caso a caso, y la posición procesal de García se mide por su propio perfil de riesgo.

En términos prácticos, la decisión del Ministerio Público encarrila la tarde: sin petición de prisión, la vistilla se centra en si mantener, ajustar o suavizar las medidas ya impuestas. La defensa buscará preservar el statu quo y ganar tiempo para las batallas de fondo —fácticas y técnicas—; la acusación sostendrá que el control es necesario mientras se clarifican el origen y el destino de los fondos en efectivo.

Qué implica que la Fiscalía no pida prisión

La ausencia de solicitud de prisión provisional no es un certificado de inocencia ni un cierre anticipado, pero marca el perímetro de lo que puede ocurrir hoy. Para acordar la medida más severa se exigen razones muy intensas: riesgo cierto de fuga, de destrucción de pruebas o de reiteración delictiva. Si la Fiscalía no aprecia ese umbral, el punto de equilibrio queda previsiblemente en las medidas cautelares personales que ya conocen quienes siguen el caso: retirada de pasaporte, prohibición de salir del país y comparecencias periódicas en sede judicial.

Que no exista una solicitud de prisión, además, condiciona el debate en la vistilla. La defensa puede insistir en que García está arraigado, tiene residencia conocida y no dispone de capacidad real para interferir en la investigación. La acusación, por su parte, pondrá el acento en la solidez de los indicios y en la necesidad de mantener el control judicial mientras se despejan las dudas sobre el flujo de efectivo. En este equilibrio se moverá el auto que dicte el magistrado tras escuchar a las partes.

El antecedente de Ábalos pesa: el juez admitió vínculos estrechos entre su patrimonio y el de García —pagos asumidos por el exasesor con su propio dinero— y, aun así, evitó la prisión por considerar que el riesgo no alcanzaba el nivel requerido. Trasladado a hoy, el listón se mantiene alto para el exasesor. La clave es si el instructor percibe que las circunstancias de García añaden un plus de riesgo o si, por el contrario, son equivalentes y basta con sostener la misma cautela.

El papel atribuido: “gestor y custodio” y la cifra que incomoda

La pieza que complica las cosas para Koldo García tiene un núcleo claro: su presunta función como “gestor y custodio” de dinero opaco vinculado a Ábalos y la asunción de gastos por 95.437 euros que, de acuerdo con los informes policiales, habrían corrido “generalmente” a cargo del exasesor y su exmujer. No es una mención aislada. La cifra aparece respaldada por un conjunto de pagos de mediano y pequeño tamaño que, sumados durante meses, terminan componiendo una cantidad redonda y problemática.

Ese mosaico es el que explica por qué las declaraciones de Koldo García eran, potencialmente, delicadas. Cualquier relato que pretenda desactivar la lectura policial necesita papeles: recibos, justificantes, contratos de préstamo, transferencias o cualquier rastro que permita convertir una secuencia de gastos en un conjunto de adelantos, ayudas o reembolsos sin relevancia penal. Sin ese armazón documental, hablar podría abrir contradicciones difíciles de gestionar en el corto plazo. El silencio —insisto, un derecho— encaja en ese tablero: evita fijar una versión que luego deba vivir dentro de un perímetro de prueba aún en construcción.

En paralelo, la defensa ha puesto el acento en el perímetro jurídico de la causa, al sostener que el instructor estaría investigando materias no autorizadas en el suplicatorio concedido por el Congreso para proceder contra Ábalos. La tesis no es menor: si el marco se estrecha, parte del material podría quedar fuera y el relato indiciario sobre el exasesor perdería densidad. Es una batalla de límites que discurre a la vez que la de hechos.

Efectivo, claves y trazabilidad: la operativa bajo la lupa

El otro gran bloque de esta historia tiene que ver con la física del dinero. No son solo cantidades; es la forma. Los investigadores han descrito una circulación en metálico con referencias en clave para identificar billetes de alta denominación. Ese lenguaje —“chistorras”, “soles”, “lechugas”— no es un guiño de la calle incorporado sin más a una vida administrativa cualquiera; es un indicador de que se operaba en un circuito informal que rehúye la escritura bancaria habitual. De ahí que el juez pregunte por el origen de los fondos, por su destino, por las personas intervinientes y por la periodicidad de la mecánica.

Códigos y mecánica de pagos

La existencia de claves sugiere intencionalidad de opacidad. No es lo mismo mover efectivo de forma puntual —una dieta, un gasto menor— que mantener en el tiempo una caja paralela con denominaciones específicas y encargos concretos. Si el circuito existe, deja rastros: conversaciones, encargos cruzados, anotaciones y, al final, gastos que alguien paga. Esto último es lo que centra el análisis: quién asume los pagos, por qué y para quién.

Los 95.437 euros, desglose y sentido

La cifra funciona como símbolo porque compone una contabilidad en paralelo que no encaja con la bancaria. No se trata de un único acto, sino de múltiples pagos que, en conjunto, dibujan una relación económica sostenida con el exministro. Para la defensa, el relato alternativo pasa por adelantos o ayudas asumidos por amistad o por proximidad política, sin carácter ilícito; para los investigadores, es la prueba de un esquema que requería explicaciones. En ese choque de interpretaciones se entiende bien el silencio de hoy: evita deslizar detalles que no estén blindados documentalmente.

La posición de Ábalos y su efecto en el tablero

El paso previo del exministro Ábalos por el Supremo condiciona el marco de lectura de lo que ocurre con su exasesor. También se negó a declarar, quedó en libertad con las mismas medidas cautelares y el juez señaló vínculos estrechos entre su patrimonio y el de Koldo García. A partir de ahí, dos ideas. Una, que el techo cautelar inmediato parece situarse en controles de movimiento, no en prisión. Dos, que el peso indiciario sobre el exasesor es específico y se valorará en solitario: la Fiscalía no pide prisión para él, pero la revisión de su libertad tras la vistilla se resolverá con criterios propios.

En la práctica, el efecto dominó es más ambiental que jurídico. La fotografía de dos negaciones a declarar consecutivas suena a estrategia compartida, pero las consecuencias de cada silencio no son automáticas. El sumario asigna a García una función operativa —“gestor y custodio”— y le vincula a la asunción de gastos concretos. Si Ábalos no habla, el relato público seguirá orbitando alrededor de documentos y conversaciones; si Koldo tampoco —como ha ocurrido—, será el magistrado quien trace el equilibrio cautelar con las piezas ya disponibles.

La ofensiva técnica de la defensa: acotar el suplicatorio

La impugnación del perímetro de la investigación —por presunto exceso sobre lo autorizado por el Congreso en el suplicatorio— no es solo un ejercicio retórico. Puede tener consecuencias. Si el Supremo interpreta que se ha rebasado el objeto de la autorización, excluirá aquello que no quepa; si, por el contrario, avala la amplitud interpretativa del instructor, el cuerpo del sumario seguirá creciendo con todo lo ya incorporado. Para la defensa, esta vía es crucial: delimitar el terreno de juego antes de fijar ninguna versión de hechos en una declaración que comprometa la estrategia a medio plazo.

Este contexto explica la elección de guardar silencio. No es un gesto de desafío ni un acto teatral; es la coherencia con una defensa que está discutiendo qué puede investigarse y con qué límites. Si el mapa cambia, también cambian las preguntas que un investigado está obligado a contestar. Por eso, con el tablero todavía moviéndose, las declaraciones de Koldo García habrían sido un paso de alto riesgo si no iban acompañadas de soporte documental armónico con cualquiera de los perímetros posibles.

Balance inmediato del caso Koldo

Hoy la noticia tiene dos certezas y un condicional. Lo cierto: Koldo García se ha negado a declarar y la Fiscalía no ha pedido prisión. Lo condicional: el magistrado revisará sus medidas cautelares en una vistilla que, a tenor de los antecedentes y del estándar exigido para la prisión, apunta a mantener o a ajustar ligeramente el cuadro de control, sin saltos drásticos. La hipótesis más razonable, con lo sabido, es la continuidad: pasaporte retirado, prohibición de salir de España y comparecencias periódicas.

Más allá del día, la partida importante transcurre en dos carriles. En el fáctico, despejar si existió una caja paralela con capital opaco y si el exasesor actuó como gestor de ese dinero en beneficio de Ábalos. En el técnico, definir si el suplicatorio del Congreso permite el alcance que pretende la instrucción o si hay que recortar piezas. La defensa seguirá trabajando en ambos niveles; la acusación, también. Y el juez, con las herramientas de cada fase, marcará el ritmo.

Para quien mira el titular de la jornada, no hay un giro dramático: sin declaración de Koldo, sin petición de prisión y a la espera de un auto que fije las cautelares. Pero el día no es menor. Consolida una estrategia —el mutismo—, pone en claro el umbral de la Fiscalía y ordena el debate de las próximas semanas: efectivo, códigos, 95.437 euros, gestión de gastos y perímetro del caso. Con eso se escribe el presente inmediato del caso Koldo y con eso, también, se entenderá lo que venga después.


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Este artículo ha sido redactado basándose en información procedente de fuentes oficiales y confiables, garantizando su precisión y actualidad. Fuentes consultadas: RTVE, El País, Europa Press, Cadena SER, Antena 3, La Sexta.

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