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Economía

Jubilación anticipada: nuevas reglas en 2026 ¿te afectan?

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pareja controla su Jubilación anticipada

Jubilación anticipada en 2026: edades, requisitos, recortes y nuevo cálculo de la pensión explicados con ejemplos para decidir con seguridad.

La jubilación anticipada cambia de pantalla en 2026. La edad ordinaria se situará en 66 años y 10 meses para quienes no alcancen 38 años y 3 meses de cotización, mientras que quien sí llegue a ese umbral podrá seguir retirándose a los 65. Ese simple escalón arrastra todo lo demás: las ventanas de anticipo (24 meses en la anticipada voluntaria y hasta 48 meses en la involuntaria por causa de despido) se miden desde esa edad ordinaria, así que adelantar la pensión será más caro o más barato según dónde quedes respecto a los 38 años y 3 meses.

El otro giro relevante entra en el cálculo del importe. Desde 2026 convivirán dos fórmulas de base reguladora y la Seguridad Social aplicará la que resulte más favorable sin que haya que pedirlo: la regla “clásica” de 25 años y una regla nueva que considera los mejores 27 años dentro de los últimos 29 (descartando dos peores). Con un calendario transitorio, pero con efecto ya desde 1 de enero. Traducido: si has tenido baches recientes —desempleo, bases bajas, parones—, esa depuración de dos años puede amortiguar el golpe cuando te adelantas.

Lo que realmente cambia en 2026

España sigue el calendario pactado hace más de una década y en 2026 sube otro peldaño. Edad legal en 2026: 65 años para carreras de 38 años y 3 meses o más, y 66 años y 10 meses para el resto. Esa es la referencia absoluta. De ahí se descuentan meses para calcular la jubilación anticipada y sus coeficientes reductores. Hay matices, sí, pero el esqueleto es ese.

La fórmula dual para la base reguladora arranca con un mecanismo de comparación: se calcula tu pensión como hasta ahora (25 años) y también con la nueva (27/29 excluyendo dos), y se escoge la mejor. El sistema irá ampliando la importancia de la regla 27/29 durante los siguientes ejercicios hasta que acabe el período transitorio. En la práctica, esta opción favorece a quien ha sufrido bases bajas recientes o lagunas en los últimos años de carrera. También ayuda a corregir trayectorias “en diente de sierra” comunes en autónomos y trabajadores con contratos intermitentes.

La tercera pieza es silenciosa, pero pesa: desde la reforma de 2022 los coeficientes reductores por anticipar la jubilación se aplican por meses y sobre el importe de la pensión (no solo sobre la base reguladora), lo que hace que el recorte sea realmente efectivo incluso para quienes estuvieran cerca del tope máximo. Es un antes y un después: irse 24 meses antes no es lo mismo que irse 19; y no es lo mismo con 44 años cotizados que con 36. La precisión mensual afina el ajuste, para bien o para mal.

Dos vías de anticipo: voluntaria e involuntaria, con reglas distintas

En España conviven dos puertas de jubilación anticipada. La voluntaria, a la que se accede por decisión propia, y la involuntaria o por causa no imputable al trabajador, pensada para despidos objetivos, ERE, cierre de empresa, fuerza mayor o situaciones equiparables. La diferencia no es retórica: plazos, requisitos y recortes cambian según la vía elegida.

Anticipada voluntaria: la clásica decisión personal

La jubilación anticipada voluntaria permite retirarse hasta 24 meses antes de la edad ordinaria que te corresponda en función de tus cotizaciones. Para entrar por esa puerta necesitas al menos 35 años de cotización efectiva y que, una vez aplicado el recorte, la pensión resultante sea superior a la pensión mínima que te correspondería a los 65 según tu situación familiar. Hay más condiciones técnicas (estar de alta o en situación asimilada al alta, por ejemplo), pero esas dos son las que marcan la frontera.

El recorte varía en función de los meses de anticipo y los años cotizados. Con menos de 38 años y 6 meses de carrera, adelantar 24 meses puede suponer una reducción alrededor del 21%. Si tu carrera supera 44 años y 6 meses, ese mismo adelanto ronda el 13%. Entre medias, escalas intermedias: a 12 meses de anticipo, la rebaja se mueve aproximadamente entre un 5% y un 5,5% según el tramo de cotización. Todo es mensual y progresivo.

Anticipada involuntaria: más meses de anticipo, requisitos más estrictos

La jubilación anticipada por cese no voluntario permite anticipar hasta 48 meses (cuatro años) respecto de la edad ordinaria. Requiere, entre otros extremos, 33 años de cotización y estar inscrito como demandante de empleo al menos seis meses antes de la solicitud, además de acreditar que el fin del contrato obedece a causas objetivas (económicas, técnicas, organizativas o de producción), ERE, extinción por muerte, jubilación o incapacidad del empresario, o situaciones de violencia de género en determinados supuestos. El sistema está calibrado para quienes no eligen irse antes, sino que se ven empujados fuera del mercado laboral.

El recorte es algo más benévolo que en la voluntaria porque reconoce esa causa de salida, pero se aplica durante más tiempo si se agota la ventana de 48 meses. Los coeficientes reductores a 4 años del retiro ordinario sitúan la rebaja en torno al 24%–30% según la longitud de tu carrera de cotización. A medida que el anticipo se acorta, el recorte baja con un calendario mensual muy detallado.

Autónomos, un caso aparte

Los autónomos pueden acceder a la anticipada voluntaria con los mismos 35 años de exigencia y el resto de condiciones. En cambio, no tienen, en términos generales, la puerta de anticipada involuntaria por despido, porque la relación laboral es distinta. Detalle relevante: en el Régimen Especial de Trabajadores Autónomos no se “rellenan” las lagunas de cotización como en el Régimen General, así que los meses sin aportar cuentan como base cero. Esto hace aún más valiosa la nueva regla de 27/29 a partir de 2026 cuando ha habido parones o bases muy bajas.

Cómo te afecta según tu carrera de cotización

La cifra que divide el tablero en 2026 es 38 años y 3 meses. Estar por encima o por debajo cambia la edad ordinaria, y con ello, la ventana y el recorte del anticipo.

Carreras largas (≥ 38 años y 3 meses)

Con 38 años y 3 meses o más, tu edad ordinaria sigue en 65. ¿Qué implica? Que la voluntaria se puede abrir a los 63 y la involuntaria a los 61. Si te ibas a retirar con 63 en 2025, tu horizonte no se mueve por el lado de la edad legal. Pero sí te puede cambiar el importe con la fórmula 27/29: si en 2020 y 2021 estuviste en ERTE o cobraste poco, poder excluir dos años malos mejora la foto. En carreras muy largas, además, los recortes caen de forma visible: un 13% de rebaja por adelantar 24 meses frente al 21% de quien no llega a 38 años y 6 meses.

Carreras medias (entre 33 y 38 años y 3 meses)

Aquí se concentran muchos casos reales. La edad ordinaria sube a 66 años y 10 meses, lo que desplaza la voluntaria hasta los 64 y 10 meses y la involuntaria hasta los 62 y 10 meses. Esa subida de dos meses respecto a 2025 no es simbólica: si estabas calculando irte “dos años antes”, ahora dos años antes significa hacerlo a los 64 y 10 meses, no a los 64 y 8. En dinero, la diferencia existe, porque cada mes de anticipo añade algo de recorte.

Para quienes rozan los 33 años, la puerta involuntaria se abre si la causa de cese lo permite. Pero cuidado con el requisito de 6 meses inscrito en la oficina de empleo antes de pedir la pensión: muchas denegaciones llegan por ahí. Planificar fechas aquí vale oro.

Carreras cortas (menos de 33 años)

Con menos de 33 años, no hay anticipada involuntaria. Con menos de 35, tampoco voluntaria. Queda la jubilación ordinaria (a 66 y 10 meses en 2026 si no se alcanzan 38 años y 3 meses) o prolongar la actividad y completar periodos con convenios especiales o cotizaciones finales que permitan entrar en alguna de las puertas. Contribuye el hecho de que la pensión contributiva exige mínimo 15 años, con dos dentro de los últimos 15, aunque eso ya no tenga que ver con el anticipo, sino con tener derecho a la pensión.

Ejemplos con números reales para decidir sin sorpresas

Los ejemplos aterrizan lo que importa: el momento y el recorte. No sustituyen un cálculo oficial, pero orientan.

Un trabajador con 39 años y 6 meses cotizados cumple 64 en noviembre de 2026 y quiere anticipar su retiro 24 meses respecto a su edad ordinaria. Como supera 38 años y 3 meses, su edad ordinaria es 65, así que no puede anticipar 24 meses porque el máximo permisible en la voluntaria es 63. En su caso, el máximo adelanto serían 24 meses respecto a 65 si hablamos de involuntaria (si concurre causa), y 24 meses no: en voluntaria son solo 24 desde 65 hasta 63, sí, pero él ya está en 64; por tanto, su anticipo real sería de 12 meses si decide irse a los 64 (anticipar 12 respecto a 65), con una rebaja aproximada del 5%–5,5% según el tramo.

Una trabajadora con 36 años cotizados y edad ordinaria 66 años y 10 meses quiere anticipar 24 meses por la vía voluntaria. Podrá irse a 64 años y 10 meses. Ese anticipo de 24 meses con menos de 38 años y 6 meses conlleva alrededor de un 21% de recorte. Aquí la fórmula 27/29 puede ser decisiva: si en los últimos años ha tenido bases muy bajas, excluir dos le ayuda a sostener el importe inicial sobre el que después se aplicará el coeficiente.

Un empleado despedido por causas objetivas con 41 años y 8 meses cotizados, 63 años cumplidos en febrero de 2026 y seis meses como demandante de empleo, podría adelantar 46 meses respecto de 66 y 10 meses si decide agotar la ventana involuntaria, con un recorte que se mueve en torno al 25%27% en su tramo. Si en vez de agotar los 46–48 meses decide esperar a 62 y 10 meses (esto es, 48 meses exactos), el recorte será el máximo de ese tramo. Cada mes que retrasas el anticipo recupera unas décimas de la pensión de por vida.

Un autónomo con 42 años cotizados, bases altas al final de su carrera y dos años con ingresos mínimos durante la pandemia, que cumple la edad ordinaria 66 años y 10 meses en 2026, podría mejorar su base reguladora con la regla 27/29, porque esos dos años malos se excluyen. Si decide anticipar 12 meses (voluntaria), el recorte rondará el 5%5,3%. Si no anticipa y demora un año, puede optar por un 4% adicional de pensión anual o un cheque único (o mixto) por retrasar el retiro, una alternativa interesante cuando se llega al límite máximo de pensión.

La base reguladora a partir de 2026, explicada sin jerga

Todo se decide sobre la base reguladora, que es el promedio de tus bases de cotización (actualizadas) en un período previo. Hasta 2025 manda la regla de 25 años. Desde 2026, la administración hará dos cálculos:

Primero, 25 años “puros” como hasta ahora, con integración de lagunas en el Régimen General (los meses sin cotizar se integran con la base mínima durante un número limitado de meses).

Segundo, 27 de los últimos 29 años, eliminando dos años con peores bases (o sin cotizar en autónomos, que cuentan como cero). Esa eliminación se aplica con criterio objetivo: se buscan los 24 meses menos favorables y se descartan del cómputo.

El resultado es que se limitan los efectos de baches recientes y, a la vez, se mantiene la fotografía de largo plazo de la carrera. La administración comparará ambos resultados y elegirá el mejor durante un periodo transitorio largo. Para quienes estén planificando una anticipada, significa que un par de años malos al final ya no lastran tanto el importe inicial sobre el que se aplican los coeficientes reductores.

Ojo a las lagunas: en el Régimen General, la normativa integra lagunas con bases mínimas durante ciertos meses, pero en autónomos no existe esa integración, por lo que la regla 27/29 puede resultar especialmente protectora si hubo parones.

Coeficientes reductores: por qué el “cuándo” pesa tanto como el “cuánto”

Desde 2022, los recortes por anticipar son mensuales y se aplican sobre la pensión. Hay tablas diferentes para la voluntaria y la involuntaria, y cuatro tramos de antigüedad de cotización (menos de 38 años y 6 meses; entre 38 y 6 y 41 y 6; entre 41 y 6 y 44 y 6; y más de 44 y 6). De ese cruce sale un porcentaje que depende de los meses de anticipo. La idea es clara: quien más ha cotizado sufre menos recorte si decide irse antes, y quien se va muchísimos meses antes soporta más rebaja aunque tenga una carrera larga.

Ese diseño resuelve dos problemas crónicos del modelo anterior: evitaba saltos bruscos por trimestres y corregía el “efecto frontera” de diciembre vs. enero. Hoy importa si te vas 19 meses antes frente a 20; y, aunque parezca una obviedad, el porcentaje cambia. Por eso 2026 exige mimarse el calendario: cumplir años en noviembre o en enero puede modificar el importe de por vida por el simple hecho de que te aleja o te acerca un mes más a la edad ordinaria.

Un apunte nada menor: si estás cerca de la pensión máxima, el recorte se aplica igualmente al tope. Es decir, no sirve “llegar al máximo” para neutralizar el efecto de anticipar. Esa fue una corrección deliberada del legislador para que la anticipada también penalice a rentas altas de forma efectiva.

Fiscalidad, topes y compatibilidades que alteran la foto final

La jubilación anticipada no vive en el vacío. Fiscalidad, complementos a mínimos, topes de cotización y compatibilidades pueden mover la pensión neta de forma notable.

El IRPF puede reaccionar de maneras distintas según el importe de la pensión y si, durante el año del retiro, cobras también salarios. Un anticipo a mitad de año puede implicar un año fiscal mixto con retenciones que luego se ajustan en la declaración. El complemento a mínimos no es accesible para todo el mundo de forma automática: hay requisitos de residencia y límites de ingresos. Si la pensión calculada tras recorte cae por debajo del mínimo, el complemento puede compensar parcialmente, pero no convierte una anticipada en una ordinaria: el recorte existe y persiste.

En compatibilidades, sigue vigente la jubilación activa (cobrar parte de la pensión y seguir trabajando por cuenta propia o ajena con límites) y la flexible (volver a la actividad tras jubilarse, ajustando la cuantía). Quien demora la jubilación ordinaria tiene incentivos: un 4% adicional por cada año completo de retraso, un pago único ligado a las bases, o una fórmula mixta. No es el tema de este artículo, pero sí una alternativa real para quienes, al simular la anticipada, concluyen que el recorte duele demasiado.

Un punto que roza a la anticipada desde otro ángulo es el subsidio para mayores de 52 años, que cotiza por jubilación. En 2026, su duración acompasa el nuevo calendario de edad legal, detalle relevante para quienes planean aguantar con ese subsidio hasta la pensión. Si el ordinario se mueve, también lo hace el punto de corte del subsidio: conviene chequear con tiempo cómo encaja cada caso.

Claves prácticas para planificar bien el adelanto

El modo de encarar 2026 sin sobresaltos es metódico, no heroico. La secuencia es conocida, pero conviene recordarla con los cambios en la cabeza.

Primero, fechas. Identifica con precisión tu edad ordinaria en 2026 según tus años cotizados. No es una obviedad: cumplir 66 años y 10 meses en octubre o en diciembre puede arrastrar la fecha exacta de acceso tanto a la voluntaria como a la involuntaria.

Segundo, vida laboral y bases. Revisa año a año tus bases de cotización y simula la regla 25 frente a la 27/29. Si tienes dos años manifiestamente malos (desempleo, bases mínimas, inactividad en autónomos), anota el efecto de excluirlos. Si la regla clásica te da mejor, perfecto: el sistema la elegirá.

Tercero, tablas de coeficientes. Decide cuántos meses quieres —o puedes— anticipar y localiza el porcentaje de tu tramo. Si te salen 19 meses, valora si merece la pena esperar uno más para recortar algo el recorte. No exagero: décimas hoy son miles a lo largo de la vida de la pensión.

Cuarto, cotizaciones “inteligentes” en la recta final. Quien está en autónomos y puede elevar la base en 2025–2026, o quien tiene opción de mejorar cotización en los últimos meses antes del anticipo, debe calcular el retorno. Con la regla 27/29 y la exclusión de dos años peores, subir la base justo antes de jubilarse puede tener más o menos efecto según si esos meses entran en el cómputo final.

Quinto, documentación. En la involuntaria, la causa del cese lo es todo. Guardar cartas de despido, resoluciones de ERE, justificantes de cierre o acreditación de fuerza mayor evita disgustos. También lo evita inscribirse a tiempo como demandante de empleo. Son requisitos de trazabilidad, no de buena voluntad.

Sexto, escenarios familiares. Determinadas pensiones de viudedad, complementos y situaciones de dependencia en el hogar influyen en la pensión final por la vía de mínimos y cargas familiares. No cambian el derecho a anticipar, pero sí alteran la cuantía neta y, con ella, la conveniencia de un anticipo largo o corto.

Qué vigilar si trabajas en sectores con convenios “potentes”

En algunos sectores (industria pesada, energía, transporte, banca, algunas Administraciones) los convenios y políticas internas ofrecen prejubilaciones, planes de rentas o acuerdos de salida que interactúan con la anticipada. Aquí 2026 añade complejidad porque la edad ordinaria de referencia se mueve y algunos planes empresariales anclan su letra pequeña a esa edad. Un acuerdo que en 2025 te llevaba “hasta la edad legal” puede necesitar ajustes de dos meses en 2026 para evitar huecos de renta.

Otro matiz: en sectores con penosidad o discapacidad, existen coeficientes reductores profesionales que adelantan la edad sin recorte “financiero” (mineros, artistas, bomberos, cuerpos policiales autonómicos y locales con regímenes propios, etc.). Es un mundo con normativa específica, pero si estás ahí, no confundas esa reducción profesional con la anticipada general: la primera ajusta edad, la segunda recorta cuantía. Pueden coexistir o acumularse de forma peculiar según el caso.

Errores típicos que en 2026 salen caros

El error más frecuente es pensar que la edad de 2025 sirve en 2026. No. Si en 2025 tu ordinaria era 66 y 8 meses, en 2026 es 66 y 10. Quien descuenta mal los meses de anticipo puede pedir la pensión demasiado pronto y recibir menos de lo esperado, o descubrir que no llega a los 35/33 años cuando importa de verdad.

Segundo error: ignorar la regla 27/29. Muchos cálculos caseros se hacen con la hoja de cálculo de años recientes y olvidan excluir los dos peores. En carreras con ciclos de empleo parcial o autónomos con recibos mínimos durante crisis, ese olvido puede costar decenas de euros al mes de por vida.

Tercero: olvidar el requisito de pensión mínima tras recorte en la voluntaria. Hay quien cumple edad y años, pero al aplicar el coeficiente el importe cae por debajo del mínimo y la solicitud se tumba. Esa comprobación previa evita pérdidas de tiempo y de prestaciones transitorias.

Cuarto: embestir el anticipo cuando estás cerca del tope pensando que no recortará. Recorta. Y bien. La política pública reciente ha sido clara: el anticipo cuesta también para rentas altas.

Quinto: mezclaredad” con “trimestres”. Ya no va por trimestres. Va por meses. Y eso exige fino con el calendario.

Mover ficha en 2026: decisión informada y sin sorpresas

Con las nuevas reglas del próximo año, la jubilación anticipada exige menos intuición y más cálculo. En 2026, el pivote de 38 años y 3 meses segmenta ventanas y penalizaciones, y la fórmula 27/29 amortigua trayectorias con baches. Avanzar, retroceder o quedarse en el centro ya no es una cuestión de corazonadas, sino de fechas exactas y porcentajes. Quien mida bien su edad ordinaria, conte meses de anticipo con precisión y simule ambas fórmulas de base reguladora llega mejor al mostrador.

La anticipada voluntaria sigue siendo una decisión personal con un precio claro: 24 meses como máximo y un recorte que puede ir de algo más del 5% a en torno al 21% según el caso. La involuntaria protege situaciones de cese ajeno a la voluntad del trabajador y abre 48 meses de salida con recortes algo más suaves, pero exige papeles en regla y tiempos muy marcados. Para autónomos, la puerta voluntaria es real; la involuntaria, no. Y en todos los casos, el nuevo cálculo de 2026 puede inclinar la balanza.

La recomendación técnica es simple y a la vez exigente: poner números a cada alternativa con los datos de tu vida laboral. Un mes más o menos, dos años que se excluyen, un tramo de cotización que brinca al siguiente. Ahí está el juego. El sistema, con sus parches y su precisión recién estrenada, premia a quien planifica. Si tocan decisiones en 2026, que sean con calendario delante y con las tablas a mano. La diferencia —lo sabemos— se queda para siempre en la cartilla. Y si al cerrar cuentas te conviene esperar, bien. Si te conviene adelantar, que sea sabiendo por qué y cuánto cuesta. Porque la jubilación anticipada no es una puerta que se abre o se cierra sin más: es una bisagra que cruje si no se engrasa con fechas, meses y cálculo fino.


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Este artículo ha sido redactado basándose en información procedente de fuentes oficiales y confiables, garantizando su precisión y actualidad. Fuentes consultadas: Seguridad Social, Portal de la Seguridad Social, Boletín Oficial del Estado, Sede Electrónica de la Seguridad Social.

Periodista con más de 20 años de experiencia, comprometido con la creación de contenidos de calidad y alto valor informativo. Su trabajo se basa en el rigor, la veracidad y el uso de fuentes siempre fiables y contrastadas.

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