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Avalancha asesina en Nepal: qué pasó en Dolakha de verdad

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qué pasó en Dolakha

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Avalancha en el Yalung Ri (Dolakha) deja 7 muertos, 4 heridos y 4 desaparecidos; rescate a contrarreloj y claves de la meteo y del terreno

La mañana del lunes, 3 de noviembre, una avalancha golpeó con violencia el campamento base del Yalung Ri (≈4.900 m), en la cadena de Rolwaling, distrito de Dolakha, al noreste de Nepal. El balance más consistente a esta hora es de 7 fallecidos5 extranjeros y 2 nepalíes—, 4 heridos evacuados y 4 desaparecidos, todos trabajadores nepalíes de altura. El operativo, condicionado por rachas de viento y nevadas intermitentes, alterna patrullas terrestres y ventanas aéreas cuando la meteorología afloja. El martes por la mañana se abrió un respiro de visibilidad que permitió entrar helicópteros, evacuar a los heridos hacia Katmandú y recuperar al menos tres cuerpos, mientras los equipos de tierra delimitaban sectores de búsqueda para reducir el riesgo de un segundo alud.

El lugar del siniestro —una ladera por encima de Na y bajo el glaciar del Yalung Ri— es un escenario clásico de postmonzón: nieve reciente, viento que redistribuye el manto y placas frágiles en sotavento. En ese contexto, no hace falta un ochomil para un desenlace mortal; basta una sobre‑carga (el paso de varias personas a la vez) o una purga espontánea en la parte alta para que la placa se fracture y acelere pendiente abajo. El tiempo de respuesta se vio lastrado el lunes por nubosidad de evolución rápida y turbonadas que impidieron vuelos sostenidos, de modo que los primeros trabajos dependieron de entradas a pie desde Na y Lambagar.

El golpe del lunes en Rolwaling

La avalancha se produjo en la franja matinal, cuando el campamento base despertaba y varios integrantes progresaban hacia una cota superior para tareas de aclimatación. El impacto de la lengua de nieve arrastró tiendas, material y a parte del grupo en un sector con inclinaciones entre 30º y 40º, un ángulo que los manuales identifican como rango típico de aludes de placa. La orografía en embudo de la zona —canales que concentran el viento y depósitos donde se multiplica el espesor real— actuó como catalizador. Allí donde el mapa promete avance rápido, el terreno impone morrenas, bloques y cambios de textura de la nieve que complican cada paso.

A lo largo de la jornada del lunes, los intentos de helicóptero se abortaron por falta de visibilidad: techos de nubes bajos, viento cruzado y precipitaciones que cerraban la montaña con rapidez. Se optó entonces por sectorizar el terreno, sondear con sonda y ARVA y marcar con banderines las zonas batidas para evitar redundancias. La montaña no perdona prisas en estas condiciones; cada decisión se discute sobre el terreno con una premisa evidente: seguridad del personal primero, incluso si ese criterio retrasa la recuperación de cuerpos.

Víctimas, heridos y desaparecidos: el balance más sólido

El dato central se mantiene: siete personas han muerto. Entre ellas figuran cinco extranjerosdos italianos, un francés, un canadiense y un alemán— y dos ciudadanos nepalíes. La lista nominal se publicará cuando las familias hayan sido notificadas, siguiendo los protocolos habituales entre policía, agencias de expedición y representaciones consulares. Permanecen desaparecidos cuatro nepalíes, previsiblemente trabajadores de altura que se encontraban en tareas de apoyo en la ruta y en el campamento. El martes, aprovechando un claro meteorológico, se recuperaron varios cuerpos y se evacuó a los heridos a Katmandú.

El grupo afectado estaba formado por 15 personas5 escaladores extranjeros y 10 trabajadores nepalíes (guías y porteadores de altura). Su plan consistía en aclimatar en el Yalung Ri (5.630 m) antes de intentar el Dolma Kang (6.334 m) en los próximos días, una estrategia común para ganar altura de forma progresiva. Los heridos, trasladados por vía aérea en cuanto lo permitió el viento, presentan politraumatismos, fracturas y cuadros de hipotermia compatibles con el patrón de accidente por alud: arrastre violento, compresiones al detenerse en trampas de terreno y exposición al frío antes de la evacuación.

Una cronología que explica por qué el martes fue clave

08:30 (aprox.) del lunes. Se desencadena la avalancha por encima del campamento base, con arrastre sobre una pista inclinada que había acumulado nieve venteada. Minutos después, los supervivientes dan la alerta hacia Na y hacia las autoridades distritales. Mediamañana y tarde: los helicópteros despegan y regresan por cierre súbito de nubosidad y viento; la respuesta de tierra toma el relevo desde Na y Lambagar, abriendo huellas seguras en la medida de lo posible.

Martes por la mañana. Mejora la visibilidad; se reactiva el puente aéreo con entradas a baja cota para evaluar estabilidad y evacuación de heridos. Mediodía: recuperación de al menos tres cuerpos; continuidad de búsquedas a pie en franjas delimitadas, con prioridad en zonas de acumulación y obstáculos donde el depósito pierde energía y se ensanchan las posibilidades de hallazgo. Tarde: los mandos replantean la entrada a sectores con cornisas y placas residuales para evitar el doble accidente (un segundo alud sobre los rescatadores), una de las amenazas recurrentes en estas operaciones.

Cómo trabajan los equipos: decisiones en terreno inestable

La cadena de rescate en altura en Nepal combina alerta local, activación policial y militar, coordinación con agencias que conocen la traza de la ruta y capacidades aéreas que dependen al milímetro de la météo. El vuelo en montaña tiene límites no negociables: techo de servicio, visibilidad mínima y componentes de viento que, si se rebasan, imponen la orden de parar. En tierra, el protocolo es progresión con cuerda en tramos expuestos, ensayos de estabilidad del manto con test de compresión y corte, y entrada escalonada por sectores. Donde el riesgo lo exige, se anula la prioridad de profundidad por la prioridad de seguridad: marcar, retroceder y repetir al día siguiente si hace falta.

Los rescatadores operan con ARVA, pala y sonda, pero en una avalancha de escala campamento la búsqueda por indicios cobra peso: fragmentos de tienda, mangos de piolet, cuerdas que afloran, relieves anómalos en la superficie y “whumpfs” (suspiros graves) que avisan de colapsos cercanos. En paralelo, se mantiene una lista viva de personas localizadas y no localizadas, con comunicación con familias y embajadas, y con apoyo psicológico a los supervivientes, que suelen recordar por fragmentos lo ocurrido.

Dónde ocurrió: Rolwaling, Na y el glaciar del Yalung Ri

El valle de Rolwaling —con Beding y Na como asentamientos principales— es un corredor glaciario que actúa como embudo de vientos. Las laderas de orientación norte conservan nieve fría y, por tanto, capas débiles más persistentes; en sotavento se forman placas cuando sopla con continuidad. El campamento base del Yalung Ri se instala en una meseta colgada donde la acumulación tras nevada con viento no se lee a simple vista si falta luz o si la noche ha regido la temperatura. Senderos en media ladera, morrenas pedregosas y tramos cortos de glaciar conforman un laberinto donde el mapa engaña: lo que parece un kilómetro dibujado se convierte en tres horas de avance entre bloques y hoyos.

La cultura sherpa de la zona aporta conocimiento práctico que los equipos integran desde el inicio: por dónde no pasar tras nevadas con viento, cómo leer una cornisa y cuándo renunciar aunque el cielo engañe. Esa sabiduría local, sumada a la técnica de rescatadores y guías, explica que incluso con helicópteros disponibles se mantenga una búsqueda terrestre robusta; el helicóptero evacúa, pero confirmar estabilidad y peinar depósitos exige botas en la nieve.

Qué pudo desencadenar el alud en postmonzón

En octubre y noviembre, el postmonzón suele dar ventanas limpias para progresar en montaña. Pero es también la época de entradas de humedad puntuales y rachas que tallan placas de viento en sotavento. Esas placas son traicioneras: compactas, aparentan firmeza, pero reposan sobre capas antiguasescarcha enterrada o nieve facetada— que funcionan como planos de deslizamiento. Basta una sobrecarga (el paso simultáneo de varias personas) o una pequeña purga en la parte alta para que se rompa la línea de debilidad y la placa salga disparada.

El gradiente térmico contribuye: si la diferencia de temperatura entre base y superficie del manto es alta, los cristales crecen angulosos y cohesionan mal. Si además la orientación favorece el sombreado, la capa débil sobrevive días. Tras una nevada con viento sostenido, los depósitos localizados pueden multiplicar por dos o tres el espesor real, sin delatarse más que por un “whumpf” o por fisuras radiales que corren ladera arriba cuando el terreno colapsa. Señales de alarma que, vistas en conjunto, recomiendan espaciar la progresión, no pisar la misma traza y madrugar para aprovechar nieve más fría y portante.

La logística que sostiene el operativo

La respuesta se arma desde Na como punto de apoyo, con equipos mixtos (policía, ejército y rescatadores civiles) y coordinación con la agencia de expedición que aportó la traza prevista, número de integrantes y material disponible. La jerarquía de prioridades ha sido clara: evacuación de heridos tan pronto como abriese el tiempo; recuperación de cuerpos cuando la estabilidad lo permitiese; y búsqueda de los cuatro desaparecidos con protocolo de seguridad reforzado. El martes, con un claro de varias horas, se logró cerrar evacuaciones médicas y extraer los primeros cuerpos del depósito principal.

En paralelo, la logística blandalistados, contactos con familias, apoyo psicológico y comunicaciones— se activa para ordenar un mosaico de información fragmentaria. Los supervivientes llegan con lagunas, y cuadrar sus testimonios con datos objetivos de hora, lugar y traza requiere tiempo. No es un capricho administrativo: en alta montaña, apresurar una conclusión puede empujar a los equipos a un sector inestable o duplicar esfuerzos donde ya se ha peinado.

Identificación, embajadas y tiempos inevitables

La identificación formal sigue los protocolos de Nepal: custodia de restos por policía distrital, cotejo con la agencia de expedición y coordinación con embajadas antes de divulgar nombres. En esta ocasión, la información preliminar apunta a cinco víctimas extranjeras de Italia (2), Francia (1), Canadá (1) y Alemania (1), además de dos nepalíes. La publicación oficial se hará tras notificar a las familias. Mientras tanto, el trabajo se concentra en asegurar el terreno y proteger la cadena de custodia de lo recuperado.

Estos tiempos suelen frustrar desde fuera, pero están pensados para evitar errores. En un depósito complejo, intercambiar objetos o mover material sin registro contamina la cronología y dificulta la reconstrucción técnica del evento: dónde se rompió la placa, qué capas colapsaron, qué trayectoria siguió la nieve y dónde quedaron trampas que expliquen hallazgos y ausencias.

Temporada de montaña tras el monzón: prácticas que reducen el riesgo

El postmonzón concentra gran parte de la temporada en Nepal. Rutas de trekking y picos de aclimatación se planifican en octubre y noviembre por su atmósfera limpia y noches frías que endurecen la superficie. En ese margen, las buenas prácticas marcan diferencias: leer el parte meteorológico, evaluar el manto nivoso a diario, madrugar para pisar nieve fría, estar de vuelta cuando el sol transforma y desestructura, y salir con ARVA, pala y sonda como estándar. A nivel de grupo, conviene espaciar pasos en pendiente, evitar convergencias en canales, y usar anclajes intermedios en travesías expuestas.

La pericia y la experiencia reducen el riesgo, no lo anulan. En escenarios como Rolwaling, un cambio de viento nocturno o una capa débil que no apareció en el sondeo pueden dar la vuelta a un día que parecía seguro. De ahí la disciplina de renunciar y esperar cuando los indicios no cuadran. Nada de esto exonera al azar, pero construye márgenes que, repetidos campaña tras campaña, salvan vidas.

Antecedentes y lecciones sin fatalismo

Nepal ha conocido episodios graves de avalanchas en postmonzón y comienzos de invierno. Algunos asociados a borrascas inusuales, otros a placas de viento que cedieron sin señales previas evidentes. Cada caso aporta lecciones: lectura más fina de vientos de valle y collado, sensores de nieve cuando hay campamentos permanentes, y normas de espaciado más estrictas en sectores sospechosos aunque el horario apriete. Al mismo tiempo, conviene evitar el sesgo retrospectivo: una decisión correcta noventa y nueve veces puede fallar en la número cien con cambios sutiles de temperatura o acúmulos inesperados por el viento.

El caso de Dolakha vuelve a subrayar el papel de la red local de agencias y guías, que monta campamentos, gestiona permisos, organiza porteo y mantiene comunicaciones con autoridades y aseguradoras. En un escenario que cambia por horas, contar con itinerario previsto, número exacto de integrantes y equipos a bordo acorta tiempos y reduce zonas ciegas en el rescate. Aquí esa información ha sido determinante para priorizar sectores y ordenar el esfuerzo.

Dolakha: balance provisional y pasos siguientes

A esta hora, el saldo que deja la avalancha en el Yalung Ri se resume en 7 fallecidos, 4 heridos evacuados y 4 desaparecidos. La prioridad inmediata es peinar con seguridad los depósitos, proteger a los equipos de un segundo alud y acompañar a las familias. El martes ha permitido avances: extracción de cuerpos y traslado de heridos. A partir de aquí, el trabajo se mueve en dos planos: técnico (perfil de nieve, punto de inicio de la rotura, trayectoria y zonas de acumulación) y administrativo (identificación, notificaciones y custodia).

La información puede ajustarse conforme mejore la météo y avance la batida por sectores. Por ahora, el marco es claro: postmonzón inestable, placas de viento probables, ventanas aéreas cortas y un operativo que ha optado por prudencia y método. Dolakha queda en alerta contenida, a la espera de que la montaña permita seguir trabajando sin añadir víctimas a la tragedia. Cuando el terreno dé paso, llegará el informe completo; hoy, lo responsable es afinar la búsqueda, respetar los tiempos de identificación y mantener la seguridad de quienes siguen sobre la nieve.


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Este artículo ha sido redactado basándose en información procedente de fuentes oficiales y confiables, garantizando su precisión y actualidad. Fuentes consultadas: The Kathmandu Post, EFE, AP News, RTVE, The Guardian, Heraldo de Aragón.

Periodista con más de 20 años de experiencia, comprometido con la creación de contenidos de calidad y alto valor informativo. Su trabajo se basa en el rigor, la veracidad y el uso de fuentes siempre fiables y contrastadas.

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