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Quien fabrica Artica electrodomésticos: descubre la empresa

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Ártica, marca española de Eldisser: fabricación multiproveedor, claves de calidad y garantías, guía para elegir y mantener electrodomésticos.

Ártica no fabrica en una planta propia. Es una marca de distribución gestionada en España por Eldisser, S. A., un operador mayorista con red minorista y acuerdos con tiendas de proximidad. Los productos se diseñan, se especifican y se encargan a proveedores OEM/ODM especializados por categoría (frigoríficos, lavadoras, climatización, cocción). La propiedad es española; la fabricación, multiproveedor. Esa es la idea clave para entender qué hay detrás del logo: dueño y control comercial en España, producción por encargo en distintas fábricas según la familia y la serie.

¿Dónde se encuentran? Principalmente en cadenas vinculadas al entorno Eldisser —Mi Electro es la más visible— y en comercios independientes que trabajan con el mayorista. La marca cubre el gran electro doméstico con una oferta que busca equilibrio entre precio y prestaciones: lavadoras con motor inverter y programas rápidos, combis No Frost con medidas pensadas para cocinas de aquí, aires acondicionados 1×1 con gas R32 y control por app. No hay “la fábrica de Ártica”. Hay varias. Así funciona hoy buena parte del mercado.

Propiedad y estrategia de la marca

Eldisser opera desde la Comunitat Valenciana como plataforma de compras, logística y marketing para cientos de tiendas. Dentro de ese engranaje, Ártica cumple el papel clásico de “marca de la casa”: permite ajustar especificaciones técnicas, afinar la política de precios, asegurar disponibilidad en campañas y homologar un servicio posventa común. El registro de la marca, el control del catálogo y la centralización del SAT crean un círculo operativo coherente: el grupo decide qué se vende, cómo se presenta, quién lo repara y con qué recambio.

Ese modelo aporta varias palancas. La primera, rapidez. Si una serie se agota o un proveedor no llega a tiempo, se abre otra línea homologada y el canal no se queda a oscuras. La segunda, coherencia de gama. Se pueden construir familias con escalones claros —básico, medio, plus— sin depender del capricho de un fabricante externo. La tercera, valor añadido local. Fichas técnicas, embalajes y manuales salen alineados con lo que pide el mercado español, desde el idioma hasta las dimensiones más frecuentes en pisos y viviendas. Todo con una idea fija: ofrecer electrodomésticos sobrios, competitivos y con respaldo en España.

Fabricación por encargo, con proveedores OEM

Quien busque una planta con el rótulo de Ártica en la fachada perderá el viaje. Lo que hay detrás es la estructura típica del sector: producción OEM/ODM. En la práctica, el propietario de la marca define qué quiere —capacidad útil, eficiencia energética, nivel de ruido, electrónica, acabados, conectividad— y lo remite a fabricantes que ya producen esas tecnologías para múltiples enseñas. Esos socios industriales fabrican, testean y entregan bajo pliegos cerrados. Y sí, la misma plataforma puede vestir otro logo con pequeños cambios de diseño o firmware. Es normal.

En climatización, el catálogo se mueve en los terrenos conocidos: splits 1×1 de potencias domésticas, etiquetado A++/A+++ en generaciones anteriores y A con las normas actuales, gas R32, compresor inverter y funciones estándar como modo noche, control por Wi-Fi y filtros de doble densidad. ¿De dónde salen? De fabricantes especializados asiáticos y europeos con líneas automatizadas capaces de abastecer campañas de verano sin titubeos. El empaquetado, la app y el soporte se ajustan para el mercado español, pero la base técnica responde al mundo OEM que domina el aire acondicionado residencial.

En frío doméstico, Ártica se apoya en plataformas muy probadas: combis No Frost de 60 centímetros con reparto “70/30”, ventilación Multi Air Flow, estantes de cristal, puerta reversible y electrónica sencilla en el marco; frigoríficos de una puerta de 185 centímetros con congelador separado; arcones para segundas residencias o espacios de apoyo. La clase energética actual —E o F bajo la nueva escala— se explica por el cambio normativo europeo, más exigente en el etiquetado que el anterior. Hay variación sutil entre series: iluminación LED mejor resuelta, más litros útiles en la misma huella, bandejas con mejor guiado o perfiles de goma de mayor calidad. Todo con un objetivo: producto estable y sin sustos.

En lavado, la marca compite con motores inverter, programas rápidos de 15 a 30 minutos, opciones de vapor y, en algunas series, clase A de eficiencia según la normativa vigente. Es el tramo más aguerrido del OEM mundial: las mismas plataformas sirven a muchas marcas, así que la diferencia la marcan el ajuste del software, la calibración del centrifugado, la calidad del tambor y, sobre todo, el SAT que responde cuando algo falla. Ártica juega sus cartas en la franja de precio medio, con propuestas pensadas para un uso cotidiano de familias que lavan varias veces por semana.

En cocción, el patrón se repite: placas vitrocerámicas e inducción, hornos multifunción con guías extraíbles y campanas decorativas con caudales de extracción realistas para pisos urbanos. Pocas florituras y ergonomía de botones o mandos que suenan a “de toda la vida”, que es justo lo que mucha gente valora en una cocina donde importa más la fiabilidad que el espectáculo.

El resultado del conjunto es un catálogo transversal que respira “marca de distribuidor bien armada”: no pretende inventar nada, pretende cumplir. Y cuando el mercado cambia —una obligación energética nueva, un estándar de conectividad que se impone—, el dueño de la marca puede mover ficha con el proveedor adecuado sin arrastrar toda una fábrica detrás. Flexibilidad. Por eso este modelo es tan dominante.

Qué mirar para intuir el origen de cada serie

Hay formas de leer un electrodoméstico sin abrirlo. La ficha técnica encierra pistas que, con algo de práctica, permiten intuir la procedencia de la plataforma. En climatización, SEER y SCOP dibujan el rendimiento estacional; la curva de ruido en dB(A) revela si el ventilador interior pertenece a una familia más moderna; el rango de operación —por ejemplo, de -15 °C a 43 °C— suele delatar la serie de compresor. En frío, fijarse en litros útiles y en cómo se reparten, en el sistema de descongelación (No Frost real o cíclico), en la posición del display y el tipo de bisagra. En lavado, mirar capacidad real, ruido en centrifugado, duración del programa eco, consumo y si el inverter se nota en vibraciones.

Otra pista útil es el código EAN/GTIN impreso en el embalaje y en la etiqueta del producto. No revela el nombre de la fábrica, pero sí confirma que la gestión de inventario y trazabilidad está centralizada bajo una marca concreta. Cuando ese EAN aparece coherentemente en distintas tiendas, sabemos que hay un catalogado único con referencias estables. Quien busque hilar fino puede cotejar rangos de EAN o patrones de numeración, aunque sin caer en obsesiones: lo que importa de verdad es el comportamiento del aparato y la solidez del soporte en España.

También orienta fijarse en los detalles de diseño. El tirador integrado de cierto perfil, el display con segmentos específicos, la geometría de los cajones o el estilo de la bandeja telescópica del horno. Si aparecieran iguales en otra marca, no hay drama: es la esencia del OEM. Lo decisivo está en las condiciones de garantía, la disponibilidad de recambios y la respuesta del SAT.

Un apunte sobre la etiqueta energética. Con la vuelta a la escala A-G, muchos productos que antes lucían A++ ahora se clasifican como E o F. No es que sean peores, es que el baremo es más duro y deja margen para que entren tecnologías futuras más eficientes. Por eso conviene comparar consumos reales en kWh al año y no obsesionarse con la letra sin contexto.

Garantía, SAT y recambios en España

Aquí Ártica juega en casa. Al estar arropada por Eldisser, la marca no depende de importadores efímeros ni de teléfonos que suenan ocupados cuando llega la hora de atender una avería. El interlocutor de la garantía es la tienda donde se adquirió el producto —Mi Electro si la compra es en su red, o el comercio independiente asociado—, que a su vez trabaja con un SAT concertado y con acceso a recambios originales. Eso simplifica la vida cuando un cajón del frigorífico se rompe, una bomba de lavadora pierde fuelle o el mando del aire acondicionado decide jubilarse.

La garantía legal es la fijada por la normativa española y europea, y a menudo se ofrece la posibilidad de una extensión comercial con coste moderado. Ese plus tiene sentido en lavadoras de uso intensivo o en combis que conviven en cocinas con mucho trote. Conviene leer la letra pequeña: qué cubre exactamente, si hay revisiones recomendadas y cómo se tramita una sustitución si la reparación no prospera en plazo razonable.

El stock de recambios disponible en España es otra pieza de tranquilidad. No es lo mismo esperar un componente cruzando medio mundo que recogerlo en una ruta nacional. Y eso se nota en los tiempos de reparación. En electrodomésticos grandes, cada día cuenta.

Evitar confusiones con marcas homónimas

El nombre Ártica suena familiar porque hay denominaciones parecidas en otros mercados. Arctic (sin tilde), por ejemplo, es un fabricante rumano de gran tamaño que forma parte de un grupo turco muy conocido y que cuenta con planta propia. No tiene relación con la Ártica española de la que tratamos aquí. También aparece Arctica en catálogos británicos de frío comercial para hostelería. De nuevo, terrenos distintos, propietarios distintos, públicos distintos. La mejor forma de no confundirse es muy simple: mirar quién atiende el servicio técnico en España y qué empresa figura como titular de la marca en documentación pública. Si no coincide, no es lo mismo.

Guía práctica de compra con Ártica

No hace falta ser ingeniero para comprar bien. Hace falta método. El primer paso es acotar necesidades reales y el espacio disponible. En frío, medir alto, ancho y fondo del hueco y comparar con litros útiles (no los brutos). En lavado, pensar cuántos kilos se lavan de verdad y qué programas rápidos se usarán a diario. En clima, revisar SEER/SCOP y el rango operativo del equipo, especialmente si la vivienda está en zonas con veranos muy duros o inviernos serios.

Después, comparar el modelo de Ártica elegido con dos referencias de marcas de fabricante en el mismo tramo de precio. No por fidelidad de logo, sino para medir qué se obtiene en cada caso: ¿hay motor inverter más silencioso? ¿mejor iluminación interior del combi? ¿una app que de verdad se usa o es un reclamo? Si la diferencia de precio es pequeña y uno de esos elementos pesa, quizá compense otra opción. Si la diferencia es grande y el equipo de Ártica cumple el guion sin renunciar a garantía y recambios, tiene todo el sentido.

Un tercer punto, decisivo en la experiencia de uso, es el nivel sonoro. Los dB(A) de catálogo pueden parecer parecidos, pero un buen diseño de ventilación o un tambor bien equilibrado convierten una noche en paz o en ruidos molestos. Aquí ayuda escuchar el equipo en tienda si es posible o leer con calma cómo se mide el ruido: no todos los fabricantes son igual de transparentes y a veces los datos se refieren a mínimo en lugar de promedio. En climatización, fijarse en el modo “quiet” real y en si el compresor arranca suave o dispara picos.

La instalación es el cuarto punto que no se ve en la caja pero lo cambia todo. Un split mal instalado —falta de vacío, pliegues en las tuberías, desagüe pobre— convertirá en regular lo que debía ser bueno. Una lavadora que no se nivela vibra, hace ruido y acorta su vida útil. Un combi sin ventilación adecuada por detrás trabajará caliente y gastará más. Elegir bien es también instalar bien.

Quinto elemento: consumo. Con el precio de la electricidad moviéndose, la factura manda. Un combi con No Frost bien resuelto gasta menos a lo largo de su vida útil que uno con ciclos mal ajustados. Un inverter real en lavado baja el consumo en programas largos. Un aire que modula suave evita picos. En Ártica, como en cualquier marca, hay que mirar kWh/año y programas con los que se convive, no solo la letra grande de la etiqueta.

Sexto: ergonomía y mantenimiento. Bandejas que se limpian fácil, filtros que se desmontan sin pelear, cajones que corren con suavidad y no se atascan al primer año. Esos detalles no salen en grandes titulares, pero son la diferencia entre un electro que encaja y otro que cansa.

Y un último consejo que rara vez falla: guardar factura y documentación en un lugar fácil, anotar número de serie y, si el comercio ofrece puesta en marcha o revisión a los seis meses, aprovecharla. Son gestos mínimos que evitan perder una mañana si surge una incidencia.

Ideas claras para una elección sensata

Queda dicho sin rodeos. Ártica es una marca española gestionada por Eldisser que no fabrica en una planta propia. Trabaja con proveedores OEM para cada familia de producto, define especificaciones y cuida el soporte posventa a través de su red. El catálogo busca cumplir sin artificios: frigoríficos pensados para huecos domésticos habituales, lavadoras que resisten un uso intenso, aire acondicionado que no complica la vida. No hay un único país de origen para todo ni una sola fábrica; hay socios industriales y series que cambian con el calendario y las campañas.

¿Significa eso renunciar a calidad? No necesariamente. Significa mirar con lupa la ficha técnica, valorar la garantía, confirmar que existen recambios y que el SAT tiene cobertura real en España. Significa entender que, en el terreno de las marcas de distribución, la diferencia la marcan la selección y el control del propietario, no el logo de la puerta de la fábrica. Con ese marco, Ártica puede ser una compra plenamente razonable: estable, bien apoyada en servicio y con una relación precio-prestaciones que encaja en muchos hogares.

La clave —si hay que elegir solo una— es no quedarse en el nombre. Leer, comparar, preguntar por la instalación y confirmar el soporte. Ese es el camino más corto para acertar, tanto con Ártica como con cualquier otra marca que opere con el mismo patrón industrial. Y, una vez en casa, usar y cuidar el equipo con criterio. Porque, al final, el mejor electrodoméstico es el que cumple cada día sin reclamar titulares.


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Este artículo ha sido redactado basándose en información procedente de fuentes oficiales y confiables, garantizando su precisión y actualidad. Fuentes consultadas: Empresia, Mi Electro, Mecalux, Pascual Martí.

Periodista con más de 20 años de experiencia, comprometido con la creación de contenidos de calidad y alto valor informativo. Su trabajo se basa en el rigor, la veracidad y el uso de fuentes siempre fiables y contrastadas.

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