Síguenos

VIajes

Cuanto cuesta el amarre de un barco en Ibiza: los precios hoy

Publicado

el

cuanto cuesta el amarre de un barco en ibiza

Precios 2025 del amarre en Ibiza: rangos por eslora y temporada, puertos clave, boyas reguladas y claves útiles para ajustar el presupuesto.

Amarrar un barco en Ibiza en 2025 se mueve en rangos nítidos. Una embarcación de 10 a 12 metros paga en pleno julio–agosto entre 200 y 600 euros por noche en las marinas más cotizadas del puerto de Eivissa; en Santa Eulària o Sant Antoni la horquilla suele bajar y quedarse entre 120 y 300 euros por noche, con excepciones al alza en fechas muy tensas. Por encima de 20 metros el salto es innegociable: desde 1.000 euros la noche en instalaciones premium y varios miles si hablamos de superyates en la dársena específica. Fuera de temporada (de octubre a mayo), los mismos amarres caen con facilidad un 30–50 % respecto al pico estival, y es frecuente encontrar precios de media temporada sensiblemente más suaves en junio y septiembre.

El dato práctico se sostiene también en la alternativa legal y económica de las boyas reguladas en calas con protección de posidonia. Para una eslora de 12 metros, el bono de día ronda unos 22 euros por franja diurna, con opción de pernocta con recargo y plazas limitadas. Quien combine puerto y boya controla el presupuesto sin renunciar a servicios cuando hacen falta (agua, electricidad, duchas, combustible) y gana libertad para dormir en calas con buen tenedero. En este marco, cuanto cuesta el amarre de un barco en Ibiza deja de ser una incógnita caprichosa para convertirse en un guion de gasto previsible si se conocen las variables que mueven el precio.

Mapa de precios por eslora y temporada

La isla tiene una estacionalidad extrema y una geografía de puertos que distribuye la demanda. En la práctica, el mercado funciona con tres escalones temporales. Temporada alta: desde la última semana de junio hasta finales de agosto. Temporada media: mayo, junio y septiembre, con picos puntuales coincidiendo con eventos. Baja: octubre–abril, aunque en Semana Santa y puentes puede haber repuntes. La misma plaza de amarre puede duplicar su precio entre junio y agosto; a la inversa, en noviembre aparece un descuento que no necesita letra pequeña.

Por tramos de eslora, el comportamiento es claro. Hasta 8–10 metros cabe hablar de tarifas más contenidas en todos los puertos, con noches por debajo de 200 euros en marinas de perfil familiar (Santa Eulària, Sant Antoni) y cifras superiores en el paseo de Eivissa, especialmente en pantalanes cercanos a la zona comercial. Entre 10 y 15 metros vive el grueso de la náutica de recreo; aquí se observa la mayor diferencia entre un amarre rodeado de tiendas, restaurantes y clubs —que se paga— y otro más funcional en puertos tranquilos. Entre 15 y 20 metros muchas veces entran ya supletories por potencia eléctrica, vigilancia o ubicación privilegiada. Por encima de 20 metros, y especialmente a partir de 30–35 metros, la tarifa diaria salta a la liga del millar y queda sometida a presupuesto a medida.

Si trasladamos esta fotografía a semanas reales: en julio y agosto una semana completa para 12 metros en el puerto de Eivissa puede superar los 2.000–3.000 euros solo en tasas de amarre, sin consumos ni IVA; esa misma semana en Santa Eulària suele rondar la mitad o algo más, y en Sant Antoni puede quedar por debajo en función de pantalán, disponibilidad y servicios. A finales de septiembre la bajada es sensible y en octubre la caída resulta notoria, tanto que muchos patrones pasan a combinar dos o tres noches de puerto con cuatro de boya y ahorro considerable.

Qué encarece o abarata un atraque en la isla

El lugar pesa. El puerto de Eivissa concentra las marinas más demandadas por proximidad a Dalt Vila y oferta comercial. Botafoc, Marina Ibiza o Marina Port Ibiza venden literalmente experiencia de destino: pasarelas animadas, boutiques, restauración de nivel, vistas. Es un valor añadido que no figura siempre en la tabla, pero aparece en el ticket final. Santa Eulària apuesta por un modelo familiar y ordenado, perfecto para largas estancias con precios más amables. Sant Antoni ofrece calado suficiente para esloras medias, buen abrigo y una gestión ágil de corta estancia, con cupos que se liberan a primera hora y abren puertas a quien navega “a demanda”.

La temporada es el segundo vértice. No es un detalle menor: los concesionarios trabajan con tarifas máximas anuales y escalones por baja, media y alta. Sobre ese techo aplican su política comercial: promociones de media temporada, ajustes por eventos, precios dinámicos en semanas de mucha presión. Esta ventana de flexibilidad se nota en junio y septiembre, cuando un 12–15 metros puede encontrar tarifas de 150–250 euros en puertos menos tensos, cifras que se disparan si coinciden regatas, festivales o llegadas masivas de chárter.

La ecuación económica incluye consumos. Agua y electricidad se facturan según lectura de contadores y precios vigentes; cuando hay alta demanda de potencia (barcos con aires, neveras grandes, generadores apagados en muelle), el coste puede sorprender si no se pide el detalle a la llegada. Basuras, amarre de cortesía, parking, Wi-Fi premium o vigilancia extra aparecen a veces integrados, otras como suplementos. Al subtotal se suma el IVA del 21 %. Una factura razonable a final de semana es la que desglosa claramente cada concepto, del kilovatio al metro cúbico, para saber por qué se paga lo que se paga.

El pantalán exacto también cuenta. Una plaza céntrica, bien orientada al viento dominante, con maniobra cómoda y pasarela corta hacia servicios sube el precio. Un amarre en línea exterior, más expuesto, a 200–300 metros de duchas o sin acceso rápido a combustible suele costar menos. Por manga se penaliza cuando el barco es ancho para su eslora y ocupa más superficie; muchas concesiones cobran por m²/día (eslora por manga), de modo que un catamarán de 12 x 7 m puede pagar como un monocasco de 15–16 m si el cuadro de tarifas funciona por superficie.

Hay un matiz de disponibilidad que Ibiza conoce bien. En semanas con mucha flota de chárter, las llegadas concentradas a mediodía provocan picos de demanda; en esos casos conviene reservar con antelación o asumir que la gestión pase por listas de espera y asignación por orden. Y una obviedad que a veces se olvida: entrar y salir fuera de la hora punta, cuando el personal de marinería respira, suele traducirse en mejores opciones de ubicación y una experiencia más tranquila.

Puertos y marinas, una isla con cuatro caras

El frente marítimo de Eivissa es el que marca la foto de prensa. Marina Ibiza, Botafoc y Marina Port Ibiza han tejido un ecosistema de náutica premium donde se mezclan grandes esloras, tiendas de lujo y un ambiente nocturno que no duerme en verano. Aquí, un 12–15 metros en pico estival se mueve en varios cientos de euros por noche y un 20–25 metros roza con facilidad el millar. La ubicación —la postal de Dalt Vila a tiro de cámara— y la densidad de servicios explican el diferencial.

Santa Eulària des Riu es otra cosa. Puerto amplio, ordenado, con servicios sólidos y un entorno más residencial. Quien valore estabilidad de precio, tranquilidad y buenos amarres sin la presión del escaparate encuentra aquí una base coherente para una semana o quincena. Históricamente, sus tarifas de alta para 10–12 metros han sido sensiblemente inferiores a las del núcleo de Eivissa, y aunque 2025 no es precisamente un año barato, sigue funcionando como válvula de equilibrio.

En Sant Antoni de Portmany, el club náutico Es Nàutic y las dársenas municipales gobiernan un puerto que ha ganado capacidad y oficio. Hay calado para la mayoría de esloras medias, servicios completos y una gestión de la corta estancia que premia al que planifica bien: solicitudes a primera hora, asignación día a día, confirmaciones ágiles. Cuando llegan levantes o ponentes fuertes, el abrigo de la bahía suma puntos y favorece a quienes decidieron pasar allí la noche.

Capítulo aparte merece la dársena de superyates en el contramuelle, operada con estándares internacionales. A partir de 20–25 metros la conversación cambia de parámetros: potencia eléctrica de alto amperaje, seguridad 24/7, accesos controlados, servicios VIP. El precio se individualiza por eslora, manga, demanda de potencia y fechas. No existen “tarifas de pizarra” comparables a las de un puerto convencional: hay presupuestos que responden a requisitos concretos, y el rango de varios miles por noche para esloras notables no es un titular, es práctica.

Boyas reguladas y fondeo responsable, la vía barata (y segura)

La presión turística y la protección de la posidonia han llevado a Baleares a desplegar campos de boyas regulados con tarifas públicas por eslora y reservas online. Funcionan como alternativa legal al fondeo libre en calas sensibles y abaratan mucho la ecuación. Para una embarcación de 12 metros, la franja diurna cuesta, de media, algo más de 20 euros; mañana o tarde son más baratas, y la pernocta requiere bono específico con recargo. Las plazas se agotan en días de gran afluencia, así que conviene planificar y tener plan B en calas cercanas.

La normativa balear es inequívoca: prohibido fondear sobre praderas de Posidonia oceanica. La vigilancia se refuerza cada verano y las sanciones por daños pueden ser elevadas. Es sentido común y ahorro: anclar bien —arena, roca limpia, sin levantar sedimento— evita multas y cuida el ecosistema que da color a las calas. Hay cartografía oficial, apps y avisos en tiempo real que facilitan esa navegación consciente. En Ibiza, el equilibrio entre puerto y boya es más que una estrategia de bolsillo: es la manera de seguir disfrutando de calas icónicas sin ponerlas en riesgo.

Un apunte operativo: en días de mar de fondo o viento cruzado, algunas calas ruedan y no ofrecen noche cómoda ni segura. Consultar el parte con cabeza y no forzar pernoctas cuando el fondeo no sujeta bien ahorra disgustos. En esos casos, entrar a puerto aunque sea para un amarre de tránsito sale barato comparado con una maniobra nocturna a media bahía.

Cuadros reales de gasto: del día suelto a la semana completa

Poner números ayuda. Caso 1: eslora 12 m, pareja y dos amigos. Itinerario viernes a domingo con base en el puerto de Eivissa. Llegada viernes tarde: 300–450 euros de amarre según pantalán y servicios; sábado completo en puerto para disfrutar de la ciudad: 300–450 euros; domingo salida temprano, boya de mañana en cala del este: unos 15–20 euros, combustible aparte. Total fin de semana: 620–920 euros en tasas puras, a lo que habrá que añadir consumos (entre 15 y 40 euros si la electricidad va cargada) e IVA. Si la pernocta del sábado se traslada a Santa Eulària o Sant Antoni, el total baja fácilmente 100–200 euros.

Caso 2: eslora 15 m, tripulación familiar, semana de junio pensando en calas y alguna noche “urbana”. Escala inicial en Santa Eulària: 150–230 euros; dos noches seguidas en boya (mañana + tarde + pernocta) por unos 60–80 euros/día; salto a Eivissa para una noche premium: 350–500 euros; otra noche de boya y salida. Total tasas semanales: 800–1.300 euros más consumos modestos. El mismo programa en agosto se estira hacia 1.300–1.900 euros por la subida estival, sobre todo si coinciden eventos.

Caso 3: eslora 22–24 m, tripulación profesional. Objetivo: dos noches en zona top y resto en puertos de apoyo con boyas seleccionadas. El presupuesto por noche en el núcleo de Eivissa se mueve desde 1.000 euros y asciende según potencia eléctrica y ubicación; con tres noches premium y dos boyas de pernocta, el ticket de tasas puras puede rondar 3.500–5.000 euros a lo largo de la semana, electricidad al margen. A partir de 30 m, los varios miles por noche quedan sobre la mesa como cifra cotidiana si se busca privacidad y servicios a medida.

La manera de hacer rendir el presupuesto, sin renunciar a nada esencial, pasa por un juego de equilibrios. Dormir dos noches en marina céntrica para vivir la isla de cerca y tres o cuatro en boya permite redondear la experiencia y ahorrar cientos de euros. Repostar en horarios valle, duchas precisas (no eternas), y desconectar aire acondicionado si la brisa nocturna lo permite reducen los consumos. Y un truco obvio que funciona: amarrar temprano cuando hay sitio, salir tarde cuando interesa mantener la plaza unas horas más y la marina lo admite sin coste extra.

Claves de planificación y tendencias de 2025

El año 2025 aterriza con un entorno de precios altos, pero contenido respecto a la escalada de ejercicios anteriores. La oferta de chárter se ha estabilizado después del boom post-pandemia, lo que se traduce en semanas con menos presión en junio y septiembre y en una gestión más flexible de la corta estancia en puertos como Sant Antoni. En el núcleo de Eivissa, la demanda internacional sigue fuerte y fija techos que el mercado asume como normales en verano. La elasticidad no se ve tanto en el precio base de amarre —que es rígido— como en paquetes, noches extra o condiciones de cancelación.

La reserva anticipada funciona de forma desigual. Para esloras medias y fechas punta, reservar con semanas o meses de antelación asegura el pantalán deseado. En viajes abiertos o itinerarios cambiantes, conviene apoyarse en listas de espera y motores de reserva de corta estancia que algunos puertos activan desde las 6.00 con reparto por orden. Quien navega entre semana encuentra huecos que los fines de semana son imposibles. Y cuando el parte dibuja levante fuerte, cerrar en puerto abrigado compensa lo que se pague.

En boyas la clave es el calendario. Las reservas para julio y agosto vuelan; entrar con plan alternativo —dos calas con boya en la misma costa, una tercera en la opuesta si el viento gira— evita quedadas incómodas. El abanico de tarifas por eslora es transparente, de modo que la planificación resulta sencilla. Para nocturnas, confirmar luz de tope, luces de fondeo en orden y líneas bien dimensionadas ahorra sobresaltos.

Un detalle técnico que afecta a la factura: la manga real que asienta en el pantocazo. Los catamaranes de 12–13 metros con 7–7,5 m de manga ocupan más superficie que un monocasco de 14–15 m. En marinas que calculan por , la cifra sube acorde. De ahí que catálogos de chárter ofrezcan tarifas diferenciadas por tipo de casco en algunos puertos. Otro elemento: potencia trifásica. Un barco que solicita 32–63 A de forma estable pagará más electricidad que uno que se apaña con 16 A para neveras y carga de baterías.

Seguridad y seguros. Las marinas piden documentación al día, seguro de RC y certificado de navegabilidad. Llevar copias —digitales y en papel— acelera check-in y check-out. Si hay parte de daños (defensas, norays, cornamusas), mejor dejar constancia en el momento para evitar cargos posteriores. Nada que no sea de sentido común, pero que en Ibiza, con ritmos altos en verano, evita cruzar correos a destiempo.

Ibiza sin sobresaltos: la cifra razonable hoy

Con la información en la mano, la cifra razonable para amarrar un 10–12 m en Ibiza ciudad durante julio–agosto se sitúa entre 200 y 600 euros por noche; en Santa Eulària y Sant Antoni es habitual bajar a 120–300 euros según pantalán y servicios. Un 15 m se mueve en varios cientos de euros por noche en el paseo de Eivissa y por menos en puertos más tranquilos. A partir de 20 m es sensato presupuestar 1.000 euros por noche en marinas top, con picos de varios miles cuando entran en juego potencias altas, privacidad y fechas calientes. Fuera de temporada, los números respiran y vuelven amables. Las boyas reguladas dejan la franja diurna en poco más de 20 euros para 12 m, una diferencia mayúscula que explica por qué cuanto cuesta el amarre de un barco en Ibiza depende tanto de cómo y cuándo se navega.

La mejor estrategia no tiene secreto: reservar lo imprescindible en semanas pico, jugar con los puertos de la isla según plan y apoyarse en boyas y fondeos conscientes. Dormir en marina céntrica cuando apetece bajar a la ciudad, moverse a Santa Eulària o Sant Antoni para descansar y dosificar noches de boya para que el presupuesto cuadre. Con ese guion, la isla se disfruta sin sustos y la factoría de cifras encaja: precio de amarre en Ibiza claro, gasto controlado y la libertad de decidir cada mañana si toca paseo urbano o baño largo en una cala transparente.


🔎​ Contenido Verificado ✔️

Este artículo ha sido redactado basándose en información procedente de fuentes oficiales y confiables, garantizando su precisión y actualidad. Fuentes consultadas: Autoridad Portuaria de Baleares, Ports de les Illes Balears, Govern de les Illes Balears, Ajuntament d’Eivissa.

Periodista con más de 20 años de experiencia, comprometido con la creación de contenidos de calidad y alto valor informativo. Su trabajo se basa en el rigor, la veracidad y el uso de fuentes siempre fiables y contrastadas.

Lo más leído