Salud
Porque no hay Uralyt Urato en las farmacias: el motivo real

Uralyt-Urato dejó de dispensarse por revocación oficial. Qué ha pasado y qué opciones seguras hay en España, con pautas de seguimiento claro.
En España ya no se dispensa Uralyt-Urato y no se espera su regreso. No es una rotura puntual de stock, ni una cadena logística torpe: la autorización del medicamento quedó revocada el 14 de enero de 2025, según el registro oficial de medicamentos. Traducido al día a día, el bote de granulado con citrato potásico y ácido cítrico que durante décadas se utilizó para alcalinizar la orina desapareció del mostrador. Las farmacias no pueden pedirlo a los mayoristas y los mayoristas no lo reciben del titular. Es una decisión administrativa con efectos permanentes.
Quien lo tenía pautado por litiasis de ácido úrico, hipocitraturia o acidosis tubular renal no se ha quedado sin tratamiento. La práctica clínica ha migrado a citrato potásico en comprimidos de liberación prolongada (el referente comercial en España es Acalka 1080 mg, 10 mEq por comprimido) y, cuando la presentación sólida no encaja —pediatría, disfagia, necesidad de ajustes finos—, fórmulas magistrales de citratos preparadas por el farmacéutico con receta. En casos tasados y documentados, se puede solicitar un medicamento extranjero si no existe alternativa idónea disponible en el país. Este es el marco real ahora mismo.
Qué ha pasado exactamente con Uralyt-Urato
Durante años, los avisos de “no hay” se asociaban a picos de desabastecimiento: problemas de fabricación, demoras en lotes, tensiones en proveedores. Aquello era transitorio. El punto de inflexión llegó en enero de 2025, cuando la ficha en la base oficial cambió a “revocado”. La palabra tiene peso legal: si un medicamento queda revocado, su autorización de comercialización deja de estar en vigor. No hay margen para esperar reposiciones ni para que el mayorista “lo consiga por otra vía”. A efectos prácticos, ese granulado no puede dispensarse en España.
Conviene distinguir con nitidez dos escenarios que, a menudo, se confunden. Desabastecimiento: el producto sigue autorizado pero falta temporalmente por motivos industriales o logísticos. La farmacia puede sustituir, el médico puede ajustar o sugerir alternativas y se deja constancia de la incidencia. Revocación: el producto deja de estar autorizado; no hay suministro legal posible. Uralyt-Urato está en el segundo supuesto. Este matiz explica por qué la búsqueda por barrio, provincia o tienda online arroja siempre el mismo resultado: “no disponible”.
La retirada administrativa no desautoriza la estrategia terapéutica de alcalinizar la orina, ni cuestiona el papel de los citratos en urología metabólica. Cambia el envase y la vía de acceso, no la evidencia de fondo. Por eso los servicios de urología y nefrología han reordenado sus protocolos con opciones equivalentes que ya estaban en cartera, incluso cuando Uralyt-Urato sufrió faltas en 2018 y otros años. La transición no ha sido improvisada: se venía ensayando desde aquellos episodios de escasez.
Qué opciones terapéuticas están funcionando hoy
La pregunta útil en 2025 y 2026 no es si volverá “el bote de toda la vida”, sino qué herramientas siguen disponibles, con ficha técnica y seguridad. Las hay, y bien asentadas.
Citrato potásico en comprimidos de liberación prolongada. Es la alternativa más extendida. Cada comprimido aporta 10 mEq de citrato potásico, se administra entero —no partir ni masticar—, preferentemente tras las comidas para mejorar la tolerancia gastrointestinal, y se ajusta la pauta según objetivo de pH y citraturia. La dosis es individual; no existe equivalencia casera entre “una medida de granulado” y “un comprimido”. Cambian la forma farmacéutica, la cinética y, a veces, la respuesta digestiva. Precauciones habituales del potasio: vigilar en insuficiencia renal, evitar combinaciones con diuréticos ahorradores de potasio o suplementos que eleven la kalemia, revisar interacciones con inhibidores del sistema renina-angiotensina y prestar atención a pacientes de edad avanzada o con comorbilidades.
Formulación magistral con citratos. Cuando el comprimido no es viable, la fórmula magistral permite afinar dosis y presentaciones. En España, la tradición de formulación es sólida y el marco regulatorio contempla esta salida con controles de calidad. Las farmacias con servicio de formulación elaboran preparados de citrato potásico y ácido cítrico en proporciones que replican la finalidad del producto retirado, con adaptación del sabor, volumen y concentración para pediatría o para quienes tienen disfagia. Requiere receta y seguimiento: no es un “hazlo tú mismo”, ni una receta de cocina trasladada al ámbito sanitario. La trazabilidad del proceso, el etiquetado y la estabilidad del preparado importan tanto como la dosis.
Medicamento extranjero cuando no hay alternativa idónea. El procedimiento existe y está regulado. Se solicita autorización de importación cuando no existe en España un medicamento con la misma composición y forma farmacéutica o cuando ninguna alternativa disponible resulta adecuada para ese paciente concreto. La solicitud se tramita por vía telemática y, si se autoriza, la dispensación se realiza por los cauces designados en cada comunidad autónoma. No es una puerta para caprichos de marca. Es una vía de necesidad clínica demostrada. De hecho, cuando el equipo prescribe citrato potásico en comprimidos o una magistral viable, rara vez procede importar una marca extranjera con la misma función.
Cómo se ajusta la alcalinización urinaria sin el granulado clásico
El objetivo continúa siendo el mismo: elevar y mantener el pH de la orina en una banda que desaliente la precipitación del ácido úrico y, si ya hay cálculos, favorecer su disolución. La horquilla de trabajo utilizada en unidades de litiasis suele moverse entre 6,5 y 7,0, con pequeños matices según el caso, la composición urinaria y el historial de recurrencia. Por encima de 6,5 el ácido úrico se ioniza mejor y tiende a no cristalizar; por encima de 7,5, en cambio, crece el riesgo de fosfatos cálcicos en quienes son propensos. El arte está en el equilibrio.
No se hace a ojo. El control se realiza con tiras reactivas validadas, midiendo de forma repetida —por ejemplo, por la mañana y por la tarde durante los periodos de ajuste— y registrando tendencias. Un valor aislado dice poco; interesa la media de varios días y la respuesta tras cambios de dosis. En contextos de alto riesgo, se solicita orina de 24 horas para cuantificar citrato, volumen, pH medio y otros parámetros metabólicos. Con esa información, el clínico recorta o estira la pauta hasta estabilizar el terreno urinario.
La alcalinización no trabaja sola. Hidratación sostenida a lo largo del día —más que “beber mucha agua de golpe”, importa mantener un flujo estable—, ajustes dietéticos para limitar las cargas altas de purinas (vísceras, algunos caldos concentrados, ciertos pescados azules), control del peso y del síndrome metabólico si está presente, manejo de la hiperuricemia cuando tiene sentido, y actividad física regular. Los cálculos de ácido úrico responden especialmente bien a ambientes urinarios menos ácidos; es donde los citratos marcan la diferencia.
Seguridad y contraindicaciones. El citrato potásico no es para todo el mundo. En insuficiencia renal moderada-grave, en hiperpotasemia, en estenosis esofágica o gástrica, y con algunos fármacos (ahorradores de potasio, ciertos IECAs/ARA-II, inhibidores de la aldosterona), conviene extremar precauciones o directamente evitarlo. La monitorización periódica de electrolitos y función renal forma parte del tratamiento, igual que el control del pH urinario. No se trata de tomar comprimidos sin red.
Mercado gris, compras por Internet y por qué no tiene sentido arriesgar
Cuando un medicamento desaparece del circuito legal, florecen las ofertas dudosas: webs con aspecto profesional que prometen “envío desde Europa”, vendedores en plataformas de segunda mano que sacan “stock de farmacia” o importaciones supuestamente “para uso personal”. Aquí no hay medias tintas. En España, la venta a distancia de medicamentos con receta está prohibida y, aun para los que no la requieren, solo es legal comprarlos en la web de una farmacia autorizada. Todo lo demás expone a falsificaciones, productos almacenados sin control y errores de composición.
Con los citratos el riesgo es especialmente serio. Una diferencia en concentración altera el balance ácido-base urinario; una impureza puede dañar la mucosa; una sal no declarada cambia todo el planteamiento terapéutico. Además, retrasar un ajuste correcto por intentar ahorrar o por nostalgia del “bote de siempre” empeora cuadros que suelen responder bien cuando se hacen las cosas por el canal adecuado. La ruta segura es clara: receta, seguimiento, farmacia, y si de verdad no existe alternativa idónea, autorización de medicamento extranjero. Nada más.
Lo que está ocurriendo en consultas y farmacias españolas
El impacto de la revocación de Uralyt-Urato ha sido dispar. En urología y nefrología, la mayoría de equipos ya habían incorporado planes B desde episodios de escasez anteriores, de modo que la migración a comprimidos o a formulación magistral ha sido relativamente ordenada. Atención Primaria ha reforzado la coordinación para revisar tratamientos de larga duración, confirmar la indicación actual y completar educación sanitaria sobre hidratación, tiras de pH y señales de alarma.
En farmacia comunitaria, el trabajo ha pasado por explicar la diferencia entre desabastecimiento y revocación, canalizar la formulación cuando es procedente y acompañar a quienes temen el cambio de forma farmacéutica. Los pacientes pediátricos o con disfagia han sido los que más se han beneficiado de preparados a medida. También se ha notado un descenso de consultas por molestias gastrointestinales conforme se ajustan tomas a después de las comidas y se fracciona el esquema bajo supervisión.
El coste y el acceso también cuentan. La presentación en comprimidos —con receta— mantiene canales de distribución estables y es sencilla de gestionar en receta electrónica. La formulación magistral puede variar en precio según concentración, volumen y materias primas, pero gana en precisión de dosis y aceptabilidad para determinados perfiles. Las importaciones de medicamentos extranjeros se reservan para supuestos concretos y, aunque añaden tramitación, evitan interrupciones cuando no hay otra salida.
Un punto sensible ha sido el de equivalencias. A veces se plantea la “regla” de que X gramos del granulado equivalían a Y mEq. Es tentador simplificar, pero no funciona así cuando cambia la forma de liberación y el perfil farmacocinético. De ahí que los servicios estén insistiendo en pautas por mEq y por objetivos de pH, no por cucharadas. El mensaje puede sonar más técnico, pero reduce errores y mejora la adherencia. A la larga, se agradece.
Datos clínicos que no conviene perder de vista
La litiasis de ácido úrico concentra un porcentaje nada menor de los cálculos renales en España, con mayor prevalencia en varones de mediana edad y en personas con síndrome metabólico o gota. A diferencia de otras piedras, responden muy bien a la alcalinización sostenida. De hecho, lograr y mantener un pH urinario ≥ 6,5 a lo largo de semanas puede disolver cálculos ya formados, además de prevenir recurrencias. Es uno de los pocos escenarios en urología donde el abordaje médico resulta tanto o más resolutivo que el quirúrgico.
El citrato aporta dos beneficios: sube el pH y aumenta el citrato urinario, inhibidor natural de la cristalización cálcica. En hipocitraturia —común en ciertos síndromes metabólicos y en algunos tratamientos—, corregir ese déficit reduce la recurrencia de piedras cálcicas. La monitorización es parte del tratamiento: analíticas periódicas, control del pH, evaluación de la diuresis (objetivo clásico: alrededor de dos litros de orina diarios, con ajustes individuales) y revisión de comorbilidades que condicionan la eficacia de la estrategia.
Un detalle pragmático: no todas las tiras de pH son iguales. Las validadas para orina son las que interesan; las decorativas para acuarios o vinagres no sirven. Y la técnica importa: medir en orina recién emitida, evitar contaminación con geles íntimos o desinfectantes, leer en el tiempo recomendado por el fabricante. Son pequeños gestos que sostienen grandes decisiones de ajuste de dosis.
Sobre efectos adversos, lo esperado: molestias digestivas al inicio, que suelen ceder al tomar tras comidas; en casos concretos, flatulencia o distensión. Lo que no se negocia es la seguridad iónica: potasio en rango y función renal vigilada, especialmente en mayores y en quienes toman IECA/ARA-II, espironolactona u otros ahorradores de potasio. Con seguimiento, las tasas de discontinuación por efectos adversos son bajas.
Por qué la nostalgia del envase no debería condicionar la pauta
La industria farmacéutica cambia, marcas históricas desaparecen y otras presentaciones ocupan su lugar. Quedarse anclado al nombre comercial no ayuda. El principio activo y la estrategia terapéutica importan más que el bote. En este caso, el citrato —potásico y, en su caso, con ácido cítrico— sigue disponible en vías eficaces y legales. La evidencia no se ha movido, y los equipos clínicos cuentan con herramientas para alcanzar los mismos objetivos que cuando Uralyt-Urato estaba en circulación.
No hay que perder de vista un hecho: el control de la litiasis es multifactorial. Hidratación, pH, dieta, metabolismo y adherencia. En cualquiera de esos eslabones, un atajo o una solución casera puede tirar por tierra lo que hacen los otros. Por eso, la respuesta ordenada al vacío que deja Uralyt-Urato pasa por prescribir bien, dispensar por los cauces legales, medir, ajustar y revisar. El resto —las promesas de “lo mismo, más barato y sin receta” o las importaciones “exprés” sin autorización— sobran.
Señales claras para las próximas semanas
La situación no es transitoria: Uralyt-Urato no volverá al canal farmacéutico español mientras persista la revocación. Las alternativas existen y están ya integradas en la práctica diaria. Si la pauta venía de lejos, toca revisión: confirmar indicaciones, metas de pH y ajustes. Las farmacias con servicio de formulación pueden resolver casos donde el comprimido no encaja. Y cuando no haya sustituto adecuado —que será lo excepcional—, la importación autorizada es el camino.
Queda lo más importante: mantener la continuidad terapéutica. No interrumpir de golpe por la ausencia del envase de siempre. No improvisar equivalencias por cucharadas. Seguir un plan, con las herramientas disponibles y la vigilancia adecuada, permite reproducir los resultados que durante años se asociaron al granulado clásico. La evidencia está ahí y los canales legales, también. El resto del ruido, mejor dejarlo fuera del baño, del neceser y del algoritmo.
🔎 Contenido Verificado ✔️
Este artículo se apoya en fuentes oficiales y españolas, con verificación de estado regulatorio, alternativas terapéuticas y normativa vigente. Fuentes consultadas: CIMA – Uralyt-Urato, CIMA – Acalka 1080 mg, AEMPS (medicación extranjera), AEMPS (venta online), AEMPS (suministro), SEFH, SciELO (ISCIII).

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