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Cuanto vale una bomba de gasolina de un coche: el precio hoy

Precios reales de cambiar la bomba de gasolina: rangos por tipo y pieza, mano de obra en España y claves muy útiles para evitar sobrecostes.
La sustitución de la bomba de gasolina de un coche, en condiciones normales en España, se mueve entre 250 y 600 euros cuando hablamos de la bomba eléctrica sumergida en el depósito (la de la mayoría de motores de gasolina multipunto). Ese rango ya suma pieza y mano de obra en un taller independiente, con variaciones por marca, acceso y si se monta módulo completo con aforador o solo el cartucho. En gasolina de inyección directa, donde manda la bomba de alta presión (HPFP) atornillada al motor, la factura típica asciende a 450–900 euros. En diésel con sistema common rail, la cosa cambia: el coste total se sitúa con naturalidad entre 1.000 y 2.500 euros, según sea nueva, reconstruida o de intercambio y según el procedimiento que exija el fabricante.
Eso es lo que realmente se paga. El resto son matices. Si el coche es un utilitario de gasolina con bomba en depósito y acceso fácil por el asiento trasero, la partida de mano de obra es discreta y el precio se decide por el tipo de módulo y la marca del recambio. Si se trata de un compacto o un SUV con gasolina de inyección directa, el foco está en la HPFP y su referencia. Y si hablamos de un diésel moderno, la bomba de alta presión no viaja sola: suele venir acompañada de limpieza del circuito, purgado concienzudo y, si ha habido contaminación, sustitución de filtros y tuberías. Con estos mimbres, las cifras del primer párrafo encajan.
Dónde se mueve realmente el precio en España
Conviene fijar el mapa de costes de forma clara, sin rodeos. Para un turismo de gasolina con inyección convencional (multipunto), la bomba de combustible sumergida es, a menudo, un módulo que incluye carcasa, malla filtrante, conector, juntas y aforador (el sensor del nivel). El módulo equivalente —de marcas reconocidas de aftermarket— se encuentra en un abanico realista entre 120 y 300 euros, con referencias que suben más si el coche es poco común o la pieza integra más elementos. La mano de obra en estas operaciones, cuando hay registro de servicio bajo los asientos y no hay que bajar el depósito, suele ser contenida: una a dos horas. Con una tarifa media del sector en torno a 40–45 €/h (sin IVA), se entiende por qué muchos presupuestos quedan entre 250 y 600 euros una vez sumado el impuesto del 21%.
En motores de gasolina de inyección directa, el sistema necesita presiones muy altas, y ahí entra la HPFP. La pieza, dependiendo de la referencia y del proveedor, queda a menudo entre 250 y 650 euros. La intervención no suele exigir muchas horas, pero requiere procedimientos limpios y purgado adecuado. Resultado: 450–900 euros en la mayoría de casos, con picos si el acceso es malo o si se aprovecha para sustituir juntas y componentes adjuntos.
El mundo diésel common rail va aparte. La bomba de alta presión es más cara por construcción y caudales, y los fabricantes recomiendan, si ha habido desgaste con partículas, un tratamiento integral del circuito. Aquí las piezas nuevas de primera marca superan a menudo los 1.000 euros, mientras que las unidades reconstruidas o de intercambio recortan la partida con garantías serias. Con labor extra en limpieza y purgado, el total camina con facilidad de 1.000 a 2.500 euros.
Qué estás pagando exactamente (piezas y mano de obra)
Cuando uno mira el presupuesto detallado encuentra tres líneas que concentran la factura: pieza, tiempo de trabajo y materiales auxiliares. Ese trío decide prácticamente todo.
Bomba eléctrica en depósito: módulo o cartucho
En los gasolina multipunto, la bomba eléctrica trabaja sumergida dentro del depósito. Hay dos enfoques. Uno, sustituir solo el cartucho de la bomba, reutilizando carcasa y aforador cuando el diseño lo permite. Dos, montar módulo completo, que llega con carcasa, malla, conectores, juntas nuevas y aforador. La primera opción abarata, pero no siempre es posible porque muchos coches están concebidos como módulo cerrado o porque conviene asegurarse un conjunto con sensor de nivel en buen estado.
El precio de la pieza, por tanto, oscila. Un módulo equivalente puede adquirirse por menos de 200 euros en referencias muy populares, pero también hay conjuntos que rozan o superan los 300. Si el coche exige bajar el depósito por no disponer de acceso superior, la mano de obra sube en bloque. En un hatchback de gama media con registro bajo el asiento trasero, lo normal es que el mecánico invierta entre 60 y 120 minutos, incluido el purgado del sistema y la comprobación de estanqueidad.
Bombas de alta presión en gasolina directa: el papel de la HPFP
La HPFP se acciona con una leva del árbol, comprime el combustible a cientos de bares y alimenta el rail de inyección directa. No todas cuestan lo mismo. Las referencias para motores de gran difusión suelen resultar más asequibles que las de versiones performance. La mano de obra en un taller acostumbrado a este sistema es moderada: desmontar el tramo de admisión si molesta, aflojar líneas, sustituir la bomba con pares de apriete correctos y cambiar juntas. Con pieza a 250–650 euros, el total de 450–900 euros es la foto real que sale de sumar tiempos y consumibles.
Common rail diésel: pieza exigente y procedimientos estrictos
En diésel, la bomba de alta presión tiene otra dimensión. Por diseño y tolerancias, no se perdona la suciedad: si se detectan limaduras o signos de contaminación, el protocolo responsable exige limpiar el circuito, revisar o sustituir inyectores afectados, cambiar filtro, lavar el depósito si procede y purgar sin prisas. La pieza nueva de proveedor principal supera habitualmente los 1.000 euros; la reconstruida o de intercambio acerca la operación a cifras asumibles, con fianza del casco que se devuelve cuando entregas la vieja. El resultado son intervenciones que se mueven de 1.000 a 2.500 euros en escenarios típicos. No es alarmismo: es el coste real de hacer las cosas bien para que el sistema vuelva a trabajar en tolerancia.
Factores que hacen subir o bajar la factura
No todos los coches presentan el mismo acceso, ni todos los talleres cobran igual. Hay variables que explican por qué dos presupuestos para un problema similar pueden distar 200 o 300 euros sin que uno sea trampa.
Mano de obra y acceso: el reloj nunca miente
La tarifa por hora varía por comunidad, red y especialidad. Lo más habitual es moverse alrededor de 40–45 €/h sin IVA en talleres multimarca de mecánica general. En concesionarios oficiales y marcas de corte premium, esa cifra puede ser bastante mayor. Con solo dos horas de diferencia, un presupuesto se dispara o se ajusta. Y el acceso manda: si tu berlina lleva el depósito oculto y sin tapa de servicio en el suelo del habitáculo, el mecánico bajará el depósito. Eso son tornillos, protecciones, latiguillos y tiempo.
Tipo de recambio: OEM, equivalente o reconstruido
En la línea de “pieza”, la etiqueta cuenta. Recambio original (OEM) implica calidad y precio de catálogo oficial. Equivalente de marca reconocida suele suponer ahorro con garantías sólidas; en bombas eléctricas, muchos fabricantes de aftermarket suministran a primer equipo. En diésel, la reconstrucción es habitual en bombas e inyectores: el vendedor te cobra una fianza por la unidad vieja y la abona cuando la entregas; es una forma eficiente de reducir coste y residuos. La clave está en que la reconstrucción sea seria, documentada y con garantía.
IVA, consumibles y tareas accesorias
La cifra final crece con elementos que a menudo no se ven en el titular: juntas nuevas, bridas, conectores, limpiador del circuito, diagnóstico previo y borrado de códigos tras la reparación. Al total sin impuestos se aplica un 21% que conviene recordar. Un presupuesto de 350 euros sin IVA asciende a 423,50 euros en caja.
Señales, diagnóstico y errores caros
No todas las pérdidas de potencia, tirones o arranques largos son culpa de la bomba. Confundir síntomas lleva a comprar piezas innecesarias.
Síntomas compatibles (y aquellos que despistan)
Los indicios típicos de una bomba eléctrica cansada incluyen dificultad para arrancar en caliente, falta de empuje a alto régimen, ruido agudo en la zona del depósito y una mejoría momentánea al repostar cuando el tanque estaba bajo mínimos. En HPFP defectuosa de gasolina directa, aparecen fallos de presión registrados en la electrónica del motor y tirones al acelerar con decisión. En diésel, paradas repentinas y entrada en modo emergencia del motor se entremezclan con códigos de presión rail.
Los falsos culpables abundan: filtros de combustible colmatados, reguladores de presión inestables, relés fatigados, conexiones a masa con sulfatación o inyectores que gotean. Un indicador de combustible que se comporta de forma extraña apunta al aforador, y si el módulo es integrado, cambiar solo la bomba puede ser un parche.
Comprobaciones sencillas que evitan gastos
Hay pruebas básicas que evitan cambiar piezas por cambiar. Escuchar si hay cebado al dar contacto ya da una pista. Medir tensión y masa en el conector ahorra disgustos con relés. Un manómetro en la rampa de gasolina multipunto esclarece si la bomba alcanza presión. En inyección directa, leer parámetros de presión objetivo y real mientras se acelera resuelve la duda. Y en diésel, vigilar valores de rail y retornos de inyectores con herramienta de diagnóstico separa grano de paja.
Cuándo tiene sentido sustituir sin esperar
Si las mediciones muestran presión fuera de tolerancia y no hay elementos periféricos defectuosos, la sustitución es la vía. En módulos con aforador fallando y años a cuestas, montar conjunto completo sale a cuenta por mano de obra y por garantía. En HPFP con deterioro incipiente y síntomas intermitentes, algunos conductores agotan la pieza hasta que el fallo es claro; cuando ocurre, suele ser definitivo. Es preferible tener presupuesto y referencia ya atados, porque la estacionalidad (épocas de más carga en talleres) puede jugar en contra.
Tres escenarios con números verosímiles
Hay casos que se repiten en los partes de trabajo y dibujan una escala de precios reconocible en la calle.
Utilitario de gasolina con bomba eléctrica en depósito
Coche urbano de gasolina multipunto, quince años, acceso por tapa bajo la banqueta. Pieza equivalente entre 130 y 250 euros si se cambia módulo completo. Mano de obra de 1 a 2 horas para desmontaje, sustitución, purgado y comprobaciones. IVA del 21% aplicado al final. La factura real aterriza entre 250 y 450 euros. Si se elige recambio original o hay que bajar el depósito, la cifra sube y no es raro ver 400–700 euros.
Compacto de gasolina con inyección directa
Berlina compacta, gasolina turbo de inyección directa, acceso razonable a la HPFP. Referencias de 250–650 euros para la pieza, más consumibles. Trabajo de 1 a 2,5 horas dependiendo del motor. El total se fija de forma natural entre 450 y 900 euros. Si se suman juntas específicas, tuberías de alta presión que el fabricante obliga a sustituir o actualizaciones de software, la parte alta del rango es lo normal.
Diésel con common rail y bomba en las últimas
SUV diésel, kilómetros altos, limaduras encontradas en el circuito. Bomba nueva por encima de 1.000 euros con nombres de primera línea; con intercambio o reconstruida, la pieza cae a varios cientos de euros y el proveedor exige devolver el casco. Se añaden filtro nuevo, limpieza de líneas y depósito si procede, y purgado sin prisas. Contando mano de obra más elevada que en gasolina, la cifra de 1.000 a 2.500 euros refleja lo que ocurre en el mostrador.
Estos tres retratos no son extremos; definen el 95% de los casos ordinarios. Lo que queda fuera suelen ser vehículos muy exclusivos, accesos complicados o operaciones que arrastran otros problemas colaterales.
Consejos prácticos para no pagar de más
Hay un método sencillo para que el presupuesto tenga sentido. Pedir por escrito la referencia exacta de la bomba, el tiempo estimado de trabajo y si el módulo incluye aforador y filtro. Con esos tres datos, cualquier persona puede comparar al vuelo dos o tres presupuestos y saber qué está comprando. Si en uno aparece módulo completo y en otro “bomba”, ya hay explicación posible para 100 o 150 euros de diferencia. Si un taller detalla bajar depósito y el otro no lo menciona, esa es la razón.
Elegir equivalente frente a OEM es otra palanca. Si la marca del recambio es de primer nivel y la garantía es clara, el ahorro es real sin sacrificar fiabilidad. En diésel, una reconstrucción certificada puede ser la tabla de salvación del presupuesto, siempre que venga con documentación y garantía mínima de un año. No conviene quedarse solo con la cifra final: qué incluye cada propuesta es lo que marca la diferencia.
La temporada también pesa. Cuando los talleres están llenos, los tiempos se ajustan menos. Reservar con margen evita prisas y, de paso, permite recibir la pieza más conveniente (a veces, esa HPFP específica tarda días en llegar). Un apunte cotidiano que alarga la vida de las bombas eléctricas: no apurar siempre la reserva. Trabajar con el nivel muy bajo reduce la refrigeración de la bomba sumergida y acorta su vida útil. Mantener el depósito por encima de un cuarto ayuda más de lo que parece.
Mantenimiento que alarga la vida de la alimentación
El sistema de combustible agradece filtros en fecha y combustible de calidad. En coches con filtro externo reemplazable, respetar el intervalo evita una colmatación que obliga a la bomba a trabajar con más esfuerzo. En modelos donde el filtro va integrado en el módulo, el reemplazo del conjunto cumple dos funciones: restituye el caudal y renueva el sensor de nivel. Para quienes hacen trayectos cortos y guardan el coche en garaje, vigilar condensaciones y usar, de forma puntual, aditivos de mantenimiento validados por el fabricante puede mantener limpios los inyectores y la propia bomba.
En sistemas EVAP sensibles, pequeñas fugas de vacío simulan tirones de alimentación. Un tapón de combustible con junta en mal estado o una electroválvula atascada pueden generar síntomas que muchos atribuyen a la bomba. Un chequeo de humos o una prueba de estanqueidad en el circuito de vapores despeja dudas con rapidez.
Para los diésel, prudencia con surtidores dudosos. Una contaminación por agua o por partículas multiplica el riesgo de dañar la bomba de alta presión. Si el coche empieza a cabecear tras un repostaje, no insistas hasta vaciar; mejor diagnóstico temprano para evitar que la avería se propague. Y si el fabricante recomienda cambiar tubos de alta presión tras abrir el circuito, esa recomendación no es caprichosa: esas líneas soportan miles de ciclos de presión y no siempre perdonan un reapriete.
Cómo acertar con la factura final
Hay una cifra que sirve de guía, una especie de “número sensato”. Para una bomba eléctrica en depósito de un gasolina común, un total entre 250 y 600 euros es coherente con recambio equivalente en taller independiente y operación sin bajar depósito. Para una HPFP de gasolina directa, moverse entre 450 y 900 euros entra en lo razonable si la pieza está en el rango habitual y el acceso no es un infierno. En diésel common rail, aceptar 1.000–2.500 euros tiene lógica si la bomba se sustituye “como es debido”, con limpieza y purgado. Ese es el marco donde se toman decisiones con cabeza.
Para cerrar el círculo práctico, una regla de tres muy útil: referencia de pieza + horas estimadas + contenido del módulo. Con eso se entiende el presupuesto de un vistazo. Si, aun así, la cifra no encaja con lo explicado, la respuesta está casi siempre en el acceso (bajar o no el depósito), en si la bomba es módulo completo y en la calidad del recambio escogido (OEM, equivalente o reconstruido). Y si el taller incluye diagnóstico medido y prueba de presión antes de cambiar nada, mejor: evita canibalizar el bolsillo con piezas que estaban sanas.
Así queda el mapa actualizado, aterrizado y útil de verdad: cuanto vale una bomba de gasolina de un coche no es un número mágico, sino un rango explicado por el tipo de sistema, el acceso y la pieza que se monta. Saberlo de antemano pesa. Se nota cuando llega la factura. Y, sobre todo, permite elegir bien quién hace el trabajo y con qué piezas.
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Este artículo ha sido redactado basándose en información procedente de fuentes oficiales y confiables, garantizando su precisión y actualidad. Fuentes consultadas: Posventa, AUTODOC, Taller de Mecánica, STR Performance.

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