Cultura y sociedad
¿Cuál será el primer documento firmado por el papa León XIV?

Foto de Edgar Beltrán, The Pillar, vía Wikimedia Commons — CC BY-SA 4.0
León XIV inaugura su pontificado con la exhortación apostólica Dilexi te, firmada el 4 de octubre y presentada el 9: claves y contexto clave.
El primer texto que llevará la firma del papa León XIV es una exhortación apostólica titulada Dilexi te. El Pontífice la rubricó la mañana del sábado 4 de octubre de 2025, a las 8.30, en la Biblioteca Privada del Palacio Apostólico. La Santa Sede ha fijado su presentación oficial para el jueves 9 de octubre, a las 11.30, en la Sala de Prensa. Con este gesto, León XIV inaugura su magisterio escrito con un documento de carácter pastoral, directo y programático, el primero de su pontificado.
La elección no es casual. El título en latín —Dilexi te— se vierte de forma natural como “Te he amado” o “Te amé”. El matiz importa, porque adelanta una línea de fondo: un texto con eje en el amor que Dios ofrece primero y que, por tanto, reordena prioridades, empezando por los pobres y las periferias. La fecha elegida subraya ese enfoque: 4 de octubre, san Francisco de Asís. Hay símbolos que hablan por sí solos.
El primer texto del pontificado: una exhortación apostólica
En el repertorio de documentos pontificios, la exhortación apostólica ocupa un lugar preciso. Es magisterio papal de tono pastoral, con llamadas prácticas a la vida cotidiana de la Iglesia. No pretende definir doctrina con la solemnidad de una encíclica; busca orientar e impulsar. Que León XIV arranque por aquí indica método: antes de las grandes arquitecturas teóricas, criterios de acción. Antes del reglamento, el estilo. Y el estilo —si se atiende al título— se apoya en la caridad que se vuelve compromiso.
La decisión encaja con el perfil del nuevo Papa. León XIV, agustino, con larga biografía misionera en Perú y trayectoria de gobierno en la Curia como prefecto del Dicasterio para los Obispos, estrena firma con un texto que “baja”. El objetivo habitual de una exhortación es precisamente ese: traducir en propuestas concretas el corazón del pontificado. Por eso, el “qué” y el “cómo” cuentan tanto como el “cuándo”: un sábado por la mañana, en la biblioteca donde se firman las piezas de calado, a la hora exacta y con testigo cualificado.
Fecha, lugar y protocolo: la firma y la presentación
Los datos oficiales son nítidos y conviene reunirlos sin ambages. Firma: sábado 4 de octubre de 2025, 8.30, Biblioteca Privada del Palacio Apostólico. Testigo: el arzobispo Edgar Peña Parra, sustituto para los Asuntos Generales de la Secretaría de Estado, figura clave en la articulación del trabajo diario de la Santa Sede. Título: Dilexi te. Género: exhortación apostólica. Presentación pública: jueves 9 de octubre, 11.30, en la Sala de Prensa del Vaticano.
Es una coreografía típica del Vaticano cuando un documento se considera importante: firma discreta en el entorno del despacho papal; un comunicado con los elementos esenciales; y, pasados unos días, una rueda de prensa con los responsables encargados de explicar alcance y claves. Ese lapso permite preparar traducciones autorizadas y materiales de lectura. También da tiempo a que diócesis, congregaciones y universidades organicen la recepción del texto sin improvisaciones.
Hay valor añadido en la elección del calendario. San Francisco de Asís —4 de octubre— es un santo asociado a la pobreza, a la fraternidad y al cuidado de la creación. Firmar ese día —y no otro— se lee como una señal de continuidad con la sensibilidad social del ciclo anterior y, a la vez, como marca propia de un Papa que quiere aterrizar pronto en lo concreto. La presentación el día 9 encaja en la agenda vaticana y evita solaparse con otras ceremonias que copan octubre.
Qué sugiere el título y por qué hoy
El latín “Dilexi te” admite dos traducciones habituales: “Te he amado” (con resonancia al presente) o “Te amé” (con el acento en el acto consumado que funda el ahora). Ambas son legítimas y no cambian la sustancia: el amor primero como punto de partida. En clave cristiana, esa afirmación reordena prioridades: si Dios ama primero, la Iglesia no puede desentenderse del que sufre, del que no cuenta, de quien vive en la cuneta social. No es una consigna retórica, sino un criterio que baja a decisiones.
También resuena aquí la encíclica “Dilexit nos” de Francisco (24 de octubre de 2024), centrada en el amor humano y divino del Corazón de Jesús. No es un calco, claro, pero sí una conversación entre documentos. En términos de continuidad, que el primer escrito del sucesor lleve un título tan cercano sitúa el listón: no tanto cambiar de rumbo como acelerar un enfoque, actualizándolo en un mundo con heridas abiertas —guerras, crisis climática, desigualdad— que necesitan compasión y política pública, a la vez. El acento agustiniano de León XIV, que piensa y siente desde una tradición de interioridad ordenadora, puede dar a ese amor músculo práctico.
Elegir la memoria de san Francisco como día de firma redondea el juego de espejos. El santo de Asís no se reduce a una estampa amable de pajaritos; es disciplina, pobreza concreta y reforma desde lo pequeño. En un octubre cargado de aniversarios y debates, el guiño es elocuente: amor que se hace gesto y cuidado de la casa común sin eslóganes. Veremos el detalle cuando el texto se publique, pero la síntesis simbólica ya está trazada.
Contexto del nuevo pontificado: claves para interpretar el gesto
León XIV llegó al solio de Pedro el 8 de mayo de 2025 como el primer papa estadounidense de la historia y el primer agustino. Su biografía —misionero en Perú, prior general de la Orden de San Agustín, obispo de Chiclayo, responsable de selección de obispos en todo el mundo— lo presenta como un pastor que conoce parroquias de barrio y, a la vez, el tablero global. Con esa mochila, que la primera firma sea una exhortación apostólica encaja.
En los primeros meses, sus gestos han apuntalado la imagen de un estilo sobrio. Liturgia cuidada sin barroquismos, homilías breves, tiempo para escuchar antes de decidir, agenda con puentes hacia realidades diversas. En el terreno de las relaciones internacionales, el Papa ha mantenido el registro diplomático clásico del Vaticano: defensa de la paz en los conflictos abiertos, preocupación por las crisis humanitarias y oferta de mediación cuando encaja. Ninguna estridencia, pero sí movimiento.
En clave española, el reciente encuentro con Salvador Illa, presidente de la Generalitat, mostró que Roma mira a España con interés, no solo por la agenda política, sino por su peso cultural y religioso. En esa audiencia afloró una invitación para la inauguración de la torre de Jesús de la Sagrada Familia en junio de 2026. Cultura y diplomacia en la misma mesa. Si el documento que ahora se presenta habla de pobres y periferias, España —con su mapa de desigualdades, su red de Cáritas y su tejido social— es un escenario natural para que el texto tenga recorrido.
Repercusiones para España y América Latina
España y América Latina comparten una gramática católica que entiende bien el lenguaje de una exhortación. Parroquias, movimientos, universidades, órdenes religiosas y Cáritas diocesanas suelen transformar estos documentos en itinerarios: lecturas comunitarias, planes pastorales, proyectos sociales. Si Dilexi te subraya —como todo indica— la opción por los últimos, es previsible que encuentre eco en barrios con paro enquistado, en la España vaciada, en hogares sostenidos por pensiones mínimas o en redes que acompañan a migrantes.
Para América Latina, donde León XIV vivió y trabajó durante años, la traducción del texto puede tener un plus de realismo. Conoce las parroquias populares, los asentamientos de las periferias urbanas, la piedad popular que sostiene la esperanza en contextos duros. Habrá que ver cómo el documento conecta esa memoria con la realidad global: mercado de trabajo precarizado, crisis climática que golpea al sur, migraciones que atraviesan continentes y, en no pocos países, violencia que condiciona la vida diaria.
Qué esperar del contenido: pobres, periferias y concreción pastoral
Sin adelantar capítulos que aún no se han publicado, todo apunta a que Dilexi te mirará primero a los pobres. No como bloque abstracto, sino con rostros y situaciones: refugiados a la intemperie, familias que no llegan a fin de mes, ancianos que sostienen a los suyos, jóvenes que encadenan contratos precarios, niños que crecen en camas calientes o sin acceso a alimentación adecuada. La Iglesia, recuerda siempre un Papa, no es una ONG, pero su doctrina social exige obras.
Una exhortación permite, además, bajar a lo práctico. Es razonable esperar criterios para diócesis y parroquias, pistas para laicos que actúan en economía y política, llamadas a obispos y consagrados para priorizar recursos donde duelen las grietas. También cabe un capítulo con “buenas prácticas”: experiencias que ya funcionan y que pueden replicarse. Si la pieza entra en conversación con “Dilexit nos”, cabe algún desarrollo sobre el Corazón de Jesús como fuente de misericordia operativa, no de devoción intimista.
El léxico que se adivina —amor, cuidado, misericordia, justicia— corre el riesgo de gastarse si no se concreta. Por eso es previsible que el texto empuje a decisiones: revisar presupuestos diocesanos, acompañar con equipos profesionales a las víctimas de violencia, abrir templos como espacios de escucha y cooperar con administraciones para políticas públicas que no dejen en la cuneta a quien no tiene voz. El Papa, cuando exhorta, llama a hacer.
En el radar también puede entrar la ecología integral: no hay pobres abstractos; hay comunidades que ven arrasado su entorno, familias que pierden cosechas, pueblos que se quedan sin agua. La crisis climática no es un capítulo “verde” al margen de lo social; golpea primero a los que menos contaminan. Si Dilexi te toma ese hilo, lo hará desde la coherencia de firmar en la memoria de san Francisco y desde la continuidad con una sensibilidad ya instalada en el magisterio reciente.
Cómo se leerá y qué viene después
El 9 de octubre, a las 11.30, la Sala de Prensa del Vaticano desgranará el documento. A partir de ese momento, el texto estará disponible en latín y traducciones autorizadas. Lo habitual: una introducción que sitúa el alcance, un cuerpo con capítulos temáticos, y una conclusión con llamadas claras. No es descartable que se ofrezcan materiales de apoyo —síntesis, vídeo de contexto, fichas para grupos—, práctica ya consolidada para facilitar una recepción amplia.
¿Qué puede venir después? Es probable que el primer año de León XIV combine piezas pastorales como esta —más ágiles— con instrumentos jurídicos (motu proprio) para ajustes en estructuras o procedimientos curiales. Una encíclica podría llegar más adelante, cuando el Papa decida desarrollar en amplitud una línea doctrinal de fondo. Pero conviene no precipitarse: el orden de los documentos ya dice bastante. Primero, vida concreta; luego, si es el caso, arquitectura.
En paralelo, el documento marcará la agenda de viajes, homilías y discursos. No sería extraño que las próximas audiencias generales, encuentros con movimientos sociales o visitas a periferias urbanas recojan párrafos clave de Dilexi te. Así funcionan las grandes piezas pontificias: irradian durante meses y ordenan el discurso.
Un primer plano de los hechos que ya están confirmados
Hay elementos que hoy, 4 de octubre, no admiten duda. El primer documento firmado por el papa León XIV es una exhortación apostólica y su título es Dilexi te. La firma se ha estampado a las 8.30 en la Biblioteca Privada del Palacio Apostólico, con Edgar Peña Parra como testigo. La presentación será el jueves 9 de octubre, a las 11.30, en la Sala de Prensa. El título, que se traduce como “Te he amado” o “Te amé”, adelanta un eje temático centrado en el amor que se hace compromiso, con los pobres como horizonte inmediato. Y la fecha elegida —san Francisco de Asís— refuerza el mensaje.
Este encuadre se produce en el arranque de un pontificado con perfil propio: agustino, norteamericano, con biografía latinoamericana. La combinación permite imaginar un documento que se mueve cómodo entre piedad popular y exigencia social, entre interioridad y políticas concretas. Como toda exhortación, Dilexi te invitará a actuar. Y lo hará sin pedir permisos a la actualidad: hablará de hambre, de desplazados, de trabajo y de dignidad. Luego vendrá la interpretación, el debate, la recepción. Pero el dato principal ya está: el primer texto, su título, su firma y su calendario.
Un puente entre herencias y urgencias
León XIV no ha querido empezar con una encíclica ni con un motu proprio que cambie normas. Ha querido empezar con una exhortación. El gesto dice más de lo que parece. En tiempos de ruido, es una apuesta por la palabra encarnada que mueve estructuras desde abajo. Amor que organiza, para decirlo en términos agustinianos. Y, en paralelo, un guiño de continuidad con “Dilexit nos”: otra vez el verbo amar, otra vez el Corazón como motor, otra vez la periferia en el centro.
Para España, el documento llega en un momento sensible: inflación que aprieta los presupuestos domésticos, desigualdad territorial, debate migratorio enconado, soledad no deseada al alza. Hay terreno abonado para que Dilexi te aterrice en prácticas: comedores sociales que buscan relevo, vivienda que falta en ciudades tensionadas, trabajo que no alcanza para vivir, familias que piden escucha. Si una exhortación sirve para algo, es para ordenar prioridades y empujar a tomar decisiones que mejoren la vida de la gente real.
Lo que ya es seguro hoy
El primer documento firmado por el papa León XIV es la exhortación apostólica Dilexi te, rubricada el 4 de octubre de 2025 a las 8.30 en la Biblioteca Privada del Palacio Apostólico y presentada el 9 de octubre a las 11.30. Título y fecha no son casuales: resumen un enfoque y una urgencia.
Desde ahí, el pontificado abre su partitura con una nota clara: amor que se hace tarea. El resto —capítulos, acentos, verbos clave— se leerá en pocos días, pero el rumbo ya está marcado. Y empieza, como se esperaba, por los últimos.
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Este artículo se ha elaborado con datos oficiales y cobertura contrastada de medios españoles de referencia. Fuentes consultadas: Vida Nueva, COPE, Alfa y Omega, Agencia EFE, Omnes.

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